De la redacción de El Litoral politica@ellitoral.com El secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, aclaró hoy que sólo le preocupa defender a la presidente Cristina Fernández ante la acusación por presunto encubrimiento del atentado a la Amia que le hizo el fiscal especial Alberto Nisman. Consultado por radio Continental sobre la situación del ex funcionario Luis D’Elía y el jefe de Quebracho, Fernando Esteche, dijo: “No discuto ese tema, son ciudadanos comunes que tienen que dirimir cosas en el marco de un tribunal si son citados a declarar”. “Yo discuto la desproporción y lo ridícula” de una acusación que busca “enlodar la imagen de la presidente”, acotó y apuntó a que en el caso de los demás acusados “es un tema que tienen que resolver ellos, ni siquiera lo he leído, ni me interesa”. De la misma manera, el canciller Héctor Timerman volvió a calificar como una “mentira” la denuncia de Nisman y ratificó que el gobierno nunca pidió la baja de las circulares rojas de los ciudadanos iraníes imputados por el atentado. Desde la Casa de Gobierno, Timerman utilizó como prueba un correo electrónico que le envió el ex secretario general de Interpol Ronald Noble, en el que se dejaba constancia de que el memorándum con Irán no “afectaba” las notificaciones rojas de los iraníes imputados por el atentado a la mutual judía. Según el correo electrónico de Noble, Timerman “ha declarado que la presidente, usted como ministro y todo el gobierno argentino se mantenían 100 por ciento comprometidos a que las notificaciones rojas permanezcan en efecto”, por lo que el canciller subrayó que “quedó demostrado que la denuncia que hizo el fiscal es mentira”. En la misiva, enviada a Timerman desde Dubai, Noble indicó que, mientras fue secretario general de Interpol hasta 2014, el canciller reafirmó que debían “mantenerse las notificaciones rojas en vigor”. “He dejado claro a usted oralmente y por escrito que Interpol dio la bienvenida a todos los esfuerzos de Argentina e Irán para cooperar en el caso Amia”, sostuvo el ex funcionario en el correo que leyó Timerman. “Usted pidió que Interpol deje en claro que cualquier esfuerzo por parte de Argentina e Irán para cooperar en el caso Amia en formas concretas no deberían afectar la validez de las notificaciones rojas”, remarcó Noble en la misiva que leyó Timerman. Zaffaroni Por su parte, el ex ministro de la Corte Suprema de Justicia Raúl Zaffaroni consideró que la denuncia de Nisman “parece ser un juego imaginativo bastante fantasioso” y advirtió que “es forzado” afirmar que el gobierno buscó pactar con Irán para lograr “la impunidad internacional” por el atentado. El jurista también apuntó contra Nisman, al manifestar que “no” se explica “qué tiene que hacer un fiscal con la Side y con ninguna embajada extranjera, fuera de ir a algún coctel si lo invitan”. Consultado sobre cuál sería el sentido jurídico de la acusación contra la jefa de Estado, Zaffaroni contestó que “no” ve “el sentido de dedicarse a analizar la prueba de algo que desde el vamos es atípico, es decir, que no cae bajo la prohibición penal, incluso en el supuesto en que sea probado”. En una entrevista que publica hoy el diario Tiempo Argentino, el recientemente retirado ministro de la Corte indicó que “parece que hay un exceso de ‘procesalismo’ en desmedro del derecho de fondo” en la denuncia del fiscal, al afirmar que “parece que nada de lo que pretende dar por probado entra en el campo de la tentativa”. “Si se considerase que lo acordado con Irán es un principio de ejecución, lo que es bastante forzado por cierto, cuyo objetivo era la impunidad internacional de los sospechosos, la comunicación del ministro de Relaciones Exteriores a Interpol sería un desistimiento que, como todo abogado debe saber, deja impune el acto de tentativa”, sentenció. El miércoles, Nisman pidió la declaración indagatoria de la jefa de Estado, del canciller Héctor Timerman, del diputado Andrés Larroque, de personal de la Secretaría de Inteligencia de la Presidencia de la Nación, de los dirigentes Luis D’Elía y Fernando Esteche, a quienes acusa de encubrimiento por el atentado ocurrido 18 de julio de 1994.