Ignacio Andrés Amarillo
Todos los participantes de Trombonanza mostraron el trabajo de los diferentes instrumentos y niveles, con Rubén “Cacho” Deicas como invitado estelar.
Ignacio Andrés Amarillo
iamarillo@ellitoral.com
Anoche, en su habitual locación de los jueves (el Centro Cultural Provincial “Paco Urondo”), Trombonanza presentó el también habitual concierto de muestra de todo lo trabajado durante los primeros cuatro días del curso que nuclea a trombonistas, tubistas y eufonistas de toda Lainoamérica, con profesores de primer nivel mundial.
Quizás por la importancia del invitado anunciado, se realizó por primera vez una entrega previa de entradas que se agotaron, y el ingreso de los poseedores y luego de los que no tenían pase hasta que diera la capacidad demoró unos minutos el comienzo.
Rubén Félix Carughi se puso nuevamente el sombrero de maestro de ceremonias: “Como verán hay niños, hay ancianos, hay chicas, hay chicos, y muchos profesionales también. Es una experiencia que prácticamente se da solamente aquí, donde todo el mundo toca y todos pueden participar de lo mismo. Personalmente me hubiera gustado tener a los nueve años una experiencia así, porque la energía se multiplica”.
El programa abrió con todos los participantes interpretando “Signal”, de Frygies Hidas, bajo la dirección de Enrique “Heini” Schneebeli, seguida de “Gabriela’s Song”, de Stefan Dan Nilsson, dirigida por el maestro alemán Christian Sprenger. El profesor se quedó para conducir dos obras con los niveles iniciales de trombón: se trató de “Abendsegen” (plegaria de la ópera “Hänsel y Gretel”, de Engelbert Humperdinck (el compositor alemán, no el cantante que le usó el nombre un siglo más tarde) y “Amazing Grace” (tradicional de la música religiosa negra estadounidense). La ovación fue fuerte para los pequeños (y no tanto).
El colombiano Germán Díaz Guerrero se puso al frente del grupo de nivel intermedio para “Turning back the clock”, del trombonista Mark Nightingale. Como solista participó la texana Deb Scott, la segunda mujer en dar clases y conciertos en 17 ediciones (la testosterona rankea fuerte, al menos entre los docentes; las chicas se multiplican en el alumnado), quien se lució en una cadenza con sordina de jazz (la vieja y querida sopapa). A continuación, Scott se hizo cargo del podio para “Sequoia”, una introspectiva creación de su amigo personal Stephen Lias (que compone para los parques nacionales, y escribió la obra “River runner”, que Deb tocó en su concierto del miércoles, a partir de un viaje en kayak que hicieron juntos).
Grave pero bueno
El eufonista porteño Hugo Migliore se puso al frente de los grupos iniciales de eufonio y tuba para el tradicional “La bamba”. Después sería el turno de los grupos más avanzados en estos instrumentos, pero con un pase de comedia. La obra elegida fue “Los mareados”, de Juan Carlos Cobián, y el director designado, el colombiano-ex santafesino Richard Alonso Díaz habló de las ganas del virtuoso tubista alemán Andreas Hofmeir (que esta noche se lucirá junto a la Sinfónica) de aprender a bailar el tango. Pablo Fenoglio y su esposa Alejandra Sartore hicieron el amague de enseñarle, para descubrir que estaba descalzo y así no podía bailar: el chiste es que LaBrassBanda, la formación en la que toca el teutón, suele tocar “en remera y en patas”, como dijo un filósofo contemporáneo. Así que lo mandaron a tocar y bailaron ellos. Atrás se coló en tuba margarita el boricua-neoyorquino José Dávila, que además del trombón también despunta en ese enroscado instrumento.
Lo que vino después fue uno de esos momentos representativos del espíritu de trombonanza: Agustín, un pequeño estudiante de la Escuela Nº 9.901, con menos de un año de estudio del eufonio, se dio el gusto de tocar con el referente de la tuba en el seminario, el moldavo devenido bahiense Vasile Babuseac (sí, uno puede ver en vivo a alguien nacido en la Unión Soviética, que estudió con el cuadro de Lenin en el conservatorio).
El cierre de este segmento fue con todo el grupo de los bronces graves, bajo la dirección del todavía descalzo Hofmeir, que comandó una lograda suite de la música de John Barry para “James Bond”, que pasó por el tema principal y los correspondientes a “Los diamantes son para siempre” y “Goldfinger”, con algo del “Vivir y dejar morir” de Paul McCartney. Migliore, Alonso Díaz, Vabuseac y Ávila se sumaron a los alumnos en las filas.
El profesor de la Universidad de Mississippi Micah Everett tomó el podio para conducir al grupo más avanzado de trombonistas clásicos, en dos obras vigorosas, de sabor épico. La primera fue “Capriccio”, de Steven Verhelst, con el cordobés Jorge Urani como solista en trombón bajo. La segunda fue “Leviathan”, de Jack Wilds.
Siga el baile
El segmento de música popular comenzó con el propio Carughi al frente de los iniciales de trombón popular (valga la redundancia), con “De oreja”: un motivo para aprender de oído, con el paraguayo Remigio Pereira Pintos y José Dávila como solistas. El brasileño Sandoval Moreno de Oliveira hizo lo propio con “Daga”, música nordestina de su padre (Antonio Di Benedetto, no pregunten el tema de los nombres) dedicada a su mamá. Para la ocasión se sumó en batería Ricardo Rosa.
Dávila se puso al frente de una intensísima versión de “Cantaloupe Island”, el himno de Herbie Hancock, con el brasileño Renato Farías y Díaz Guerrero como solistas, sumando una segunda batería en manos de Emilio Lucero (que últimamente viene tocando de todo y con todos). A continuación, el silente Remigio condujo su propio arreglo de “Birdland” de Joe Zawinul, el clásico más versionado de Weather Report, con el diminuto pero eficiente Lucas González en la batería.
El chileno Ángelo Cassanello (no es chiste, se llama así), que ya había aportado arreglos varios en ediciones pasadas, se coronó ganador de la primera edición del Concurso de Arregladores con “La maza del bone”, relectura para ensamble de trombones y tubas de “La maza” de Silvio Rodríguez. Él mismo se puso al frente de la totalidad de los participantes para conducirla.
Como previa al broche de oro, Dávila volvió a ponerse al frente para un arreglo de Carughi de “Oye como va”, de Tito Puente, con Lucas Romero y Franco “Caco” Bonacci, percusionistas de Sonora D’Irse como invitados (se los podrá escuchar más en el after salsero del sábado) y Pereira Pintos abriendo los solos para que se batan a duelo Farías y Díaz Guerrero.
Y ahí sí: Rubén hizo una larga presentación a su tocayo, Rubén Héctor “Cacho” Deicas, bautizado como “el Frank Sinatra de la cumbia” por otro Rubén (Dady Brieva). De traje oscuro, para desilusión de las señoras que lo esperaban en ambo violeta, el vocalista arrancó con “La suavecita”, se subió al podio y terminó cantando abrazado al organizador del encuentro. Salieron juntos, como el director y el solista en los conciertos sinfónicos, mientras la masa instrumental los despedía con un fragmento del “El bombón asesino”. El final fue con las varas doradas en alto, preparadas para la curva final de este nuevo viaje musical.
NOTA RELACIONADA
Final con Canticuénticos y la Jazz Ensamble
El festival continúa hoy viernes las 15.30 en ATE Casa España, con un recital de música de cámara a cargo de participantes del encuentro (todos los niveles). A las 17.30, en el mismo lugar se presentarán Germán Díaz Guerrero (Colombia), trombón tenor + Florencia Rodriguez Botti (Argentina), piano.
A las 18: Giovanni Scarpetta (Colombia), trombón alto + Cuarteto de cuerdas. 18.30: Carlos Ovejero (Argentina), trombón tenor + Ana Laura Soria (Argentina), piano.
Por la noche la cita es en el Teatro Municipal, donde a partir de las 21 se desarrollará el concierto junto a la Orquesta Sinfónica Provincial de Santa Fe. Solistas: Pablo Fenoglio (Argentina), trombón tenor y Andreas Hofmeir (Alemania), tuba. Primer Trombón en la Orquesta: Giovanni Scarpetta Díaz (Colombia). Dirección: Alejandra Urrutia (Chile).
El sábado, jornada de cierre, a las 11 en las escalinatas del Teatro Municipal estarán los Canticuénticos como músicos invitados, luego de la presentación del tradicional ensamble de todos los profesores y participantes (150 músicos en escena).
Y a las 21, en el Teatro Municipal, el gran recital de la Santa Fe Jazz Ensamble Big Band, con los solistas Sandoval Moreno de Oliveira (Brasil), Remigio Pereira Pintos (Paraguay) y José Davila (Estados Unidos). Dirección: Pedro Casís (Argentina).
Todos los conciertos son con entrada libre y gratuita, a excepción de la noche de cierre en el Municipal, cuyo costo es de 100 pesos las generales, 200 la tertulia numerada y 300 las plateas y palcos.