Dormir entre 7 y 9 horas diarias es fundamental para mantener la salud física y mental. Sin embargo, el descanso nocturno se vuelve más difícil a medida que envejecemos. Factores hormonales, sociales y ambientales están detrás de este cambio.
A lo largo de la vida adulta, la necesidad de sueño se mantiene relativamente estable, pero su calidad se ve afectada por múltiples factores. Conocer cuántas horas dormir según la edad y qué hábitos adoptar puede marcar la diferencia entre el agotamiento crónico y un verdadero descanso reparador.
Dormir entre 7 y 9 horas diarias es fundamental para mantener la salud física y mental. Sin embargo, el descanso nocturno se vuelve más difícil a medida que envejecemos. Factores hormonales, sociales y ambientales están detrás de este cambio.
La cantidad ideal de sueño varía levemente con la edad, pero la mayoría de los adultos requiere entre 7 y 9 horas diarias para funcionar de manera óptima.
Contrario a lo que se suele pensar, las personas mayores no necesitan menos horas de sueño: los cambios en sus patrones de descanso responden a otros factores.
El paso del tiempo trae consigo alteraciones biológicas que afectan la arquitectura del sueño:
Además del envejecimiento, existen otros factores que dificultan dormir bien:
Los especialistas sugieren aplicar algunas pautas simples para favorecer el buen dormir:
Consultar con un médico si se presentan problemas persistentes como insomnio o apnea.
El sueño es un pilar básico para la salud física, emocional y cognitiva. A medida que envejecemos, entender cómo cambia el descanso y adoptar hábitos saludables se vuelve esencial para preservar la calidad de vida. Dormir no es un lujo, es una necesidad biológica que debemos cuidar.
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