Al comenzar la jornada, el organismo necesita recuperar energía e hidratación después de varias horas de ayuno. Frente a este escenario, el agua de avena se presenta como una opción práctica y nutritiva.

Cada vez más personas incorporan esta bebida a su rutina matutina. Rica en fibra y antioxidantes, ayuda a hidratar el cuerpo tras el descanso nocturno y puede contribuir al control del colesterol y la glucosa.

Al comenzar la jornada, el organismo necesita recuperar energía e hidratación después de varias horas de ayuno. Frente a este escenario, el agua de avena se presenta como una opción práctica y nutritiva.
Se trata de una bebida elaborada a partir de hojuelas de avena y agua que, con bajo aporte calórico, concentra nutrientes de interés para la salud y gana popularidad como complemento de los hábitos matutinos.

El agua de avena conserva parte de los componentes del cereal en su estado natural. Entre ellos se destacan los betaglucanos, una fibra soluble que favorece la digestión, ayuda a prolongar la sensación de saciedad y contribuye a regular la absorción de glucosa.
Por esta razón, algunos especialistas la señalan como una alternativa útil para quienes buscan mantener estables los niveles de azúcar en sangre y reducir el riesgo de diabetes tipo 2.
Otro de sus beneficios más estudiados es la capacidad de colaborar en el control del colesterol LDL, conocido como “malo”. Este efecto, sumado a su bajo contenido de grasas saturadas, convierte al agua de avena en una bebida favorable para la salud cardiovascular, especialmente en el marco de una dieta equilibrada y acompañada de actividad física.
La avena también contiene compuestos antioxidantes como las avenantramidas, que ayudan a proteger las células del daño oxidativo. Aunque el aporte de vitaminas y minerales es menor que en el consumo del grano entero, el agua de avena conserva parte de las vitaminas del grupo B y minerales como magnesio y fósforo, importantes para el metabolismo energético y el funcionamiento del sistema nervioso.
No menos relevante es su efecto hidratante. Tomarla en ayunas permite reponer líquidos tras el descanso nocturno, un momento en el que el cuerpo pasa varias horas sin ingerir agua ni alimentos. De este modo, se convierte en una opción para quienes buscan comenzar el día con una bebida suave y de fácil digestión.

La preparación del agua de avena es sencilla y no requiere de muchos ingredientes. Para un litro de bebida se utilizan aproximadamente diez cucharadas de avena en hojuelas, un litro de agua y, de manera opcional, un endulzante natural como miel, stevia o azúcar. También puede añadirse canela o esencia de vainilla para darle un sabor distinto.
El procedimiento consiste en enjuagar previamente la avena con agua fría, luego licuarla junto con el litro de agua y el endulzante elegido. Después, se cuela la mezcla y se conserva en la heladera por no más de tres días. Puede consumirse fría o a temperatura ambiente, sola o como acompañamiento del desayuno.
Conviene aclarar que el agua de avena no sustituye a la avena como alimento sólido, que concentra más nutrientes y fibra. Su consumo debe entenderse como un complemento dentro de una alimentación variada y balanceada.
En cuanto a la frecuencia, puede incorporarse de manera regular, aunque no existen recomendaciones específicas en las guías nutricionales. Algunas personas la beben a diario, mientras que otras la alternan con otras infusiones o jugos naturales.
También es importante señalar que, si bien es una bebida segura para la mayoría, no es aconsejable atribuirle propiedades “curativas” frente a enfermedades. Su aporte es nutricional y debe considerarse dentro de un estilo de vida saludable.

El agua de avena suele plantearse como una alternativa al café, al té o a las infusiones con mate, bebidas que forman parte de la rutina de muchas personas en Argentina. A diferencia de estas, no contiene cafeína, por lo que resulta más adecuada para quienes buscan evitar estimulantes o sufren de insomnio, ansiedad o gastritis.
En comparación con los jugos envasados, el agua de avena tiene la ventaja de no contener azúcares añadidos ni conservantes, siempre que se prepare en casa. Sin embargo, a diferencia de un jugo natural de frutas, no aporta vitamina C, por lo que puede complementarse con otros alimentos ricos en este nutriente, como una fruta fresca en el desayuno.
Los especialistas también recomiendan prestar atención a ciertas situaciones particulares. Por ejemplo, las personas con enfermedad celíaca deben asegurarse de utilizar avena certificada libre de gluten.
Además, quienes presentan problemas digestivos específicos, como síndrome de intestino irritable, pueden experimentar molestias al incorporar bebidas con fibra soluble, por lo que conviene hacerlo de manera gradual.
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