Pude ver el partido entre Unión y Belgrano. En la jugada polémica tendría que haber sido penal y expulsión del defensor del equipo local. Es difícil encontrarle una explicación. Lo más obvio, y que observaron los presentes en el estadio en Santa Fe y los televidentes de todo el país, a veces no lo ve el propio árbitro que está a 15 metros, o menos, de la acción. Son errores difíciles de aceptar en una categoría como la B Nacional. Si fuera a un nivel amateur, se puede llegar a encontrar otra explicación. Pero en un nivel de alta competencia como éste, es algo inexplicable.
Si el asistente le informó que fue mano, agrava la situación. El árbitro Faraoni tendrá que explicar el motivo por el cual no cobró lo que le indicó el asistente. Es lamentable. No tiene explicación alguna que no haya cobrado penal y expulsado al jugador.
Reglamentariamente, el árbitro principal tiene toda la responsabilidad. Él puede hacer lo que hizo. Pero semejante penal y encima si fue informado por el asistente... Faraoni tendrá que rendirles cuentas a las autoridades sobre el motivo por el cual no le hizo caso al árbitro asistente.
Hay que utilizar la tecnología. La limitación del ojo humano hace que los árbitros tomen decisiones por centímetros. Tiene que actuar la Fifa y tomar la decisión de implementar el uso de la tecnología. Si el norte es despejar las dudas, asistir a la justicia deportiva y no perjudicar a los equipos por errores producto de la limitación humana de los árbitros, la incorporación de la tecnología no resiste argumento alguno. Más temprano que tarde va a llegar al fútbol.
Cíclicamente aparecen crisis en el arbitraje. Ocurre en todas partes del mundo. El avance de la tecnología desnuda cada vez más los errores de los árbitros. No es que se equivoquen más que antes, sino que ahora los descubrimos más que antes.
(*) Ex árbitro internacional. Actual Director del Programa de Seguridad de Espectáculos Futbolísticos del Ministerio de Justicia de la Nación.
































