Una docena de años pasó desde que a Sandro le diagnosticaron una enfisema pulmonar. El paso del tiempo lo revela como un paciente excepcional, a la altura del mito que fue gestando como artista.
“Cuando Sandro se dio cuenta de lo mal que le hacía el cigarrillo, se puso a hacer un trabajo de rehabilitación que lo llevó a sobrevivir todos estos años’’, sostuvo Sergio Perrone, clínico y cardiólogo que integró el comando del equipo médico que lo atendió en Mendoza.
A partir de ahí su mensaje fue claro: “No fumen, póngase las pilas, hay que ir para adelante, hay que pelear contra las enfermedades’’.
Los primeros síntomas aparecieron en 1998, cuando el neumonólogo Juan Mazzei le diagnosticó un enfisema pulmonar debido al cigarrillo.
En 2002 sufrió un paro respiratorio en la puerta del Instituto Argentino del Diagnóstico y Tratamiento (Iadt); y en diciembre de ese año el doctor Luis de la Fuente, máximo exponente de la cardiología intervencionista argentina, le realizó un cateterismo coronario, debido a que la enfermedad pulmonar obstructiva crónica terminó afectando al corazón. En 2005, fue internado por una neumonía grave. Dos años después fue objeto de una compleja cirugía para una reducción pulmonar de ambos pulmones. En 2009, se le practicó una cirugía por una fístula o comunicación vesico colónica o entre vejiga y el colon; y en noviembre, un triple trasplante cardiopulmonar en el Hospital Italiano de Mendoza.
45 días después de la intervención, falleció debido a un shock séptico o infección generalizada.
































