Malestar psicológico: casi 3 de cada 10 adultos presentan síntomas de ansiedad o depresión
El aumento es más fuerte en mujeres, personas mayores y hogares en situación de pobreza. Entre 2022 y 2024, casi dos de cada diez adultos empeoraron su salud mental, con mayor impacto en los desempleados y en quienes tienen enfermedades crónicas.
Incremento sostenido de la depresión y la ansiedad
Esto significa que casi tres de cada diez personas sufren actualmente un deterioro en su bienestar emocional.
Tendencia en alza
El estudio, basado en la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA), muestra que este incremento fue sostenido en todo el período analizado. La tendencia no distingue sectores sociales, pero las brechas se hacen más visibles a medida que crece la precariedad económica y laboral.
En 2024, el 39,5% de la población en situación de pobreza manifestó síntomas de ansiedad y depresión, casi el doble que en los sectores no pobres (21,8%). Esto significa que las condiciones socioeconómicas tienen un peso decisivo en la salud mental de las personas.
Además, el análisis revela que las mujeres registran niveles de malestar psicológico más altos que los varones, lo que confirma una brecha persistente en términos de género. Por grupo etario, el impacto se concentró en adultos de entre 60 y 74 años, con un 30,1% en 2024.
El malestar psicológico refleja un deterioro en el bienestar subjetivo de la población
El impacto reciente: los que empeoraron y los que mejoraron
El informe pone especial foco en lo ocurrido entre 2022 y 2024, años atravesados por la postpandemia y una fuerte crisis económica. Allí se observa que:
58,2% de la población panel se mantuvo estable sin malestar psicológico.
18,4% empeoró su salud mental, es decir, pasó de no tener síntomas a manifestarlos en 2024.
12% atravesó un patrón intermitente, alternando entre años con y sin síntomas.
5% permaneció con malestar psicológico persistente durante los tres años.
El estudio también detectó que en los hogares pobres, un 23,8% comenzó a experimentar síntomas recién en 2024, lo que refleja el fuerte impacto de la coyuntura económica reciente.
Otro factor de peso fue la salud física: entre quienes padecen enfermedades crónicas o graves, un 31,4% empeoró su bienestar psicológico, a lo que se suma un 17,6% que mantuvo síntomas de manera persistente.
En el mercado laboral, los desocupados fueron los más afectados: 30,4% empeoró, frente a un 13% que logró mejorar. En cambio, entre las personas con empleo pleno o precario, la proporción de quienes permanecieron sin síntomas fue mucho más alta.
El aumento es más fuerte en mujeres
Factores que explican el malestar psicológico
Los modelos estadísticos utilizados en la investigación confirmaron que los factores con mayor peso en la aparición o empeoramiento del malestar psicológico son:
Sexo: las mujeres muestran mayores niveles de ansiedad y depresión.
Condición de salud: tener enfermedades graves o crónicas incrementa el riesgo.
Situación laboral: estar desocupado o subempleado aumenta la vulnerabilidad.
Pobreza por ingresos: los hogares más desfavorecidos presentan hasta tres veces más prevalencia de síntomas.
El informe concluye que, aunque estos factores explican parte de la variabilidad, el crecimiento del malestar psicológico se mantiene como una tendencia estructural, sostenida más allá de las características individuales.
Los investigadores señalan que el malestar psicológico no equivale a un diagnóstico clínico, pero sí refleja un deterioro en el bienestar subjetivo de la población. Se trata de un indicador sensible a las crisis económicas, laborales y sociales, que revela el impacto que estas tienen en la vida cotidiana de millones de argentinos.
En palabras del documento, “el malestar psicológico se observa en toda la estructura social, con mayores brechas de desigualdad en los sectores más vulnerables. La persistencia de esta tendencia plantea un desafío para las políticas públicas en materia de salud mental y bienestar social”.
El contexto de inflación, desempleo y precariedad laboral, sumado al déficit en el sistema de salud mental —con menor cobertura y mayores costos— agrava aún más la situación.
Hacia dónde mirar
Los especialistas remarcan que el abordaje del malestar psicológico requiere una mirada integral: no solo centrada en el acceso a la atención en salud mental, sino también en la mejora de las condiciones de vida, el empleo y la reducción de las desigualdades estructurales.
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