Un juez federal de Estados Unidos emitió un fallo que permite a Google continuar operando sin realizar la venta de Chrome y otros de sus servicios, pero que lo cataloga de monopolio y establece una serie de condiciones.

El gigante tecnológico deberá ceder en algunos terrenos, pero sobrevive en otros. Quiénes son los que salen ganando.

Un juez federal de Estados Unidos emitió un fallo que permite a Google continuar operando sin realizar la venta de Chrome y otros de sus servicios, pero que lo cataloga de monopolio y establece una serie de condiciones.
El juez federal de distrito en Washington, DC, irónicamente llamado Amit Metha, intentó frenar el poder del gigante tecnológico, estableciendo precedentes para casos futuros, rechazando el intento del gobierno estadounidense de disolver la empresa y dejó varios textuales interesantes.

El texto cuenta con 226 páginas que dan cierre a un caso que inició en 2020 y tuvo una “persecución” inicial en la primera gestión de Donald Trump en la Casa Blanca, contemplando todo los procesos de evolución tecnológica e incluso con una mirada a futuro, cuestionada por el propio juez.
Luego del anuncio del fallo, las acciones de Alphabet, la empresa matriz de Google, subieron más de un 7%.
"A diferencia del caso típico en el que el trabajo del tribunal es resolver una disputa basada en hechos históricos, aquí se le pide al tribunal que mire en una bola de cristal y mire hacia el futuro. No es precisamente el fuerte de un juez", escribió Mehta en el documento.
De las principales firmas que acompañaron la idea del gobierno estadounidense e incluso se posicionaban como eventuales compradores de Chrome, aparecen OpenAI y Perplexity AI.
Sobre esta línea, Mehta rechazó el intento del Departamento de Justicia de EE.UU. de obligar a Google a vender su popular navegador Chrome, concluyendo que era un paso injustificado que "sería increíblemente complicado y muy arriesgado".

La gran pregunta es ¿quién gana y quién pierde?. El gobierno estadounidense, mediante el Departamento de Justicia, celebró el fallo, a pesar de no alcanzar su objetivo inicial. “Gran victoria para el pueblo estadounidense. Ahora estamos sopesando nuestras opciones y reflexionando sobre si el alivio ordenado va lo suficientemente lejos”, escribió Gail Slater, responsable de este área.
A pesar de “sobrevivir”, Google deberá ceder en otros espacios, donde las empresas competidoras podrían sacar una ventaja.
Dentro de las principales concesiones para Google, figura la prohibición de entablar acuerdos que garanticen a sus servicios, como buscador, Chrome, Gemini, Play Store o su asistente, una posición predeterminada exclusiva en dispositivos como smartphones. Esto abarca, por ejemplo, asegurar que Google Search sea la opción por defecto en navegadores o sistemas operativos.

Aunque se restringen los contratos exclusivos, no se elimina completamente la práctica de pagos a socios para que los productos de Google sean predeterminados. El juez consideró que prohibirlos por completo podría tener efectos adversos.
Dentro de los cambios que podrían beneficiar a otras firmas, Google deberá compartir información esencial de su motor de búsqueda, como datos sobre consultas realizadas, con empresas competidoras que cumplan criterios específicos. Esta concesión busca diluir la ventaja competitiva que le aporta su amplio volumen de señales de uso.

Darles acceso al historial y señales de búsqueda permite que competidores como DuckDuckGo, Bing u otros puedan afinar sus algoritmos, ofreciendo resultados más precisos o comparables, reduciendo la brecha con Google.
Dentro del amplio espectro de análisis se puede considerar que la mayoría de los actores han ganado en diversos porcentajes. A diferencia de escenarios como los que presenta la Unión Europea (UE), Google salió bastante airoso.
El trato estadounidense con ByteDance por la venta de TikTok ha sido más belicoso, alcanzando la concreta obligación de venta a un agente no chino, a pesar de las extensiones de plazo condescendientes de Trump.

Un ejemplo reciente, con radicación del caso fuera de su jurisprudencia, fue el contrato entre el gobierno de España y la firma china Huawei. El mismo contemplaba el servicio logístico y de equipamientos para diversas áreas gubernamentales, entre las que se incluían aspectos de seguridad, detonante desde Washington para forzar la vuelta atrás de la rúbrica.
Hay un diferencial clave para destacar a la hora de comparar los tratos y resulta bastante evidente: su locación. Google está radicada en casa, en Mountain View, California.
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