Por Fabiana García No importa si las nubes invitaban a dormir, si el número de participantes era menor, si varios no vinieron, si el lugar de largada fue otro, si el río crecido se comió la playa o si había que apretarse más. El maratón es un genuino sentimiento santafesino, que retrata lo mejor de una región que se identifica con el río y que da rienda suelta para que cada uno sea protagonista a su manera. La gente se agrupó en Piedras Blancas para ver la largada y, luego de que los nadadores cruzaron las agitadas aguas de la laguna, comenzando el trayecto de la costanera oeste, los recibió con afectuosos aplausos. El balcón principal del Puente Colgante estaba lleno, y recordando esa reiterada y emblemática imagen la piel se erizaba en los presentes. Pero de ahí se dio paso a la emoción, cuando, tras cruzar el Oroño, cientos de embarcaciones poblaron el río, a la vez que el sol aparecía con fuerza, haciendo resaltar más el colorido. Los más osados Yates, lanchas, piraguas y canoas hicieron una compacta caravana, en la que después del impacto inicial se fueron identificando a los más originales a la hora de disfrazarse. Y en esto hay que darles un claro mérito a aquellos que aguantaron durante todo el día una peluca y medias finas. En tal sentido, se destacó la rubia pulposa que mostró sus atributos en toda la carrera, los Village People, la monja inmaculada y las colegialas. Por supuesto que los colores de Colón y Unión dominaron el río, por separado, pero también juntos. A tal punto que Carlos Aimar, subsecretario de Deportes y oriundo del sur provincial, comentó que no se imaginaba 'que hinchas de Newell"s y Central pudieran llegar a ese tipo de demostración'. Además, las parcialidades no ahorraron imaginación a la hora de hacer lucir sus trapos en el agua... pero también en la costa, o en la isla, donde los pescadores le rinden tributo al maratón. Es una fiesta que los involucra, que una vez por año les pasa por la puerta de su casa. Mejor en todos los aspectos El carnaval se produjo, con opiniones a favor y en contra. Hubo divertimento, pero también más control por parte de la Prefectura y de los encargados de la organización de la competencia. Hubo mucho cuidado de los nadadores y en ese punto todo pareció más ordenado en el sector donde se definían los puestos de vanguardia. Si bien no se 'minimizó' la ingesta de alcohol, todo fue más controlado y prolijo. Por eso, lo impecable de la competencia en lo deportivo tuvo su similitud en lo organizativo y en el comportamiento de la gente. Y así debe ser.
































