A sus 44 años, Fernando Alonso Díaz sigue siendo un caso de estudio en la Fórmula 1. El piloto español mantiene la forma, la pasión y la determinación que lo llevaron, hace más de dos décadas, a ingresar al panteón de los campeones de la categoría.

El piloto español, bicampeón mundial, sigue compitiendo al más alto nivel tras más de dos décadas en la Fórmula 1. En diálogo en rueda de prensa donde El Litoral estuvo presente, reflexiona sobre su vigencia, el formato sprint, los cambios que vienen en 2026 y su rol como mentor de jóvenes talentos.

A sus 44 años, Fernando Alonso Díaz sigue siendo un caso de estudio en la Fórmula 1. El piloto español mantiene la forma, la pasión y la determinación que lo llevaron, hace más de dos décadas, a ingresar al panteón de los campeones de la categoría.
Cada ganador deja su marca en la historia del deporte, pero solo algunos escriben con tinta indeleble. Alonso es uno de ellos: un competidor que combina talento, carácter y una obsesiva búsqueda de perfección.

En el paddock, la opinión es casi unánime: pudo haber conquistado más de dos títulos mundiales. Tres o cuatro campeonatos habrían reflejado con mayor justicia su grandeza. Pero el tiempo ha tratado a Alonso con la paciencia de un buen vino de Rioja: maduró sin perder intensidad. Su carrera demuestra que la excelencia no depende solo del resultado, sino también de la constancia y la pasión por competir.
A diferencia del estereotipo latino, Alonso es un piloto frío, calculador y cerebral, capaz de equilibrar el análisis con la intuición. Ha transitado la luz y la sombra con la misma intensidad. Este año alcanzó los 420 Grandes Premios disputados, lo que equivale al 88% de todas las carreras celebradas desde 2001. Una cifra extraordinaria para un deportista que sigue vigente en la élite del automovilismo.
Su historia trasciende las estadísticas. Alonso ayudó a construir y a desafiar la Fórmula 1 moderna. Ha sido campeón, rebelde, estratega y provocador. Su figura despierta admiración y controversia por igual, porque combina la precisión del cálculo con el impulso del instinto.
En él conviven el mito y el hombre, la genialidad y la inconformidad. Esa dualidad —esa mezcla de fuego controlado— explica por qué sigue siendo una presencia magnética dentro y fuera de la pista.
Fernando Alonso no solo corre: trasciende. Y cada vez que se pone el casco, vuelve a escribir su nombre con trazo grueso en la historia de la Fórmula 1.
—Fernando, hace 20 años volviste a Brasil después de tu primer campeonato. ¿Cómo te sientes?
Siempre es especial volver. Siempre me ha ido muy bien en cuanto a resultados. En Brasil estuve nueve veces en el podio, creo. Es el circuito que mejor se me ha dado. Por supuesto, los dos campeonatos logrados aquí son grandes recuerdos. Intentemos disfrutar un fin de semana más.
—¿Es posible disfrutar este fin de semana? La pista parece muy cómoda para el coche. ¿Se puede disfrutarla al máximo?
No lo sé, veremos mañana. No hemos sido muy competitivos en los últimos meses, así que no creo que mágicamente lo seamos ahora en Brasil. Seguimos luchando por los puntos; ese será el objetivo máximo. No creo que los cuatro primeros equipos tengan problemas aquí. Siendo realistas, las únicas posiciones disponibles son la novena y la décima. Veremos si estamos en esa lucha.

—¿Qué opinas del formato sprint para la carrera?
Creo que sigue siendo una ventaja para nosotros. Solo hay una sesión de entrenamientos libres y luego vamos a la clasificación, y puede que llueva el sábado. Tener un poco más de experiencia en pista nos puede ayudar. Si no puntuamos en el sprint, no será porque el formato no nos beneficie, sino porque no somos lo suficientemente rápidos.
—Has manejado muchos coches diferentes y vivido distintos reglamentos. Con miras a 2026, ¿esperas un cambio radical respecto a lo que has conducido hasta ahora?
No lo creo. Al final, el coche o el deporte sigue siendo básicamente el mismo: una carrera contra el cronómetro y contra tus rivales. Quizás haya un poco menos de agarre porque la regulación de los amortiguadores será menos estricta.
La duda que tengo es sobre las posibilidades de adelantamiento. Según lo que he visto en el simulador y leído del reglamento, todos podrán activar el DRS en las rectas, tanto el coche de delante como el de detrás. Así que no habrá mucha diferencia, a menos que gastes más energía en esa recta. Pero si lo haces, lo pagarás en las siguientes. Tal vez no haya tanto incentivo para adelantar si ambos pierden tiempo.

De todos modos, eso es solo una primera impresión. Hasta que los autos no salgan a pista y veamos cuánta energía se necesita para adelantar, es difícil saberlo. Creo que lo más importante serán los neumáticos. Cuando hay tres o cuatro paradas, la diferencia de rendimiento tras cada cambio permite adelantar sin necesidad de DRS. Así que, en definitiva, los neumáticos serán la clave para mejorar los adelantamientos y el espectáculo.
—Sobre Gabriel Bortoleto: dijiste que eres muy importante para él. ¿Cómo describirías su primera temporada?
Creo que su primera temporada ha sido excepcionalmente buena. Al ser su primer año en la Fórmula 1, muchas cosas cambian. La preparación para cada fin de semana es diferente: pasas de trabajar con 8 o 10 personas a hacerlo con 100 en la pista. Nunca es un paso fácil, pero lo ha hecho muy bien. Impresionó no solo al equipo, sino también al paddock en general.
Eso es importante, porque en el año de debut te consolidás como una pieza clave. Con el cambio de reglamento que viene, todo dependerá del rendimiento del equipo: si el coche es competitivo, seguirá ganando reconocimiento; si no, puede pasar inadvertido.
La diferencia con Gabriel es que, gracias a esta temporada, ya no necesita demostrar su valía un segundo o tercer año. Todos saben que, si el coche está en buenas condiciones, será un piloto de primera.
Siempre hay más presión, sobre todo cuando corres en casa, pero eso es inevitable. Te levantas más estresado, con más atención mediática y eventos, pero es parte del juego. No me preocupa: sabe manejarlo.