Lía Masjoan
lmasjoan@ellitoral.com
Twitter: @lmasjoan
Hay más de mil generadores inscriptos en el registro municipal. Son sanatorios, clínicas, laboratorios y consultorios médicos, odontológicos y veterinarios.

Lía Masjoan
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Un sanatorio santafesino tipo produce al año unas 52 toneladas de residuos patológicos, unos 4.400 kilos por mes. Cuando una enfermera coloca una vacuna o un equipo médico termina una cirugía, todos los elementos descartables que se usaron deben ser colocados en una bolsa roja. Allí van a parar las jeringas, los sueros, guantes de látex, gasas y algodones con sangre provenientes de salas quirúrgicas, laboratorios, consultorios odontológicos o veterinarios, entre otros.
Como su contenido puede afectar directa o indirectamente a lo seres vivos o causar contaminación ambiental, esas bolsas deben estar identificadas con una etiqueta que indique el lugar de origen y no se pueden sacar a la calle junto con las que contienen residuos domiciliarios -húmedos o secos-.
Tienen que almacenarse en una habitación especialmente destinada para eso, ser retiradas por transportistas habilitados por el Ministerio de Medio Ambiente de la provincia y por el Municipio local, y trasladadas a una planta adecuada para su tratamiento, que los transforme en residuos urbanos aptos para ser depositados en el relleno sanitario.
Sin embargo, es frecuente observar las llamativas bolsas rojas en minibasurales que se forman a la vera de la Circunvalación Oeste o en otros espacios verdes alejados de áreas pobladas. El equipo periodístico de El Litoral pudo fotografiar varias situaciones de este tipo en los últimos meses.
Más de mil generadores
En la ciudad de Santa Fe, hay 1.031 inscriptos en el Registro de Generadores de Residuos Patológicos de la Municipalidad de Santa Fe; seis empresas autorizadas a transportarlos (Tecsus SRL, Cleanservis, Sanitek SH, Soma SA, Ecolar SA y Medan SA) y sólo un único centro de tratamiento habilitado: Tecsus, que comenzó a operar en el Parque Industrial Los Polígonos hace casi dos años.
Hasta ese momento, todos los desechos de Santa Fe se llevaban a Rosario, y luego volvían -ya tratados- al Relleno Sanitario que está en la Av. Circunvalación Oeste. Esto sigue pasando con todos los desechos que produce el sector público, porque la empresa Soma -radicada en Rosario- ganó la licitación el año pasado, convocada por el Ministerio de Salud de la provincia.
En estos años de trabajo, Tecsus se fue quedando con parte del mercado privado local y ya recibe los residuos de todos los sanatorios de la ciudad (menos de tres) y de establecimientos de Esperanza, Rafaela y Santo Tomé.
Cuando empezaron a trabajar, retirar un kilo de residuos costaba $ 8,50 (hoy ronda los $ 15). No fue fácil insertarse y salir a competir el mercado: “La empresa que operaba desde antes empezó a ofrecerles a los clientes llevarse los desechos por $ 2,50 el primer año y por $ 4,50 el segundo. Era imposible competir en esas condiciones. Sin embargo, los clientes nos apoyaron y pudimos seguir trabajando porque buscaban un servicio responsable, que cumplan con los días y horarios de retiro, y con la entrega de bolsas y precintos que es parte del servicio”, contó Mauro Rímolo, bioingeniero y uno de los socio de Tecsus.
Controles
A mediados de diciembre del año pasado, la Subsecretaría de Ambiente del municipio y voluntarios de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, limpiaron la zona de reservorios del oeste y encontraron numerosos residuos patológicos. A partir de ese momento, la Secretaría de Control intensificó los operativos: en los últimos 20 días ya lleva clausurados ocho lugares, entre clínicas, geriátricos y centros de rehabilitación.
Algunas sacaron a la calle residuos patológicos mezclados con domiciliarios; otras habían arrojado bolsas rojas en la zona de reservorios, según detectaron los inspectores.
En total, desde abril de 2016 -cuando la Secretaría de Control tomó bajo su área este tema- se labraron 72 actas de constatación de infracción por residuos patológicos y se dispusieron 9 clausuras (8 en los últimos 15 días).
Por su parte, la Justicia Administrativa de Faltas dictó, en el 2016, 14 sentencias, y registra 9 actas canceladas por pago y 17 actas en proceso (esto significa que las actas se encuentran tramitando el proceso de faltas con citación al infractor para que efectúe su descargo).
“Hasta ahora todas las situaciones detectadas son de generadores, algunos por arrojar residuos en reservorios y otros por sacarlos a la calle mezclados con los domiciliarios”, precisó la subsecretaria de Control del Municipio, Mariela Uberti.
La funcionaria explicó que los inspectores que están en la vía pública relevan lo que observan en la calle y si encuentran bolsas domiciliarias frente a un servicio de salud, la abren y revisan su contenido. En el caso en que detecten residuos patológicos, labran un acta, sacan fotografías y elaboran un informe descriptivo. Con ese material, la secretaría ya dispone una clausura preventiva, mientras el proceso sigue su curso en la Justicia de Faltas.
Concientizar
Arrojar cualquier tipo de residuos en áreas verdes, algunas destinadas a reservorios de agua de lluvia o a reservas naturales de la ciudad, es una falta grave, que atenta contra el medio ambiente y la calidad de vida. Más aún si son patológicos. “Queremos hacer mucho hincapié en lo que este tipo de acciones significan para la ciudad”, remarcó Roberto Celano, subsecretario de Ambiente del Municipio.
“En la limpieza de la reserva trabajaron más de 250 personas, sacamos camionadas de basura; los reservorios deben estar limpios pero hay gente que sigue tirando residuos allí y en la circunvalación”, se lamentó.
Por eso, propuso: “En vez de tirarlos ahí, les pedimos que se acerquen al relleno sanitario, siempre y cuando no sean patológicos. Cualquier vecino puede llevar al relleno de modo gratuito hasta una tonelada”. Y quien genere patológico, debe ajustarse a la reglamentación vigente, tanto provincial como municipal: inscribirse en el registro de generadores, disponerlos como corresponde y contratar un operador para que los traslade a una planta de tratamiento.
El relleno sanitario, ubicado a la vera de la Circunvalación Oeste, permite únicamente la disposición de todo desecho asimilable a un residuo urbano en estado sólido, no líquido; seco o húmedo. Por eso, los patológicos deben ser tratados y convertidos en residuos asimilables a un urbano antes de ingresar.
En la portería del relleno, se hace una verificación de todos los residuos que ingresan. Y a pesar de que llegan ya tratados, los patológicos tienen una disposición especial en las celdas y no se mezclan con el urbano. “Es una cuestión interna, para poder controlarlos mejor”, explicó el subsecretario de Ambiente, Roberto Celano.
Desde el 1º de agosto del año pasado, rige una nueva resolución del Ministerio de Medio Ambiente de la Provincia (Nº 234), por la cual se creó el Sistema de Manifiestos en Línea de Residuos Patológicos y Catering de Buques o Aeronaves.
El objetivo es mejorar el control sobre la gestión integral de los residuos patológicos, otorgar transparencia y optimización de las acciones de las etapas relacionadas con la gestión integral de los mismos por parte de todos los actores intervinientes, tales como su generación, transporte, tratamiento y disposición final.
Para eso, el transportista deberá presentar en carácter de declaración jurada el listado de los generadores a quienes prestará el servicio de recolección incluyendo, entre otros puntos, la cantidad de kilogramos de residuos retirados mensualmente.
Además, establece condiciones técnicas particulares para los vehículos de transporte de los residuos, entre ellas, que estén equipadas con un sistema de geoposicionamiento en tiempo real, que registre permanentemente el recorrido de los vehículos. La autoridad de aplicación deberá tener acceso al mismo para realizar la tarea de auditoría.




