Por Agustina Mai
amai@ellitoral.com
A 18 meses del comienzo de la “emergencia nocturna”, la Municipalidad asegura que los boliches respetan los horarios de cierre, que hay menos gente tomando alcohol en la calle y que lograron controlarse las peleas entre los jóvenes. Sin embargo, los dueños de los locales nocturnos plantean que el movimiento comercial cayó a la mitad y piden que se flexibilicen algunas normas.
Las cifras oficiales del municipio precisan que durante todo el 2010 sólo se labraron dos actas por incumplimiento del horario de cierre de los boliches (a las 6 de la mañana). En cambio en el 2009, los locales multados habían sido 39. Asimismo, se registraron 18 infracciones por la presencia de menores en estos locales, contra las 139 de 2009.
En tanto, se labraron 253 actas por el expendio de bebidas alcohólicas fuera del horario permitido en kioscos (que era a las 22, luego se extendió hasta las 23 y ahora es hasta la medianoche), mientras que en 2009 hubo 196. Las multas por infracciones para los locales oscilan entre los 3.000 y los 10.000 pesos, y pueden incluir la clausura (hasta 90 días).
Entre los empresarios de la noche, se reconocen algunos avances, pero también hay críticas. “La Recoleta ha sufrido una persecución sistemática de razia, control vehicular y alcoholemia. Todo esto hace que el ciudadano se sienta perseguido y no vaya a los restaurantes, kioscos y boliches de esta zona”, aseguró el dueño de una discoteca, quien pidió resguardar su identidad por miedo a que le clausuren su local.
Uno de los puntos más criticados es la limitación horaria. Uno de los propietarios de Kwan, Agustín Macinsky, propuso extender los horarios de ingreso y egreso de los boliches. “Aunque sea media hora, que se pueda entrar hasta las 2.30 y que la salida sea 6.30; sobre todo en invierno, porque a las 6 todavía es de noche y los colectivos no tienen una frecuencia acorde”, insistió.
Menos gente, más tranquilidad
Mientras la emergencia nocturna genera algunas críticas por parte de los empresarios, los vecinos que hablaron con El Litoral valoran que recuperaron la tranquilidad. “Nada que ver con lo que era antes: teníamos el boliche en frente de casa y era imposible el ruido”, comentó Élida Bollati, una vecina de calle San Martín.
“Está más ordenado, más limpio y menos ruidoso. Antes había mucho amontonamiento de chicos, que gritaban o hacían pis; y las motos picando. Era imposible dormir. Ahora está más tranquilo, aunque la Recoleta perdió la alegría que le daba la juventud”, contó María Davio, también de calle San Martín.
“Para la Municipalidad, seguramente es un éxito porque ya no hay más gente y, por lo tanto, no hay más problemas. Pero se ha perdido la noche santafesina, que era muy linda y atraía unas 20.000 personas. Hoy toda la gente que venía de afuera se ha desplazado a las localidades vecinas, que son mucho más benévolas con el visitante”, señaló el dueño de la discoteca que teme una posible clausura. Para el empresario se perdió el 50 % de la concurrencia debido a la restricción horaria, las persecuciones y la presencia intimidante de inspectores y policías en la puerta de los boliches. “Este gobierno se encargó de demonizar a la discoteca. Creo que la emergencia nocturna fue un castigo y debería terminar. Estamos de acuerdo con los controles, pero con criterio”, concluyó.
Consultados acerca de la relocalización de los boliches, aseguraron no tener ninguna precisión al respecto. “Ni siquiera hemos tenido una reunión por este tema. Es una incertidumbre. Necesitamos planificar el negocio a largo plazo y no podemos hacerlo”, concluyó Macinsky, de Kwan.

































