Todo el tiempo están naciendo nuevas tendencias en las redes sociales, muchas de ellas enmascaradas como saludables.
Las redes sociales se meten de lleno en la vida de niños y niñas, con una viralización constante de tendencias enmascaradas en saludables. Una médica especialista en dermatología y pediatría detalló cuáles son los riesgos de utilizar productos no recomendados para menores.
Todo el tiempo están naciendo nuevas tendencias en las redes sociales, muchas de ellas enmascaradas como saludables.
En este sentido, cada vez más jóvenes entran en plataformas como Tik tok e Instagram y son influenciadas por estándares de belleza totalmente inalcanzables. Este fenómeno involucra a niñas de entre 8 y 12 años que, al consumir estos contenidos en línea, adoptan rutinas de cuidado de la piel y maquillaje propias de adultos.
El término "Sephora Kids" se refiere a menores que frecuentan tiendas de cosméticos adquiriendo productos de alta gama, como cremas antienvejecimiento o sérums, y comparten sus rutinas en redes sociales, que se viralizan rápidamente. Estas niñas imitan a influencers adultas, mostrando comportamientos que han suscitado preocupación entre expertos y padres.
Especialistas en dermatología y psicología expresaron sus inquietudes sobre esta tendencia. El uso de productos no adecuados para pieles jóvenes puede provocar irritaciones y otros problemas dermatológicos. Además, la exposición temprana a estándares de belleza adultos puede afectar la autoestima y el desarrollo emocional de las niñas.
Carolina Fessia (Mat. 5569), médica especialista en dermatología y pediatría, dialogó con El Litoral y apuntó contra estas tendencias que implican un riesgo para la salud de los menores: "Considero muy importante ofrecer información clara para comprender por qué este fenómeno de utilización de cosmética en niños y niñas no debe pasarse por alto".
"La piel infantil no es simplemente una versión pequeña de la piel adulta. Es más delicada, tiene una función de barrera aún en desarrollo y es más propensa a la irritación y a la absorción de sustancias químicas", expresó Fessia.
El uso de productos cosméticos con ingredientes como ácidos exfoliantes, perfumes o conservantes pueden provocar complicaciones agudas al colocarlos sobre la piel. Algunas de las complicaciones, según la especialista, son:
"Lo que observamos los profesionales de la salud es que no es un simple juego o curiosidad pasajera. Vemos, en muchos casos, a niñas y niños que comienzan a incorporar la idea de que su apariencia necesita ser corregida, perfeccionada o mejorada para ser aceptada dentro del círculo de pares", explicó Fessia.
Los estándares de belleza inalcanzables representan un riesgo significativo para la salud mental y física, especialmente entre los más jóvenes. Al promover ideales estéticos poco realistas —como una piel perfecta, cuerpos extremadamente delgados o rasgos faciales específicos— se genera una sensación constante de insatisfacción personal.
Esta presión puede desencadenar trastornos alimentarios, baja autoestima, ansiedad, depresión y conductas obsesivas vinculadas a la apariencia.
Además, al reforzar la idea de que el valor personal depende de la imagen exterior, se invisibilizan otros aspectos fundamentales del desarrollo, como la autoestima basada en las habilidades, la personalidad y el bienestar emocional.
"La presión estética, y preocupación por ciertos estándares de belleza llevan a procesos de angustia y ansiedad difíciles de manejar en la consulta", aseguró la médica y añadió: "Considero que la intervención de la familia es fundamental. El diálogo, la escucha activa y la contención emocional son herramientas claves para acompañar nuestros niños en la construcción de un autoestima saludable".
"Podemos explicarles con claridad qué cuidados son adecuados para su edad, y por qué ciertos productos no son necesarios ni beneficiosos", expresó.
Fessia detalló una serie de recomendaciones para tratar con niños y niñas que están inmersos en estas tendencias. Para una piel sana en la infancia no hace falta más que:
"Esta rutina básica, supervisada por un adulto y acompañada de buenos hábitos como una dieta equilibrada, una correcta hidratación, actividad física y descanso adecuado, es más que suficiente para mantener la piel saludable", indicó la especialista.
"Como profesionales de la salud tenemos el deber de recordar que el desarrollo infantil requiere de tiempos propios, cuidados específicos y de un entorno que priorice la salud física y emocional por sobre las tendencias", explicó.
"El cuidado de la piel no debe ser una fuente de estrés ni una imposición estética precoz e inadecuada. Debe ser parte de una educación integral sobre el cuerpo, el respeto por uno mismo y la salud, no solo en esta etapa sino a lo largo de toda vida", señaló Fessia.
"Cuidemos no solo lo que aplican en su piel, sino también los mensajes que reciben. A veces, el mejor cosmético para la infancia es simplemente permitirles ser niños", concluyó.
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