La Casa Blanca, símbolo ineludible de la democracia estadounidense, se convirtió inesperadamente en el telón de fondo para una campaña de marketing de moda, desatando una ola de críticas en redes sociales.

Kai, la nieta de 18 años del presidente, generó una fuerte controversia al posar en los jardines y frente a la mansión para promocionar sus sudaderas de US$ 130. La acción fue tildada de "uso de mal gusto" de un símbolo nacional con fines lucrativos.

La Casa Blanca, símbolo ineludible de la democracia estadounidense, se convirtió inesperadamente en el telón de fondo para una campaña de marketing de moda, desatando una ola de críticas en redes sociales.
Kai Trump, la nieta mayor del presidente Donald Trump, utilizó la residencia oficial del primer mandatario de Estados Unidos para una sesión de fotos destinada a promocionar su nueva línea de sudaderas, un movimiento que muchos consideran un cruce de la línea ética.
La joven influencer y "nieta favorita" del presidente, de tan solo 18 años, no dudó en mostrar su acceso privilegiado. "Estamos haciendo mi sesión de fotos de mi marca fuera de la Casa Blanca", afirmó Kai en sus redes, mientras posaba con sus prendas en los jardines y ante monumentos icónicos como el de Lincoln.

La marca de ropa de Kai, que se centra en sudaderas con sus iniciales y firma en la manga, tiene un costo que ha despertado la indignación de varios seguidores: US$ 130 por unidad. Para aquellos con un presupuesto menor, la nieta de Trump ofrece la alternativa de una gorra de su abuelo por US$ 50.
"Lanzar esta línea ha sido un proyecto muy emocionante... Quería crear una pieza que no fuera solo mercancía, sino un básico que puedas usar en cualquier lugar", explicó Kai en su perfil de X.
Además de usar la mansión presidencial, la joven aprovechó un evento de alto perfil, la Ryder Cup, para seguir promocionando sus prendas, posando junto a su abuelo, el presidente Trump. Incluso anunció un sorteo para los primeros pedidos, buscando maximizar el rédito de su estatus familiar.

El principal foco de la controversia no es el emprendimiento en sí, sino la utilización de la Casa Blanca, un espacio público e institucional, con fines puramente lucrativos y comerciales. Para numerosos observadores, esta acción representa un abuso de la influencia y el acceso que otorga el apellido Trump.
Las plataformas digitales se encendieron con críticas, reflejando una indignación generalizada que trasciende las líneas partidarias.

"Intento imaginar la reacción de Fox News si una de las hijas de Obama se tomara fotos en la Casa Blanca para promocionar sus productos. Habría hecho que el caso Grey Poupon-Gate pareciera un juego de niños", comentó un usuario, rememorando una antigua polémica.
Otro internauta apuntó directamente a la ética: "No tengo nada contra Kai, pero usar la casa del pueblo estadounidense para comercializar su mercancía es de mal gusto y está por debajo de lo que la oficina merece".
Las críticas también llegaron desde la base trumpista: "Siempre te he apoyado, pero 130 dólares es un precio desorbitado por una sudadera... Vendes estatus, no ropa, y teniendo en cuenta por qué tienes estatus, esto es un poco de mal gusto. Decepcionado", escribió un seguidor.
Muchos en redes también cuestionaron si esta acción es una estrategia mediática deliberada para resaltar simbolismos políticos asociados al Partido Republicano, uniendo el estatus de influencer de Kai con un uso cuestionable de un emblema nacional.
Kai Trump es hija de Donald Trump Jr. y se ha posicionado como una figura pública emergente. Su "puesta de largo" se dio en la Convención Republicana, donde se ganó al público con un discurso que humanizó a su abuelo, describiéndolo como un "abuelo normal que nos da dulces y refrescos".

Con más de medio millón de seguidores en redes sociales, Kai comparte su vida diaria, su pasión por el golf (que practica con su abuelo) y sus lazos familiares. Fue ella quien reveló en su momento que Elon Musk se había instalado en la mansión de Mar-a-Lago, refiriéndose a él con familiaridad.

El glamour de la moda y la opulencia de la Casa Blanca se mezclan en una movida publicitaria que, si bien logró el objetivo de captar la atención mediática, desvió el foco de la supuesta prometedora carrera de Kai Trump hacia una profunda polémica ética.
El uso de la influencia familiar y de un espacio institucional para la ganancia personal sigue siendo un debate candente en la política estadounidense.
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