El histórico cantante y compositor, autor de canciones que son parte del inconsciente colectivo (muchas en la voz de otros artistas, como Los Nocheros o Valeria Lynch) se presentará en Santa Fe el viernes 19 de septiembre a las 21, en el Teatro Municipal 1º de Mayo, en la gira que iba a ser despedida y promete continuidad. En diálogo con Nosotros, repasó su trayectoria y anticipó una noche mano a mano con la gente.
El mítico músico, cantante y compositor Paz Martínez vuelve a Santa Fe para brindar un concierto inolvidable junto a su banda, en el marco de una gira que comenzó como despedida pero se convirtió en su gran reencuentro con públicos de todas las edades: una ocasión para emocionarse, cantar y revivir los grandes éxitos que marcaron su trayectoria internacional.
La cita es para el viernes 19 de septiembre a las 21, en el Teatro Municipal 1º de Mayo (San Martín 2020); las entradas, con valores de $ 55.000, $ 50.000 y $ 45.000, están disponibles en Ticketway y en boletería de la sala.
La cita es para el viernes 19 de septiembre a las 21, en el Teatro Municipal 1º de Mayo (San Martín 2020); las entradas, con valores de $ 55.000, $ 50.000 y $ 45.000, están disponibles en Ticketway y en boletería de la sala.
Antes de su llegada, conversó con Nosotros sobre la decisión de seguir adelante, y repasó su extensa carrera como compositor, para sí mismo y para otras figuras.
-¿Qué emociones te atravesaron al anunciar una gira despedida después de tantos años de carrera?
-Esto empezó como una gira de despedida hace dos años, en el teatro Gran Rex de Buenos Aires: un teatro mítico, grande, enorme. Cuando le decía al público que me retiraba, al público no le caía bien la noticia: “No te vayas, no te vayas”.
Empezamos a recorrer el país, ya estuvimos por muchos lugares: Salta, Jujuy, Córdoba, Mendoza, Resistencia, Corrientes, Neuquén. Y han pasado esas cosas que suelen suceder: el público es el que manda. Una cosa es lo que yo quiero, y otra cosa es lo que decide el público. Fue muy claro el apoyo de la gente, que me pide que no me vaya.
He pensado muy en serio dejar de cantar solamente cuando Dios lo disponga. Esto es la verdad: el hombre propone y Dios dispone.
-Mientras uno esté bien y pueda, no está mal.
-Estoy muy bien, gracias a Dios. Sigo cantando las canciones en el mismo tono en que las he grabado hace cuatro décadas, tres décadas. Arriba del escenario subo con una banda poderosa, suena todo muy bien. La gente disfruta muchísimo, y por supuesto a nosotros también.
-Recorrer el país y encontrarse con generaciones diferentes que han crecido con estas canciones.
-Antes el tema de los artistas era sacarse una foto, firmarles un autógrafo. Ahora el tema es la selfie. La otra vez estaba tocando en un lugar y se me acercan una mujer joven, una nena y una abuela. Y me dice: “Paz, te quiero pedir una selfie. Acá tenés tres generaciones: mi mamá, yo y mi hija”.
Una noche de clásicos y emociones compartidas.
Eso se está replicando en todo el país. Fue conmovedor en Neuquén: estuvimos un viernes y un sábado; el teatro colmado, lleno; y el público de pie pidiéndome que no me vaya. Probablemente porque debo ser el último romántico, no hay más.
-¿Cuál es la expectativa para Santa Fe? Debe ser parecida.
-Tengo la misma expectativa, siempre que fui a Santa Fe la pasé fantástico. Además sé que voy a ir a un teatro que es bellísimo, un lugar hermoso para cantar, para hacer música, y también para que el público disfrute.
A mí no me gusta cantar en estadios; lo he hecho, he cantado para mucha gente, no me gusta, porque me gusta la cercanía del público. Me gusta estar ahí, saber qué es lo que les pasa; porque hay un momento en que voy a tocar el piano y a cantar, y digo a la gente que pida una canción que quieran escuchar, que no esté en la lista. Eso no lo puedo hacer en un lugar grande. Y a mí me encanta este ida y vuelta con la gente.
Autor prolífico
-Tenés canciones como “Amor pirata”, “Qué par de pájaros”, “Una lágrima sobre el teléfono”, entre muchísimas. ¿Hay dos o tres que sean las que más te gustan, o las que más disfrutás cantar?
-No, imposible. Porque tengo grabadas (por mí y por otros grandes artistas) más de 300 canciones. Y además me gusta escribir todas las canciones, aunque no haya vivido la historia; forman un pedazo de mí, un pedacito mío. No puedo elegir.
De repente puedo elegir, pero no son las conocidas, exitosas; Me inclino un poquito por las otras, que quedan perdidas. Y de repente hay artistas, como el querido Rodrigo, que rescató una de las que estaba perdida, que es “Que ironía”.
Hay canciones que están perdidas que son las que me pegan más en el corazón a mí, que las otras que son súper famosas.
-¿Y cómo se hace para cortar una lista para los shows?
-No es tan complicado. Con la banda hago las canciones que está esperando la gente que cante, las clásicas canciones de Paz Martínez. Por supuesto hay siempre una sorpresita, canto alguna otra cosa; pero además hay un momento que es clave, cuando me voy a sentar un rato al piano y charlo con la gente. “Bueno, ahora es el momento de que me pidan, no me pidan la del teléfono”, ponele. Y de repente me sigue pidiendo la del teléfono (risas).
Pero siempre ahí se establece un diálogo lindo con el público. Me encanta eso, es como si estuvieran en el living de mi casa. Me cobija el contacto con la gente.
En otras voces
-Te han grabado Los Nocheros obviamente, Valeria Lynch, Django, Paloma San Basilio; muchos de ellos como destinatarios principales. ¿Cómo es ese proceso de entregar la canción propia para que la la interprete otro artista y la haga grande?
-Las canciones son mías, pero no son para mi estilo, en la mayoría de los casos. Por supuesto son canciones que tienen que ver con las emociones, con la pareja, con los sentimientos: siempre están esperando que yo escriba un tipo de canción así. Pero para escribirle a otro artista lo tengo que admirar, porque si es muy exitoso nada más no me dice nada. Y no es que no le quiera escribir: no me sale nada.
Artistas admirados me han pedido canciones: Mercedes Sosa me pidió una que puntualmente escribí para ella, y la grabó a dúo con Soledad Pastorutti. Los Nocheros tienen canciones clásicas, que las tienen que cantar a dónde van, y son todas mías: “Entre la tierra y el cielo”, (la de “voy a comerte el corazón a besos…”), “Roja boca”. Hay un montón de canciones mías que andan dando vueltas. Yo me divierto viendo algún programa de entretenimiento en televisión, y de repente aparece una canción mía: las canciones mías ya forman parte de la memoria popular.
Me dicen: “¿Cómo haces para escribir una canción para una mujer? Si vos sos un hombre”. Para Valeria Lynch he escrito muchísimas.
-“Ámame en cámara lenta”.
-Esa la escribimos con mi amigo Juanjo Novaira de Santa Fe. Pero también “Me das cada día más”, “Piensa en mí”, “Fuera de mi vida”, hay un montón de canciones que me ha grabado Valeria Lynch. En ese caso yo decía: “Es fácil escribirle”. Porque Valeria en esa época siempre se estaba peleando con el marido: porque el marido la engañaba o porque ella lo engañaba (risas). Era en cierto modo hasta divertido.
El repertorio recorrió sus grandes éxitos.
Y yo escribía. No puedo sentir como una mujer: no puedo, soy un hombre. Pero tenía muy claro que es lo que le tenía que escribir a Valeria Lynch. Cuando me piden una canción lo estudio puntualmente al artista: la imagen, el lenguaje que utiliza, el registro en que canta. Me fijo esos detalles porque me encanta escribir canciones, y me encanta serle útil a los otros artistas, a los otros compañeros de ruta.
Pantalla chica
-Hablando de escribir a pedido, hubo una época en que las novelas que se preciaran tenían que tener una cortina de Paz Martínez; desde “Una voz en el teléfono” a “Padre Coraje”. ¿Cómo fue ese ese trabajo y y qué impacto tuvo? Porque era una retroalimentación para el artista estar en la novela del momento.
-Es muy importante estar en una tira con una canción, porque te visibiliza. Escribir una canción para una telenovela es mucho más fácil, porque ya tengo el argumento: no tengo que buscar una historia, la historia ya está planteada en el argumento de la tira. Entonces me ciño a la historia, y con mi oficio ya de compositor ya sé por dónde entrarle.
Siempre digo lo mismo: no sé cómo trabajan los otros compositores, pero yo necesito una foto, una imagen de lo que quiero escribir. Una vez que tengo la imagen, chau: está lista la canción.
-Dicho así parece fácil pasar de una imagen a una melodía y una letra, pero es todo un oficio.
-No es fácil, por supuesto, porque si no, no me buscarían (risas). Pero son años de escribir canciones, eso te da una experiencia. Y evidentemente tengo condiciones para escribir canciones: amo la música, soy músico, soy un ávido lector. Leo y escribo desde que tenía cuatro años y medio: estoy muy nutrido, tengo mucha información.
La música es mi vida, es mi primer amor; y estoy bendecido por la música. Porque podés pegar un éxito: encontraste una canción, pegaste un éxito: el problema es mantenerte.
Mucho más en el caso mío, que soy un artista de bajo perfil. No vas a escuchar nunca algún chisme, ningún comentario en televisión, gracias a Dios.
A mí me tienen que juzgar solamente por cómo escribo canciones, cómo canto arriba del escenario, pero no por otro lado. Entiendo que hoy en día ser alguien mediático puede llegar a sumar, pero no es lo mío. Todo el mundo sabe cómo soy, cómo vivo, que tengo hijos, mi mujer, que soy muy feliz con la vida que me ha tocado.
Amo lo que hago; no lo considero un trabajo, por más que soy un profesional de esto. Mi viejo laburaba, que se levantaba a las 4.20 de la mañana para ir a trabajar y volvía a las nueve de la noche a mi casa, cuando ya con mi hermano estábamos durmiendo. Hay una gran diferencia.
Por supuesto, soy un profesional: cuando tengo que cumplir, pase lo que pase, tenga 200 grados de temperatura, esté con gripe o como sea, voy y cumplo. Pero siento que la música me ha bendecido la vida.
Los comienzos
-¿Qué lugar ocupan en el corazón y en el recuerdo aquellos primeros pasos con el Trío San Javier?
-Soy fundador del Trío San Javier, junto con mi querido amigo Pedrito Favini, que ya se adelantó en el viaje, ya se fue el campeón. Un día vino a mi casa a proponerme armar un trío. Me habían propuesto cantar conjuntos famosísimos de la época del folclore, pero yo quería ser músico nada más (risas). Y vino Pedro y me convenció, me dijo: “Hagamos un trío”. Fuimos probando el tercer integrante, hasta que llegó José Ragone que fue perfecto para el trío.
Y ahí empezamos una historia muy linda de canciones con cierta influencia folclórica. Y le cantábamos a la familia: al hijo, a la abuela, a la fiesta familiar, al cumpleaños de 15 de la nena.
Hasta que un día, a los ocho años, yo estaba con el trío, y llevé cuatro canciones mías a una compañía discográfica, con la ilusión de que me le grabara un gran artista. Y la directora de la compañía discográfica me dijo: “¿Por qué no las grabás vos?”. “No, porque formo parte del trío San Javier”. Y me contestó: “Bueno, yo te estoy ofreciendo una carrera de solista””.
Recuerdo que la señora, que se llamaba Beatriz Lupo, me dijo para convencerme: “Mirá, yo le firmé contrato a María Martha Serra Lima y no me equivoqué. Le firmé contrato a Pimpinela y no me equivoqué. Te voy a firmar contrato a vos como solista y tampoco me voy a equivocar”.
-Y no se equivocó.
- Ahí aparece Paz Martínez.
-¿Cómo fue desde lo personal aceptar el convite y dar ese salto?
-Fue muy difícil la jugada, porque en esa época (hace más de 40 años) alguien que salía de un grupo exitoso no funcionaba. Debo ser el primer caso de alguien que sale de un grupo que trabaja muy bien, que es muy exitoso, como el Trío San Javier, que funcionó. El segundo caso que se me viene a la mente es Jorge Rojas, que salió de Los Nocheros.
Lo consulté con mi mujer, lo charlamos, teníamos los hijos chicos. Y me apoyaron como siempre: mi familia siempre en la pared en la que yo me apoyo.
Empecé, estuve un año y medio que había grabado el primer trabajo y no pasaba nada, grabé el segundo trabajo y no pasaba nada; pero una de las canciones del segundo fue la que participó en un concurso: se llama “Qué par de pájaros”.
Bueno, “Qué par de pájaros” me dio mi primer disco de oro, mi primer disco de platino, de doble platino. Y ahí aparece con todo Paz Martínez; pero hasta que llegó eso estuvimos un año y medio comiendo fideos. No fue fácil para nada. Después apareció “Amor pirata” y ya cruzamos la frontera.
Pero siempre me mantuve gracias a las canciones, y gracias a que subo arriba del escenario y soy un profesional en todo el sentido de la palabra. Pensaba dejar de cantar porque dije: “Prefiero dejar el escenario yo, y no que el escenario me deje a mí”; porque hay artistas que no están en condiciones. No los estoy juzgando, porque de repente necesitás ese contacto con el público, el amor del público; y aunque no estés bien, lo tenés que subirte arriba del escenario. O por una cuestión económica lo necesitás.
Pero el público no me deja ir. Esa es la verdad: no dejan que Paz Martínez se vaya.
Me dicen: “Sos el último romántico: vos te vas y ¿quién nos queda entro de la línea?”. Supongo que siempre va a haber alguien, porque todos somos románticos.
Conexión
-Como decíamos como decíamos antes, se unen las generaciones: no es sólo para un público de una de una etapa, sino que hay hijos y nietos, se sigue replicando dentro de las familias.
-Somos seres emocionales, el momento en que mejor nos sentimos es cuando estamos enamorados. Entonces escribo eso. Me encanta historias que tengan que ver con el amor; la paleta tiene mil colores, y los encuentro. Y afortunadamente mi manera de escribir canciones coincide con el gusto de la gente. Ese es el secreto, no hay otra historia.
-Si tuvieras que elegir tres momentos o tres postales de esa carrera tan larga, ¿cuáles serían?
-Cuando participé con la canción “Qué par de pájaros” en el concurso: estaba seguro que ganaba y, como corresponde, perdí. Esa canción perdió para el jurado. No perdió para la gente: mi apoyo siempre ha sido mi familia y el público. A partir de “Qué par de pájaros aparece Paz Martínez: ese sería el segundo momento.
Un tercer momento es este que estoy viviendo ahora, recorrer todo mi amado país. Me han ofrecido, desde la década del 80, radicarme en Estados Unidos (en Miami, para ser más preciso) para escribir para los grandes artistas latinos. Y a mí no me sacás de Argentina de ninguna manera: amo a mi país de verdad.
La vida después me me llevó a viajar por todos lados: antes de la pandemia estuve en Tokio. Pero acá está todo lo que yo necesito: tengo mi familia, tengo mi amor, tengo mis amigos. Tengo mi música, que siempre está conmigo. Tengo mi piano, mis guitarras por todos lados de mi casa. No necesito más de lo que tengo.
-”Qué par de pájaros” perdió el concurso, pero seguro que a la canción que ganó no le fue tan bien.
-No, para nada. Te regalo un auto si me decís cómo se llama la canción que ganó. No lo busques en Google (risas). La canción que ganó pasó sin pena ni gloria. Pero eso casi siempre pasan los concursos. A mí no me gustan los concursos.
Ahora estoy como jurado, pero no en un concurso; estoy en un programa de televisión que se llama “Bienvenidos a ganar”, con Laurita Fernández (que es un encanto) y con otros compañeros de jurado. Se elige a alguien que cante bien, de todos los que vienen; ese que gana se lo llama el campeón. Para el próximo programa tiene que venir otro a tratar de sacarle el trono al campeón.
Es muy lindo el clima, aparte me asombro totalmente con la cantidad de gente talentosa que tenemos en nuestro país; “Bienvenidos a ganar” es una ventana para que se muestren. De todo el país vienen: de Santa Fe van muchísimos. Y es para todos los géneros: de repente puede haber tango, rock and roll; de cumbia, mil; reggaetón, cuarteto, baladas. Y te encontrás con tanta gente talentosa que canta maravillosamente bien.
-¿Qué mensaje le darías a los artistas que se están animando a a empezar?
-El secreto es estar bien preparado para esto, lo mejor que puedas. Que ames profundamente lo que vas a hacer, porque esta profesión es muy difícil. Entonces, vas a tener que luchar mucho, te van a cerrar mil puertas. Pero algunas se te va a abrir.
Una de las mentiras más grandes que escuché en mi vida fue que el tren pasa una sola vez. Todos los días que abrís los ojos es una nueva oportunidad para darle camino a tus sueños. En lo que hagas: en deporte, en el estudio, en tu trabajo.
Lo que pasa es que como la música es algo intangible, es muy difícil y muy emotivo todo; cualquier traspié te tira para atrás. Una de las cosas que siempre me ha ayudado es que soy perseverante; nunca bajo los brazos.
Si amás lo que querés hacer, dale para adelante: preparate de la mejor manera, y te van a decir mil veces que no. Vos tenés que buscar el sí; y si confías plenamente en vos, en algún momento se te va a dar.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.