Una de las consecuencias más notables en la ciudad por el brote de gripe se ve en la calle. La gente sale menos, por ejemplo, a comer y aparentemente, también cocina menos. Ante la consulta a rotiserías de la ciudad se confirmó que las solicitudes del delivery aumentaron entre un 70 y 80 % respecto de las ventas habituales. “En este momento si se compara con unos días atrás casi nadie viene al negocio y piden mucho más por teléfono”, manifestó el encargado de una casa de comidas.

































