Martes 16.6.2020
/Última actualización 13:18
Más tarde o más temprano, las autoridades tomarán la decisión de volver a habitar las escuelas. La situación sanitaria definirá el escenario del regreso a las aulas, pero en la comunidad escolar comienzan a surgir preguntas sobre las condiciones en que se hará: ¿cuáles serán las pautas de convivencia y cuáles las exigencias laborales?, ¿cuánto influyó en el aprendizaje el tiempo de clases anómalas?, ¿de qué forma es posible garantizar el derecho a la educación, teniendo en cuenta las desigualdades territoriales y socioeconómicas de los estudiantes?. Estos y otros interrogantes fueron planteados en la inauguración de un ciclo de encuentros, abiertos y gratuitos, coordinados por la concejala Mercedes Benedetti (Santa Fe Puede Más- FPCyS).
La propuesta busca conformar un paréntesis de las actividades diarias para reflexionar sobre los desafíos que implica la enseñanza en tiempos de cuarentena y pensar las transformaciones en la educación post pandemia. “Es momento de empezar a pensar una nueva forma de habitar las aulas para cuando nos toque volver. De un día para el otro nos encontramos en una situación inédita, en la que los docentes debieron buscar caminos alternativos para producir conocimiento y sostener la función de la escuela por fuera del vínculo que propone la cotidianeidad”, manifestó la edila.
La primera jornada del ciclo tuvo como protagonistas a Susana Kazcmar, exsupervisora de Educación Especial, Marcela Fontana, directora de la escuela rural 522 “Miguel Estanislao Soler” de Cululú y Leonardo Panozzo, exdirector provincial de Bienestar Docente y exsecretario de Trabajo provincial.
Tiempos de reconstrucción
“Es un tiempo donde puede haber confusión entre lo que pertenece a las escuelas y al hogar. No se puede intentar replicar los escenarios de la presencialidad en la virtualidad. El acto pedagógico necesita de presencia, de los cuerpos, de la palabra circulando. Es indiscutible que las herramientas tecnológicas ayudan a llevar adelante el proceso, pero no todo es transmisible por internet. Será una obligación encontrar las mejores para todos garantizar el derecho a la educación. Debemos estar atentos para no profundizar las desigualdades”, opinó Susana Kazcmar. Y agregó: “todo esto debiera servir como una oportunidad para mejorar nuestra propuesta pedagógica, repensando el material seleccionado antes de la pandemia. No podemos volver a la escuela sin ver cómo sostenemos y fortalecemos el vínculo educativo”.
Por su lado, Marcela Fontana detalló la dinámica propia de las escuelas lejos de la ciudad. “Los tiempos y las distancias son otros en la ruralidad. Para los chicos, muchas veces, ir a la escuela significa uno de los pocos espacios de encuentro con sus compañeros”, dijo. “El acceso a elementos tecnológicos es escaso y dispar. Las deficiencias de conectividad persisten al día de hoy, cuando la escuela debiera ser quien primero acerca a los estudiantes a las tecnologías para un uso adecuado. Ante las complicaciones, desde las escuelas rurales buscamos otras herramientas pedagógicas para continuar las clases”, advirtió.
Vinculado a sus experiencias sobre las condiciones de trabajo de los santafesinos, Leonardo Panozzo centralizó su opinión sobre las políticas tendientes a garantizar el derecho a la educación y reivindicó el “esfuerzo realizado por docentes, directivos estudiantes y familias en un momento de mucha incertidumbre”.
“La mayor parte de las políticas apuntan hoy a las crisis de salud, ambiente y ecología, pero el coronavirus puso de manifiesto las problemáticas educativas. Los desconectados son los excluidos y los más pobres son los que más perdieron. La educación por las redes no reemplaza a la escuela. Lo virtual es despiadadamente antiigualitario, confirma las degradaciones sociales. Las redes son una máquina de producir desigualdad, porque cada uno entra al mercado con lo que ya tiene”, sostuvo .
Respecto de los discursos predominantes sobre el funcionamiento de la educación en el contexto de pandemia, Panozzo sostuvo: “El discurso de la competitividad de los últimos años puso como virtud lo intercambiable, mientras que el coronovirus visibilizó el valor de lo público. Hoy me resulta irónico escuchar que la educación pública no tiene precio por parte de los sectores que pregonan la antipolítica y que, ante la pandemia, se quedaron sin discurso, revalorizando el ‘nosotros’ que antes denostaban”.
Los expositores pusieron de manifiesto la necesidad de articular la toma de decisiones sobre el sistema educativo con la evaluación que hagan los docentes desde su actividad diaria.
“Las decisiones no pueden ser para todos las mismas, existen individualidades y diferencias. Es un momento para empezar a pensar, pero nada se puede pensar sin los docentes. La encuesta nacional parece una buena iniciativa en ese sentido. Ojalá la vuelta a clases se haga lo antes posible, desde el cariño y el acompañamiento”, sostuvo la concejala Benedetti.
“Seguramente, la educación no vuelva siendo la misma. Estamos ante una oportunidad para la transformación, que dependerá de nosotros. Deberemos interpretar la situación para saber dónde estamos parados y elegir el camino por el que queremos ir”, avizoró Kazcmar.
“Si tenemos deseos de cambio, no podemos seguir haciendo lo mismo. Debemos revisar la realidad de cada hogar. La virtualidad educativa no es garantía de un aprendizaje igualitario”, advirtió Fontana.
“Considero que la escuela tiene que ser mejor que la sociedad que la contiene, y no una simple caja de resonancia. Si queremos un futuro que sea mejor que el presente, la escuela del futuro debe ser infinitamente más solidaria que la del presente”, alertó Panozzo.
El Concejo Municipal solicitó al Ejecutivo Provincial que reconsidere los fundamentos de resolución 223 emitida por el ministerio de Educación de Santa Fe. La iniciativa impulsada por la concejala Benedetti aduce que las facultades “no se ajustan a la situación definida por el DNU 297 del P.E.N” y sugiere “limitarse a casos no previstos, como lo es la cuarentena obligatoria que cambió en todo lo planificado”.