Miércoles 8.7.2020
/Última actualización 21:55
La lucha contra la pandemia había quedado a salvo de las chicanas políticas, tan frecuentes en la vida institucional del país. Han vuelto a aparecer en las últimas semanas y -como es habitual en estos casos- sin demasiadas preocupaciones estéticas, ni éticas.
Hay defensores de la cuarentena -cada vez más vista como un asunto del oficialismo- que multiplican en redes sociales el caso de un paciente de Covid-19, recientemente fallecido.
Se trata de una persona que claramente pertenecía por su edad al grupo de riesgo y que, como tantos otros, concurrió a proclamar su oposición al encierro pero cobró notoriedad por sus opiniones cuando un móvil de un canal de TV lo eligió para que hable al aire, acaso por su atuendo: un casco amarillo y una pechera del Pro. Esa situación lo privó del anonimato y más sus dichos en favor “del vicio y del capitalismo”. Dijo que “el mundo sería muy aburrido sin los yanquis” y enumeró todo lo cultural, lúdico y novedoso que de ese país proviene. Algo que lo dejó en la línea de fuego. Ahora, en redes sociales se lo exhibe, como una manera aleccionadora de señalar qué les pasa a los que no siguen las indicaciones sanitarias.
Otro caso, que extrañamente ha sido poco comentado, es la ordenanza que en el Partido de Esteban Echeverría restringe sin más la libertad de expresión. La impulsó el intendente justicialista Fernando Gray y barre con ese derecho constitucional en apenas dos artículos, uno que prohibe y el otro que establece penalidades para “la captación de imágenes fotográficas, videos o registros de audios mediante el uso de cámaras, teléfonos celulares u otra tecnología comparable, en Hospitales Públicos, Clínicas Privadas, Cementerio Municipal y/o Cementerios Privados” en esa jurisdicción.
Los considerandos se apoyan en la excusa de la “salvaguardia al derecho de intimidad” de los pacientes de Covid-19 pero la prohibición es para la totalidad de esos espacios públicos.