Luego de los hechos violentos y sospechosos que se hicieran públicos ayer, los jugadores Nico Diez y Sebastián Arrieta decidieron rescindir el contrato que los vinculaba con Unión e irse de la ciudad.
En realidad hubo cuatro damnificados, estos fueron Sebastián Arrieta, Nicolás Diez, Gonzalo Peralta y Raúl Gorostegui. De estos cuatro jugadores, hubo dos —Gorostegui y Diez— que radicaron la denuncia. Los otros dos, que no viven en departamentos sino en La Tatenguita, no hicieron la denuncia aunque informaron, fundamentalmente en el caso de Arrieta, que se le sustrajo sin violentar la puerta de acceso, el dinero que había cobrado días antes y que correspondía a su sueldo, mientras se había ausentado de la ciudad.
Como consecuencia de ello, ayer Nicolás Diez y Sebastián Arrieta resolvieron rescindir sus contratos. En el caso de Arrieta, era algo que se venía hablando desde la semana pasada con su representante, al punto tal que ayer lo dejó entrever en el diálogo con El Litoral el propio vicepresidente primero de la institución, Augusto Borlle.
En el caso de Nicolás Diez, la decisión fue personal ya que los dirigentes intentaron, en vano, convencerlo para que se quedara hasta que culmine su vínculo. “Estamos conformes con vos, no queremos que te vayas”, le dijeron los directivos rojiblancos a Diez, quien, sin embargo, tomó la decisión y, según pudo saberse, tuvo una muy buena actitud con el club: cobró hasta el último día trabajado por más que el contrato tenía vigencia hasta el 30 de junio. El mismo camino siguió Arrieta, aunque en este caso, como se dijo anteriormente, la decisión fue consensuada con el representante del jugador pues estaba en los planes de la dirigencia la rescisión del vínculo.
No se entrenaron
Debido a las circunstancias antes descriptas, los jugadores resolvieron por la tarde juntarse en el estudio de la abogada de Agremiados, doctora Estela Reschia, con la que mantuvieron una larga charla.
Posteriormente, ya en el club, se sumaron los dirigentes y el jefe de la Unidad Regional I, comisario Rodolfo Campagnoli, con quienes los futbolistas rojiblancos tuvieron la posibilidad de conversar y de narrarles lo sucedido para ponerlo en conocimiento de la situación.
Todo esto llevó a que el plantel no se entrenase como estaba previsto, cosa que sí llevaron a cabo esta tarde, desde las 16, pensando en el compromiso del próximo domingo ante Quilmes en Buenos Aires.
Gorostegui se queda
En el caso de Raúl Gorostegui, la decisión del jugador es la de quedarse en Santa Fe, pero habría solicitado a Ariel Catinot, el técnico del equipo, no jugar los partidos que faltan hasta el final del torneo.
La situación de inseguridad, en la que se mezcla también la “casualidad” de que cuatro jugadores —y en espacio de pocos días— de un mismo plantel sean víctimas de actos de delincuencia, es la que, seguramente, motivó que el jugador tome esta actitud.
Esto se suma a lo que pasó el viernes pasado, antes del encuentro con Tiro Federal y en las afueras del estadio, y también a lo ocurrido el año pasado, cuando tres hinchas “apretaron” a los jugadores en un entrenamiento, pidiéndoles dinero.
De todos modos, las tres situaciones son distintas. Lo del año pasado empezó en un “mangazo” y luego derivó en un hecho de apriete que alteró el ánimo del plantel; la pelea del viernes entre las fracciones que se disputan la barra es algo que se viene dando desde hace tiempo y que no sucede dentro del estadio sino en los barrios y villas de la ciudad. Esta vez, el enfrentamiento se dio en las adyacencias del estadio con las consecuencias ya conocidas: heridos y detenidos. De todos modos, hubo muertes en los últimos meses que, se sospecha, podrían ser una consecuencia de esta disputa. Lo que realmente llama la atención es lo ocurrido con estos cuatro jugadores que fueron robados, aunque sólo dos de ellos hayan hecho la denuncia y éstos sean los elementos con que cuenta la policía para investigar.
Negociaban con Peralta
Otro de los jugadores que negociaba este mediodía su libertad de acción era Gonzalo Peralta, el defensor que trajo Quiroz de Estados Unidos y que no tuvo un buen rendimiento en los partidos que jugó de esta segunda rueda.
Con Peralta, los dirigentes querían arreglar de la misma manera que lo hicieron con Arrieta y con Diez, es decir, pagándole hasta el último día en que preste servicios en la institución.
Además, el jugador que se quedó un tiempo más prolongado con los directivos y la policía, contando algunos hechos, fue Claus Gold Betig. Recordemos que se dijo, en su momento, que este jugador se habría puesto un pantaloncito con el escudo de Colón en la vía publica, algo que fue desmentido rotundamente por el futbolista en declaraciones posteriores. A raíz de esto, el defensor tatengue, que hizo las inferiores y se crió futbolísticamente en la institución, habría recibido amenazas.

































