Luis Rodrigo | politica@ellitoral.com
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En 2015, el candidato con más votos en las elecciones provinciales santafesinas no fue el ganador, el hoy gobernador Miguel Lifschitz (584.017 sufragios), ni su tan inmediato perseguidor, que quedó apenas a 1.496, Miguel Del Sel (582.521). Tampoco el tercero con más expectativas en la historia electoral santafesina, Omar Perotti (558.571), a tan sólo 25.446 cruces del primero.
Quien contó más votos hace algo más de tres años fue el entonces gobernador Antonio Bonfatti, como primer candidato a diputado provincial. Dejó la Casa Gris con 765.078 votos. Había llegado, en 2011, con casi 100 mil menos.
Sin embargo, un mapa de 2015 que incluya la elección en cada uno de los 19 departamentos mostró que fueron los senadores electos y sobre todo reelectos los candidatos con más cruces en la boleta única (dentro de sus territorios).
Esta primera breve semana de un enero caliente -en febrero hay cierre de listas- dejó una novedad fuerte: el senador justicialista por 9 de Julio, Joaquín Raúl Gramajo, proclamó públicamente su apoyo a Bonfatti. Habló de la conformación de un Frente Amplio Federal que integre al oficialismo formado por socialistas y radicales frentistas con “un sector del justicialismo”, en el que -por ahora- sólo se ha anotado el legislador norteño.
La noticia importa más por calidad que por cantidad. En 9 de Julio se disputan pocos votos para la elección provincial, pero la voluntad frentista, el pase, la transversalidad, o la borocotización -según quién opine- de Gramajo al oficialismo es relevante por quién es ese senador.
Una primera clave: en el peronismo y en el Frente Progresista, Cívico y Social no ha sido una sorpresa tan grande. En los títulos de la prensa, que necesariamente trabaja con esquemas simples, sí.
El PJ y el PJ
Gramajo es una pieza clave de la Legislatura. Y de la relación entre ese Poder, el Justicialismo y el Poder Judicial. El suyo no es simplemente un voto entre 19 posibles.
Es presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Legislación General de la Cámara de Senadores, el último peldaño de la escalera que hace que los proyectos puedan ser leyes. Y también de la Comisión Bicameral de Acuerdos de la Asamblea Legislativa, donde los senadores y los diputados examinan a los candidatos a cargos en la Justicia, a los jueces, entre otros.
Tan sólo tomando los últimos años, se lo puede recordar por su enfrentamiento con un ex fiscal regional, con el ex titular del Servicio Público Provincial de la Defensa Penal, Gabriel Ganón, o por su papel en la decisión que, por unanimidad, tomó la Legislatura -a fines de 2017- de ejercer un control directo de fiscales y defensores.
Celeste y Blanco
Si el senador es reelecto, será la séptima vez que represente a 9 de Julio y completará 28 años en la Cámara (con períodos no consecutivos).
En 2015 sumó 10.227 votos y su rival del FJPV no llegó a cuatro mil. Ese año fue uno de los tres senadores electos por fuera del PJ. No aceptó ninguna identificación que pudiera siquiera emparentarlo lejanamente con el kirchnerismo, al que considera extraño al peronismo.
Optó como otros dos senadores- por presentarse por Unión Celeste y Blanco. Allí, ese año, el PRO (entonces aliado a UPCN y otros gremios) no tuvo candidatos.
Por estas horas, no pocos revisan qué otros senadores justicialistas se anotaron en aquella opción de colores patrios y límites departamentales. Acaso Gramajo sea el primer movimiento de una serie. Bonfatti trabaja para que su candidatura reciba apoyos del peronismo desde hace tiempo.
Por otra parte, la boleta única les permite a los senadores de todos los partidos tener una fuerte independencia de las estructuras partidarias provinciales. Omar Perotti y María Eugenia Bielsa ya tomaron nota de eso. En los últimos días de 2018 uno de los dos hizo un último fallido intento por convencer a Gramajo que no rompa “la unidad del PJ”. El senador expuso sus razones y su idea de apostar a un frente por fuera del partido con sede en calle Crespo, como tantas veces hicieron otros dirigentes del peronismo.