Por primera vez en década y media, Divididos volvió a poner en circulación un álbum completamente nuevo. Y lo hizo a su manera: sin tocar una sola nota en vivo y aun así llenando un estadio. “Divididos”, el disco homónimo que rompe el silencio discográfico desde “Amapola del 66” (2010), tuvo su presentación anticipada el miércoles por la noche en el Movistar Arena, en una experiencia que combinó documental, escucha colectiva, charla abierta y un cierre íntimo que desató la emoción de miles.
La portada del álbum, con los colores patrios cosidos: “Es una expresión de deseo. Que esa herida algún día sane”, dijo Mollo, en referencia a una Argentina partida. Foto: Gentileza producciónUn material esperado
El nuevo trabajo -ya disponible en plataformas- condensa la esencia del trío en doce canciones que recorren potencia, introspección y texturas analógicas. Grabado en etapas entre 2019 y 2025, el álbum captura años de movimiento interno, pruebas de estudio y búsquedas que ahora cristalizan en un mapa sonoro atravesado por la historia del grupo, pero sin caer en la nostalgia.
Antes de la escucha, el público vio “Sonidos, barro y piel”, documental dirigido por Leopoldo Montero Ciancio que retrata la intimidad del proceso creativo: desde las sesiones en el estudio La Calandria hasta diálogos espontáneos, reflexiones, risas y momentos que dejan ver el modo artesanal con el que Ricardo Mollo, Diego “Cóndor” Arnedo y Catriel Ciavarella trabajan cada arreglo. El material también anticipa metáforas visuales que más tarde resuenan en las letras: chicos jugando a la pelota, un tren en Hurlingham con guiños a Luca Prodan, escenas de pintura y naturaleza.
A oscuras y con un estadio colmado, la banda compartió el disco completo, acompañado por visuales poéticas y las letras en pantalla. Foto: Gentileza Nacho ArnedoComo en un show
A oscuras y con un estadio colmado, la banda compartió el disco completo, acompañado por visuales poéticas y las letras en pantalla. En la sala, la reacción fue la de siempre: aplausos espontáneos, silencios reverenciales, energía de concierto. Más de 8.000 personas escucharon juntas desde el riff inicial de “Aliados en un viaje” hasta la sutileza acústica de “Grillo”.
La tapa del álbum -dos telas, una celeste y otra blanca, unidas con una sutura- fue tema obligado en la conversación posterior. “Es una expresión de deseo. Que esa herida algún día sane”, dijo Mollo, en referencia a una Argentina partida y al gesto simbólico que eligieron para nombrar su regreso.
La filosofía detrás del sonido
En la charla moderada por Darío Sztajnszrajber, el trío habló del tiempo entre discos, de la necesidad de no forzar la creación y de la certeza de que la música, cuando está lista, se hace sentir. “Estos 15 años no fueron de silencio. Las conexiones siguieron su curso. Cuando sentís orgullo por lo que hiciste, ahí es cuando decís ‘ahora sí’”, explicó Mollo.
También hubo espacio para el humor: Arnedo bromeó diciendo que la banda es “la pareja que más le duró” y Catriel prometió “romper las pelotas para que este no sea el último disco”.
El sonido Divididos, hoy
Las canciones nuevas conviven con temas que ya habían sonado en vivo, ahora en versiones definitivas: “Mundo ganado”, “Cabalgata deportiva”, “Insomnio”, “San Saltarín”. A ellos se suman piezas inéditas como “Monte de olvidos”, “Bafles en el mar” o “Doña red”, que muestran la amplitud del trío: explosiones de guitarra, armonías introspectivas, folclore distorsionado, acústicas delicadas y un pulso siempre orgánico.
El equilibrio entre crudeza y sensibilidad vuelve a aparecer en “Vos ya sabrás”, mientras que “Revienta el Mi Mayor” juega con citas y cruces estilísticos. El disco, sin rellenos, se afirma como una obra sólida que puede dialogar tanto con clásicos de la banda como con su presente creativo.
Mollo, Arnedo y Ciavarella, interpretando “Pepe Lui” en modo fogón. Foto: Gentileza Nacho ArnedoDespedida a tres guitarras
Cuando parecía que la noche había terminado, Catriel apuró a sus compañeros: “¿Y si tocamos algo?”. Y así, casi sin anuncio, aparecieron tres guitarras para un cierre acústico que dejó al Movistar Arena en modo fogón con “Pepe Lui”: un final que confirmó que, aunque la propuesta había sido distinta, el espíritu de Divididos sigue siendo el mismo.
Con Divididos, el trío vuelve al estudio para abrir una nueva etapa en su historia. Un álbum que no mira hacia atrás, sino hacia un presente inquieto, eléctrico y emocional. Un regreso esperado -y celebrado- por una audiencia multigeneracional: los que están desde principios de los 90 y, en algunos casos, sus hijos. Como publicó en YouTube la usuaria @sofiavargas1375: “Gracias papá por hacerme escuchar de chiquita esta música del amor”.