Juan Manuel Fernández | @jotafernan
Así lo evaluó José Luis Aiello, especialista de la Bolsa de Comercio de Rosario. Los rindes dependerán más de eventos locales que puedan producirse relacionados al “tiempo extremo”, que vinculó directamente con el cambio climático.
Juan Manuel Fernández | @jotafernan
La ocurrencia de una Niña no determinará por sí sola el fracaso o el éxito de la próxima campaña gruesa en la Argentina sino que serán los fenómenos climáticos regionales que puedan aparecer entre noviembre y diciembre -y no son pronosticables- los que tendrán la última palabra sobre los rendimientos agrícolas.
Así lo sintetizó el doctor en ciencias de la atmósfera y director técnico de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario, José Luis Aiello, en diálogo con Campolitoral. En primer lugar sostuvo que se espera una Niña “de baja intensidad”, por lo que descartó un escenario “catastrófico”. Y luego puso el énfasis en eventos locales que puedan producirse relacionados al “tiempo extremo”, que vinculó directamente con el cambio climático, como el frío extremo que sufrió Rosario este martes. “Ningún modelo decía que hoy habría casi -9° de mínima y ocurrió”.
En esa categoría ubicó también los llamados “bloqueos” (húmedos o secos), como los ocurridos en la provincia en 2018 cuando un prolongado período sin precipitaciones empalmó en noviembre con lluvias que en 72 horas descargaron hasta 350mm, superando en ese corto lapso la media histórica de toda la primavera.
La explicación del especialista se produjo tras la confirmación la semana pasada, por parte del Climate Prediction Center e International Research Institute for Climate and Society (CPC/IRI), de un 54% de probabilidades de una fase Niña entre los últimos meses de 2020 y principios del año siguiente.
En este momento, dijo, la temperatura en el Pacífico ecuatorial está neutral, tras una fase de calentamiento. Y agregó: “en los próximos 3 meses podría acentuarse un enfriamiento, pero de poca magnitud, que generaría lo que algunos llaman una Niña de baja intensidad”.
Este enfriamiento, añadió, se mantendría hasta marzo de 2021 para dar paso a un nuevo calentamiento. De cumplirse la previsión “vamos a transitar la campaña gruesa con una situación que no es la más favorable, pero tampoco catastrófico”. Lo aclaró a raíz de algunas interpretaciones alarmistas que vaticinan grandes recortes en la cosecha, pero que “no tienen ningún tipo de base científica”.
Para conocer con mayor precisión las características de la Niña que se avecina “hay que esperar a principios de Agosto para ver cómo se posicionó el Pacífico y eso va a ser clave para lo que sigue puede ser que ahí aparezca el primer valor negativo que indica que el enfriamiento ya está instalado; pero repito es muy muy leve”.
Sabiendo que no será un año Niño, que es el mejor escenario para la agricultura nacional, aclaró que todavía está por verse con qué intensidad se produce el enfriamiento y luego qué mecanismos pueden accionar “y de ahí vamos a tener el verdadero patrón de lluvias”. En este sentido remarcó: “vamos a depender de los fenómenos regionales, que no son pronosticables, para noviembre y diciembre”.
De estos eventos, por ejemplo, dependerá la suerte de la campaña maicera, que no está condenada de antemano por el mero desarrollo de la Niña. Para explicarlo trazó una suposición: “resulta que en diciembre un bloqueo, que es un tiempo extremo, se instaló y generó lluvias por 20 o 30 días como se ha visto y el rendimiento del maíz es fantástico porque justo le pegó en el período crítico”. Por eso, dijo, “hay que ser muy cuidadosos” para formular pronósticos.
Sobre los estudios del CPC/IRI indicó: “para Sudamérica, lo que están mostrando es que habrá lluvias normales o por debajo de lo normal para el próximo trimestre; eso significa que no habrá ningún tipo de recomposición en la bajante (del Río Paraná) y puede haber también algunos problemas de falta de agua para los cultivos”. Pero aclaró que estas estimaciones no contemplan el tiempo extremo que los modelos no pueden definir.
Al respecto definió “tiempo extremo” como “una anomalía de las situaciones climáticas que están siendo más frecuentes y tienen origen en el cambio climático”. Por esto insistió en que la atmósfera está “muy inestable”.