Tierra. En La Esmeralda, conviven otros cinco barrios, más pequeños, que tomaron nombre de los loteos correspondientes y crece con la fuerza de gestión de los vecinos.
Hace sólo dos décadas, era una zona de quintas. Hoy, es la verde extensión sobre la que se expande la ciudad, a ritmo vertiginoso.

Tierra. En La Esmeralda, conviven otros cinco barrios, más pequeños, que tomaron nombre de los loteos correspondientes y crece con la fuerza de gestión de los vecinos.
En el verde paisaje norteño de la ciudad, La Esmeralda se impone. Por su extensión. Por la tranquilidad de sus calles. Por los días que se respiran con aire rural y una urbanización que avanza.
Esta franja del distrito Noreste de Santa Fe es dibujada por la avenida Aristóbulo del Valle al oeste, Callejón El Sable al norte, la continuación de Gorriti -sin ruido a avenida- en el sur, y las vías del ferrocarril Manuel Belgrano al este.
En contrario a lo que indica el sentido común, que emparienta el barrio a la Granja con la que comparte nombre -quedó fuera del barrio: es jurisdicción de Las Delicias-, La Esmeralda cobra doble sentido. Por un lado, su carácter histórico alude al origen de los terrenos; la extensión rural pertenecía al señor Néstor Casabianca, que le dio al loteo el nombre de su esposa, Esmeralda Beltrame. Por otro, a su situación actual: en esta Santa Fe que crece hacia el norte, el paisaje de cemento invade con pequeños loteos las grandes extensiones verdes que todavía persisten.
En La Esmeralda conviven otros cinco barrios, más pequeños, que tomaron nombre de los loteos correspondientes: Ledesco; Ledesco II; barrio UPCN; Gremio Solidario y Barrio California. Cada uno crece con la fuerza de gestión de los vecinos que se organizaron y lograron, entre otras conquistas, el asfalto articulado. Crece y se expande, poco a poco, hasta rozar el caserío siguiente. José Luis Lemos, uno de los vecinos más antiguos, dice que el barrio vive su pico de crecimiento. “La ciudad se está extendiendo hacia el norte. Aquí podemos ver el crecimiento de barrios que se unen, como el de UPCN y Gremio Solidario”. Lemos recuerda que hace sólo dos décadas “esto era una zona de quintas”. Hoy, “las casas se unen y forman una sola franja urbana”.
Para saber
La clave Uno y muchos
Postales
Paisaje apacible En el corazón de barrio La Esmeralda, la plaza se ofrece como un paisaje apacible. Tanto los vecinos como las autoridades policiales coinciden en la tranquilidad del barrio. Unos destacan que “la gente es trabajadora, tranquila”. Otros reconocen que hay algunos hurtos y asaltos porque “la delincuencia cero es imposible”.
Subcomisaría propia En calle Esmeralda 2471, se inauguró en diciembre de 2010 la nueva subcomisaría 8va. El edificio fue construido especialmente para este fin. Cuenta con camioneta propia y 22 efectivos, distribuidos en distintas guardias y tareas. Su jurisdicción supera a La Esmeralda: cubre desde calle French al sur, hasta el límite comunal norte en Callejón Quiroga; Aristóbulo del Valle al oeste y las vías del ferrocarril Belgrano al este.
Aguas servidas en Esmeralda Este
El sector conocido como Esmeralda Este -ubicado entre Callejón Funes y C. ARA Belgrano, entre Rivadavia y Alvear- ya cuenta con agua potable. Pero, el problema que tienen los vecinos es un desborde en la esquina de Callejón Funes y Las Heras, donde se acumula agua en una depresión del terreno. La falta de mejorado en la calle hace del terreno un barrial intransitable.
Poco a poco, el agua En el sector norte del barrio, algunos vecinos se sienten olvidados. Entre ellos, Claudio Bardrinobra que hace veinte años se instaló en 25 de Mayo al 9500, a media cuadra de Callejón El Sable. Si bien reconoce “el crecimiento de la zona” y las obras en ejecución, reclama que “todavía no tenemos agua potable ni desagües. Están los caños pero todavía no se hicieron las conexiones. Siempre nos dejan para lo último”, se quejó. También reclamó por desagües: “Cada vez que llueve nos inundamos”.




