“Ante la información publicada en los medios de prensa sobre las exploraciones arqueológicas realizadas en el templo de Santo Domingo de la ciudad de Santa Fe que habrían dado por resultado el hallazgo de unos restos óseos que habrían sido reconocidos como pertenecientes al exgobernador de Córdoba, Brigadier General Juan Bautista Bustos, las autoridades de la Junta Provincial de Estudios Históricos de Santa Fe, el Archivo General de la Provincia, el Departamento de Estudios Etnográficos y Coloniales y el Museo Histórico Provincial 'Brig. Gral. Estanislao López', solicitan que, antes de anticiparse a sacar conclusiones que pudieran llevar a cometer un error lamentable y a llevarse a la provincia de Córdoba los restos de alguien que bien pudo ser un vecino santafesino de los muchos que se sepultaron dentro y fuera del primitivo templo dominico, se realicen las pruebas de ADN que estaban previstas”, comienza el comunicado.
“La mismas autoridades -continúa el parte de prensa- recuerdan que cuando fue sepultado el Brigadier Bustos en 1830, el templo dominico era otro, cuya disposición arquitectónica se desconoce. Que cuando fue construido el actual, a fines del siglo XIX, no se conservó la memoria de la localización aproximada de las personas sepultadas, entre ellas la del primer gobernador de Santa Fe, Don Francisco Antonio Candioti. Que por lo tanto no existe manera de identificar los lugares en que pudieron ser sepultados la mayoría de las personas que yacían en el templo”.
“Así fue que en 1972 se colocó una placa de mármol en las proximidades del altar para recordar que en este templo se encontraban sepultados los restos de Bustos, pero sin pretender indicar que el lugar de la placa coincidía con el de la sepultura del prócer.
“Las instituciones de estudios históricos santafesinas hacen notar que la elección de cualquier punto para iniciar la búsqueda de cualquiera de las personas sepultadas bajo las losas del antiguo templo es antojadiza, aunque es lo más probable que toda excavación que se emprenda dé por resultado el hallazgo de restos óseos pertenecientes a una o a varias personas.
“Si el equipo de arqueólogos y antropólogos que realizó la excavación tiene elementos para exhibir en respaldo de la identificación de los restos hallados debe darlos a conocer, fuera de la muy dudosa argumentación de las costillas mal soldadas”, señala..