Moverse con frecuencia es una de las decisiones más saludables. Sus beneficios impactan no solo en el cuerpo, sino también en la mente, generando un bienestar integral. Sumar la actividad física en la vida diaria de los estudiantes no solo mejora su salud física y emocional, sino que también potencia su rendimiento académico.
"Se debe entender a la actividad física como sinónimo de salud y la misma es fundamental y necesaria en todas las etapas de la vida", señaló a El Litoral Lucía Montini (MP 1986/1), Licenciada en Nutrición.
Además, puntualizó que "durante la vida universitaria, la actividad física cobra importancia debido a que es un momento en el que se pasa mucho tiempo sentado estudiando o cursando, frente a una pantalla, y se desordenan los hábitos, a la vez que se cursan momentos de mucho estrés y poco descanso. Realizar ejercicio ayuda a contrarrestar todo eso, ya que mejora la salud física y mental, favorece la concentración y regula el descanso. A su vez, moverse también puede contribuir a tener una mejor organización de los hábitos diarios, como los horarios de comida y la elección de los alimentos".
Por su lado, Lautaro Cáceres, profesor de educación física y dueño de un gimnasio en barrio Sur de la ciudad de Santa Fe, comentó a este medio que "en este caso puntual, para los estudiantes universitarios resulta conveniente el ejercicio, ya que se tornan muy sedentarios debido a las altas horas de cursado y el estudio en sus casas. Además, trae beneficios en lo mental, por los altos niveles de estrés que conlleva cursar una carrera".
Moverse con frecuencia es una de las decisiones más saludables.
Beneficios de la actividad física
Según Cáceres, la realización de actividad física puede mejorar la postura. A su vez, la salud cardiovascular se vería afectada de manera muy positiva, y la tonalidad muscular también, lo que ayudaría a los movimientos diarios que requiere una persona.
"En cuanto a lo mental, podría reducir el estrés. Sentirse mejor podría elevar el estado de ánimo y mejorar la calidad del sueño, al estar más relajados. Por último, podría elevar la autoestima el verse y sentirse mejor físicamente", agregó.
Además, sostuvo que "el entrenamiento influye de manera positiva en el rendimiento académico, ya que al reducir el estrés y aumentar el flujo sanguíneo al cerebro, nos permite estar más activos, mejorando la memoria, y más lúcidos en la resolución de problemas. La actividad física aumenta los niveles de dopamina, lo que mejora el estado de ánimo y concentración, permitiendo un mejor rendimiento a la hora de estudiar".
Por su parte, Montini afirmó que realizar actividad física impacta positivamente en varias hormonas importantes para el organismo: disminuye el cortisol, estimula la liberación de serotonina y dopamina, que contribuyen al bienestar y ayudan a reducir los niveles de estrés y ansiedad, lo que puede marcar una gran diferencia en momentos de alta exigencia académica.
"También mejora la regulación de la insulina y la función cardiovascular, la digestión, la movilidad y la postura. Durante la vida universitaria, donde abundan el sedentarismo, el estrés y las largas horas de estudio, moverse ayuda a despejar la mente y favorece una relación más consciente con la alimentación y el descanso", añadió.
La actividad física impacta positivamente en el rendimiento académico porque no solo beneficia al cuerpo, sino también a la mente. "Pensando en lo que ocurre dentro del organismo, el movimiento potencia la función cognitiva porque, entre sus numerosos beneficios, estimula la circulación sanguínea y mejora el flujo de oxígeno al cerebro. Hacer ejercicio de forma regular contribuye a mejorar la concentración, la memoria, el estado de ánimo y regular el descanso", aseguró la nutricionista.
"Un cuerpo en movimiento ayuda a tener una mente más clara, organizada y preparada para estudiar, con menos agotamiento mental y mayor capacidad para estudiar, comprender y rendir mejor. Incluso, realizar pequeñas pausas activas, como una caminata corta o estiramientos en los recreos de estudio, pueden marcar la diferencia cuando se trata de estudiar o rendir exámenes", expresó Montini.
"El cuerpo responde mejor cuando lo cuidamos, y eso se nota tanto en lo físico como en lo mental y emocional. Tener una buena condición física no significa ser atleta o entrenar todos los días, sino lograr que el cuerpo esté preparado para sostener una vida activa, con bienestar en todas estas dimensiones", afirmó la especialista en Nutrición.
Cáceres manifestó que si bien existen diferencias entre el cardio, la fuerza y la flexibilidad, lo ideal es realizar una combinación de todas, "ya que la fuerza mejora la postura y el tono muscular, trabajar la flexibilidad nos permite evitar lesiones y una mejor movilidad. Por último, el ejercicio cardiovascular mejora la circulación de sangre en el cuerpo".
En este sentido, Montini sostuvo que "si bien cada ejercicio tiene su particularidad y enfoque, lo más importante es que cada persona encuentre una actividad que le guste, que disfrute y no se sienta obligado o exigido a realizarla. Esto va a contribuir a que la pueda sostener en el tiempo y gozar de todos los beneficios que fueron comentados".
Además, teniendo en cuenta que los tiempos son acotados en la rutina académica, "lo importante es encontrar una actividad de corta duración y que se encuentre a poca distancia del hogar o de la universidad para optimizar el tiempo", comentó el profesor.
"La clave está en entender que hacer ejercicio no siempre implica dedicar una, dos o tres horas a ir al gimnasio. A veces, unos pocos minutos bien aprovechados son suficientes para generar un efecto positivo en el organismo", afirmó la especialista en Nutrición.
Actividad física: una necesidad para la salud del cuerpo y de la mente.
Una necesidad de cortar con la rutina académica
"Destinar un momento del día a realizar ejercicio permite cortar con la rutina académica, generando un espacio de desconexión mental que muchas veces es dejado de lado cuando el nivel de exigencia es elevado, como puede suceder en épocas de exámenes. Además, muchas veces también es una buena oportunidad para socializar y compartir con otras personas en el gimnasio, el club o incluso una caminata con algún amigo o familiar", concluyó Montini.
El ejercicio no solo impacta en el ámbito académico, sino que también juega un papel clave en el bienestar emocional de los estudiantes. La práctica deportiva ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, promoviendo una sensación de bienestar general. "La realización de una actividad implica una pausa y desconectar del mundo académico", finalizó Cáceres.
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