Viernes 5.11.2021
/Última actualización 15:28
Jesús Rodríguez es Presidente de la Auditoría General de la Nación (AGN), máximo órgano de control externo de la Argentina. Fue nombrado Auditor en 2016, a propuesta de su partido, la Unión Cívica Radical. En 2020, asumió la titularidad del organismo que le corresponde a la oposición. Fue ministro de Economía en los últimos meses del gobierno de Raúl Alfonsín, varias veces diputado nacional, convencional constituyente; hoy es vicepresidente de la Fundación Alem (UCR) y de la Internacional Socialista. Visitó Santa Fe en apoyo a las listas de Juntos por el Cambio que encabezan Carolina Losada y Mario Barletta.
- Usted mencionó que el plan Austral fue casi simultáneo al plan de estabilización de Israel que logró controlar la inflación y nosotros no. ¿Por qué?
- El plan Austral fue un programa muy preciso y riguroso en términos económicos que terminó en frustración. Una de las razones que explica porqué el experimento israelí, muy parecido al Austral, fue exitoso, es el apoyo político que tuvo. Ese apoyo político se expresó en un gabinete paritario - Laborista y Likud - mayoría parlamentaria del 80/90 por ciento y con un acuerdo por el cual se sucedían cada dos años en el cargo de primer ministro. Programa sólido y muy fuerte apoyo político. Es fundamental porque el capitalismo tiene aversión a la incertidumbre. El capitalismo puede ser exitoso en distintos regímenes políticos, en China puede funcionar porque hay régimen de partido único que establece las reglas de juego. En el sistema democrático hacen falta acuerdos para que esa certidumbre pueda estar expresada por los actores políticos.
- Cree posible un acuerdo de este tipo en Argentina con una situación social y económica muy delicada
- Es imprescindible porque no se trata de salvar un gobierno, se trata de encontrar un rumbo y un destino para la Nación. Tiene que haber reglas de juego, compartidas, y respeto para los mejores estánderes de funcionamiento de las instituciones. Lo digo no por una concepción conceptual sino fundamental: existe una asociación positiva, una relación de causalidad de fortaleza de las instituciones y resultados económicos y sociales. ¿Por qué? por lo de la previsibilidad de la que hablábamos. Hay algunos en la Argentina que descreen de esto, lo subestiman. Les pongo como ejemplos como en una misma isla del Caribe, Haití sea una cosa y República Dominicana sea otra; o Costa Rica y Nicaragua: o Uruguay y la Argentina. El respeto a las instituciones, la subordinación al Estado de derecho, la cultura del compromiso entre los actores políticos son cuestiones que espesan, influyen y deciden. Mientras en la Argentina haya gobiernos que creen que eso accesorio, no vamos a encontrar solución.
- ¿Lo puede hacer hoy la política? porque hoy parecen tener más participación los movimientos sociales
- Sin dudas que es la política. En sociedades democráticas, las mediaciones entre la sociedad y el Estado son los partidos políticos como instituciones y las instituciones en el Congreso. Ese acuerdo es sede parlamentaria; no es cogobierno, no es un ministerio para la oposición. Acuerdos en sede parlamentaria por lo cual el gobierno juega con blancas y tiene que ofrecer a la sociedad un programa que hoy no tiene, no muestra; peor, el presidente de la Nación se vanaglorió de descreer en los programas económicos. Nos cuesta a nosotros entender eso, imagine lo que es para los líderes mundiales escuchar o leer que un presidente no cree en los programas.
- Macri hizo un acuerdo para el régimen jubilatorio y le tiraron toneladas de piedras al Congreso; Armando Caro Figueroa dice que sin el peronismo no hay reforma laboral posible, Emilio Pérsico opina que hacen faltan 20 años de peronismo, de partido único, sin alternancia. ¿Cómo es posible sentarse a negociar con un partido que tiene emergentes de partido único?
- Es cierto eso de pulsión de partido único. Lo primero que hay que hacer es ponerse de acuerdo entre todos los actores, empezando por el gobierno, es por el respeto de la institucionalidad democrática, la división de poderes, la necesidad de control y la exigencia de rendición de cuentas. Sé que existe una tensión entre política y cultura pero la política es la única capaz de cambiar los registros culturales y de la mano de algo que (Raúl) Alfonsín señalaba permanentemente "la política también es docencia". La acción política docente, la persuasión y la búsqueda de convencimientos puede hacer posible eso. Es difícil, sino no estaríamos como estamos. Pero ese acuerdo hizo posible, por ejemplo, terminar con la dictadura en la Argentina que era un atavismo cultural que nos acompañó por más de cincuenta años.
- Hay un desafío post 14 N para ver cómo queda el Congreso, ¿cree que con mayor equilibrio entre dos bloques es posible?
- El resultado electoral va a obligar al gobierno a tomar decisiones. Se van a sentir compelidos a tomar nota de la situación, el estado de urgencia de enormes contingentes sociales va a requerir de que el gobierno tome nota de la situación. Van a tener dejar el relato al costado y afrontar algunas prácticas que el gobierno no registra y que debe incorporar.
- Hace falta institucionalidad pero la protesta social no cesa. Desde 2001 los actores son estamentos sociales que no van con la representatividad del sistema político sino con la calle y van por un gobierno popular.
- Hay una inmensa mayoría de argentinos que adhiere a dos nociones: democracia representativa y el capitalismo competitivo que es bastante diferente la democracia de base y el capitalismo asistido. Es una parte de la realidad que deberán asumir.
"Coaliciones programáticas, no ideológicas"
- ¿El radicalismo está cómodo en Juntos por el Cambio?
- El radicalismo es fundador de Juntos por el Cambio; el radicalismo de manera institucional resolvió adherir y mantener la coalición, primero en Gualeguaychú en 2015, en La Plata en 2017 y en Parque Norte en 2019. Este año, casi 250 mil personas en todo el país participaron de elecciones internas del radicalismo para elegir autoridades y todos los actores políticos partidarios convalidaron la búsqueda de la coalición. Hubo una Paso donde el 40% de los argentinos apoyó a la coalición y dentro de ese 40, casi la mitad son listas patrocinadas y promovidas por la UCR. Esta es la era de las coaliciones en la Argentina, en la región y en el mundo. El último presidente solo elegido en nombre de un partido político fue Alfonsín en 1983, los otros son todos fruto de coaliciones, frentes o alianzas. Hay que mejorar la cultural coalicional en la Argentina; Juntos por el Cambio tienen que dar un salto de calidad, avanzar en mejores instancias de toma de decisiones pero dentro de la coalición.
- La UCR forma parte de la Internacional Socialista y el Pro es liberal
¿Cuál es el problema?. Le doy ejemplos, Chile con cinco gobiernos de concertación, dos de la democracia cristiana y tres socialistas; en Alemania, Merkel gobernó cuatro períodos con la socialdemocracia y ahora la socialdemocracia con liberales; en Uruguay el Frente Amplio con varios partidos y ahora una coalición de Lacalle Pou con el partido Colorado. Este es el dato de la realidad, coaliciones que no tienen que ver con la visión del pasado sino con un programa, con la definición de un futuro. No son coaliciones ideológicos, sino coaliciones programáticas, por eso estamos tan comprometidos en la discusión conceptual. De hecho, la UCR a través de la fundación Alem presentó un documento con propuestas, ideas para el control republicano desde el Congreso y de futuras políticas públicas.
- ¿Quién es el heredero político de Alfonsín?
- Las herencias se dan en las monarquías. El radicalismo es una institución política que tiene 130 años y tiene un futuro dado porque fue capaz en cada momento histórico de adaptar los ideales de siempre, de la libertad y la igualdad con las ideas actualizadas del momento. Cuando hizo eso fue representativo de las mayorías y por eso estamos donde estamos.
"No estamos a la altura necesaria en los controles"
- ¿El ciudadano puede estar tranquilo del control que se hace desde la Auditoría General de la Nación?
- El ciudadano tiene que exigir todo el tiempo más y mejores controles. De hecho, en este tema de los gastos de la pandemia no hemos estado a la altura de las circunstancias. Hemos hecho muchos trabajos pero no estamos a la altura necesaria de auditar en tiempo real los gastos del Estado. Este gobierno logró que del Congreso diez delegaciones de facultades; este gobierno sancionó más DNU en menos de dos años que en los ocho años de la presidenta Kirchner; más DNU que en los cuatro años del presidente Macri. Hay más DNU que leyes aprobadas en el Congreso. Estamos ante un desequilibrio inadmisible. Un desbalance absolutamente inconveniente que se refleja en los intentos de avanzar sobre la independencia de la justicia, modificar la designación del Procurador, los intentos del juicio político a la Corte, etc.
- ¿ Hay trabajo sobre subsidios a la energía que se llevan gran parte del presupuesto?
- Este es un problema muy serio. En la presidencia de la señora Kirchner se produjo un episodio que fue muy nocivo, haber perdido los superávits que había en Argentina (externo y fiscal) . Se perdió por la suicida política energética que alentó a la importación, promovió los congelamientos que terminó produciendo un déficit fiscal y de sector externo por importaciones y por subsidios. Estamos repitiendo esa pésima política: subsidios pro ricos como dijo el ministro (Martín) Guzmán que genera una situación pésima de futuro. Vamos a tener que importar energía y dilapidar recursos públicos a quien no lo necesita. Un ejemplo, el Congreso sancionó una ley de zonas frías que hace que un ciudadano que no tiene gas natural, compra el gas en garrafa, o polenta con IVA, esté subsidiando a otro ciudadano que tiene, por ejemplo, una casa con costa al lago Nahuel Huapi. Es irracional, vergonzoso, injusto y eso es lo que está pasando.
- El otro lado fueron los tarifazos en la época de Macri y el rechazo que generaron
- Exactamente, pero el problema es ese usted está apretando un resorte y cuando salta, salta. Tiene que haber atención de los sectores que no tienen capacidad de pago y se llama tarifa social pero no se puede subsidiar a todo el mundo. No se puede subsidiar la oferta, hay que subsidiar focalizadamente a la demanda que lo necesite, nunca subsidio universal.
- ¿Las causas de esa conducta?
- No lo sé, señalo los riesgos de una política energética suicida que se extiende a otros lugares como la política internacional. Cómo se entiende el silencio cómplice con lo que ocurre en Nicaragua donde están presos todos los opositores, o, en Venezuela donde Naciones Unidas dictaminó la existencia de violaciones sistemáticas a los derechos humanos y que Corte Penal Internacional va a actuar. Algunos quieren hacernos creer que eso es una política apropiada porque es no injerencia en los asuntos externos de otros estados. El presidente Alfonsín fulminó esa idea en el discurso de Parque Norte en 1985 cuando dijo "los derechos humanos no tienen restricciones ni limítrofes geográficas ni ideológicas, deben ser defendidos no importa con quién, ni dónde".
El respeto a las instituciones, la subordinación al Estado de derecho, la cultura del compromiso entre los actores políticos son cuestiones que espesan, influyen y deciden".