Por Luis María Calvo


Por Luis María Calvo
Hernán Busaniche (1914-1957) fue uno de los primeros arquitectos santafesinos; su vocación profesional todavía no era frecuente en el medio en que creció y se formó. Tuvo activa actuación como proyectista y montó una empresa constructora. Algunas de sus obras manifiestan una clara intención racionalista (casa Doglioli-Gómez Cullen, tribuna oficial del Hipódromo de Las Flores); en otras adoptó diferentes lenguajes (casa Poletti, sanatorio Rivadavia, Country del Jockey Club, escuela de la Alianza Francesa, conjuntos de viviendas económicas, entre otras).
Fue autor de las reformas de las sedes del Jockey Club y del Club del Orden (antiguas casas de Iriondo y Rosas Echagüe). Y como empresario tuvo a su cargo la construcción de la iglesia de Nuestra Señora del Huerto en la costanera y del Museo Etnográfico, ambas obras de carácter neocolonial, y la iglesia San José de los Agustinos Recoletos. En 1937 obtuvo el premio CADE, otorgado por la Cámara Argentina de Energía, por sus estudios de iluminación aplicados a la arquitectura.
En la solapa de uno de sus libros se señala: "No obstante, su intensa actividad profesional, cultiva con apasionado interés disciplinas históricas, sociológicas y urbanísticas vinculadas al dominio de la arquitectura". En efecto, Busaniche fue uno de los primeros arquitectos argentinos que supo concertar su perfil profesional con el interés por la historia.
En este interés debió influir su entorno familiar: era sobrino nieto de Ramón J. Lassaga (1858-1921), el primer historiador santafesino, y sobrino de José Luis Busaniche (1892-1959), de reconocida trayectoria a nivel nacional. Su padre Julio A. Busaniche (1905-1963) fue autor de unos "Apuntes sobre la fundación y desarrollo de la ciudad de Santa Fe"; y su primo y contemporáneo José Carmelo Busaniche (1910-1978) fue un destacado docente e investigador en historia, autor de numerosas publicaciones.
A mediados de la década de 1930, mientras Hernán Busaniche estudiaba arquitectura en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (UBA), en Argentina se estaba gestando una corriente historiográfica que tuvo como principal referente a Mario Buschiazzo, de la que participaron investigadores de distinta procedencia como el padre Guillermo Furlong y a la que adhirió Hernán Busaniche. Esta corriente, señala Carola Herr, propiciaba una investigación de tipo científico y en coincidencia con la generación neocolonial que le había precedido (Ángel Guido, Martín Noel), definía a la arquitectura del período hispánico como la fusión de la arquitectura de los conquistadores y el aporte de las culturas originarias.
Completando su formación, Busaniche viajó a Europa y a distintas partes de América, documentándose del patrimonio arquitectónico y artístico de Bolivia y Perú. Y aplicó sus investigaciones en historia de la arquitectura, especialmente, al pasado colonial santafesino y a las misiones jesuíticas.
Su libro "Arquitectura de la colonia en el Litoral" (Santa Fe, Castellví, 1941) obtuvo el premio de la Comisión Nacional de Cultura en 1942. En su prólogo toma posición respecto a la arquitectura hispanoamericana del período colonial. Comparando con los grandes centros (México, Lima, Cuzco), registra que el litoral argentino se revela como una tierra sin riquezas minerales y de vida difícil, "pero se perfila -dice- en el conjunto de sus obras, una unidad de expresión y un parentesco de formas que nos mueve a agruparlas en una 'escuela del litoral' y a reconocerles una personalidad propia".
Termina el prólogo presentando a Santa Fe como el motivo fundamental de su estudio y al libro como "una introducción al estudio de la arquitectura de la colonia en la región del litoral argentino". En el primer capítulo, por primera vez se intenta escribir una historia urbana de Santa Fe (Busaniche utiliza esta expresión también por primera vez para el caso santafesino) en sus dos asentamientos.
El segundo capítulo está dedicado a la arquitectura religiosa: San Francisco, la Compañía de Jesús, Santo Domingo, la Matriz, San Roque y La Merced. En el tercero se ocupa de la edificación pública y privada, es decir del Cabildo y la casa habitación. Finalmente, el cuarto capítulo se refiere a otras construcciones del litoral, especialmente al convento de San Carlos en San Lorenzo.
Para fundamentar su trabajo, además de su experta apreciación visual, Busaniche utiliza fuentes éditas (actas capitulares, diario de Díez de Andino), obras antiguas (Félix de Azara y los historiadores jesuitas Francisco Xavier Charlevoix, Pedro Lozano y Nicolás del Techo), obras de historiadores locales (Ramón Lassaga, Manuel Cervera, José Luis y Julio A. Busaniche, Reginaldo Saldaña Retamar), y la más reciente producción historiográfica y teórica nacional (Mario Buschiazzo, Ángel Guido, Martín Noel, Guillermo Furlong y Miguel Solá).
Por su estructura y fundamentación, el libro de Hernán Busaniche representó un enorme avance sobre el libro de Jorge M. Furt, "Arquitectura de Santa Fe" (1929), que pese a su valor de trabajo pionero no pretendió ser el resultado de una investigación histórica, y sobre un breve artículo de Mario Buschiazzo sobre la "Arquitectura colonial santafesina" (1939).
En torno a la arquitectura santafesina del período colonial, también fue autor del artículo "Arquitectura privada durante la colonia (la casa de Díez de Andino)", que apareció en 1945 en el Boletín N° 1 del Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales.
En la década siguiente Busaniche publicó el libro "La arquitectura en las misiones jesuíticas guaraníes" (Santa Fe, El Litoral, 1955). En esta obra se revela su madurez y el nivel alcanzado como investigador en historia de la arquitectura. Hasta el momento de su publicación, como señala el autor, no existía un estudio de conjunto de las misiones, si no enfoques sueltos y parciales.
Al igual que su libro sobre Santa Fe, la investigación se sustenta en fuentes bibliográficas e historiográficas calificadas; pero además del ordenamiento y compulsa de esas fuentes, el libro es el resultado de una enorme y rigurosa tarea de campo, de estudio y relevamiento de las ruinas existentes. Está ilustrado con fotografías, planos históricos y relevamientos realizados por el autor.
Aunque fue publicado en Santa Fe (lo que en esos tiempos dificultaba su difusión), el libro alcanzó gran trascendencia nacional y durante décadas mantuvo su vigencia como referencia ineludible sobre las misiones jesuíticas, siendo citado en las principales obras dedicadas al tema. Además fue autor de artículos publicados en los diarios La Nación y El Litoral.
Hernán Busaniche fue miembro de la Junta Provincial de Estudios Históricos, de la Sociedad Central de Arquitectos y del Instituto de Arqueología e Historia del Instituto Social de la Universidad Nacional del Litoral. También fue uno de los primeros y más entusiastas seguidores de Agustín Zapata Gollán desde los inicios de sus excavaciones y formó parte de la Asociación Amigos de Santa Fe la Vieja. Cuando el sitio se abrió al público, fue autor de la idea de recrear una vivienda de época que se conoció como Casa Réplica.
La muerte prematura de Busaniche representó un duro golpe para su familia y sus amigos, y una enorme pérdida para la cultura santafesina y la historia de la arquitectura, campo en el que estaba en pleno proceso de desarrollo y producción.
En 1957, al momento de morir, presidía por segunda vez el Club del Orden y tenía en proyecto una obra sobre las misiones de Moxos y Chiquitos. En su nota necrológica, El Litoral destacó: "Profundamente religioso, el arquitecto Busaniche era, a la vez, un demócrata que deseaba para el país un régimen de orden, de libertad y de justicia".
(*) Contenidos producidos para El Litoral desde la Junta Provincial de Estudios Históricos en el año de su 90° Aniversario.
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