En 2002, los santafesinos recuperamos un símbolo histórico de la ciudad: el Puente Colgante. Dos años después de su reconstrucción, su figura quedó delineada con unos 8.500 metros de hilo lumínico que buscaron otorgarle entidad durante la noche.
Sin embargo, algunos vecinos y profesionales opinan que la estructura debería verse realzada de otra manera. ``La iluminación no fue pensada para el puente, sino que constituye un juego de iluminación en sí mismo, que se aprovecha de la estructura metálica para tener un lugar de donde sostenerse'', sostiene el arquitecto Luis Müller, de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional del Litoral.
La mole de hierro con la que tanto se asocia a Santa Fe en postales y fotos de promoción turística se esfuma en la oscuridad. ``No se ha iluminado al puente como obra de ingeniería y la estructura termina desapareciendo de noche'', adujo Müller, tras señalar que, además, el sistema actual no genera el efecto esperado porque ``nunca funcionan todas las luces''.
La iluminación no es su disciplina, pero su formación profesional lo convierte en una figura autorizada para opinar en materia urbanística. ``Deberían destacarse las torres y el tablero con luces orientadas estratégicamente, a fin de que se realce al puente como una forma proveniente de su propia estructura'', sostuvo Müller.
El arquitecto cree necesario que se encare el tema con seriedad porque ``se trata de un monumento, de una pieza clave en la imagen urbana, que forma parte del imaginario colectivo. Además, es un elemento que construye la identidad de la ciudad y que fue adoptado desde los organismos turísticos, organizaciones diversas y comercios como figura representativa. Desmerecerlo en la mirada nocturna es operar más en contra que a favor del puente'', sostuvo Müller.
Dar atractivo
Iluminar el metal con criterio estético es clave para que el Puente Colgante cobre relevancia durante noche. Cualquier observador podrá constatar que, cuando cae el sol, la mole de hierro pierde dimensión y queda oculta detrás de unas líneas amarillas que contornean su figura. ``Una iluminación que resalte la estructura podría hacer que el puente se constituya en un objeto estéticamente atractivo también en la visión nocturna y que aporte a la ciudad algo más interesante que este dibujo de luces'', opinó Müller.
Otros elementos que sí deberían desmontarse -a criterio del arquitecto- son las estrellas que coronan las torres. ``Si se colocaran en diciembre para las fiestas y las retiraran en febrero, como algo ocasional, sería aceptable; pero que permanezcan todo el año me parece una afrenta a la estructura del puente: rebajan su calidad de obra de ingeniería y lo ponen en ridículo'', calificó Müller.
El arquitecto remarcó que definir la iluminación de una obra como la del Puente Colgante ``no es un tema menor'' porque ``no se está iluminando un cantero o una cartelera''. En este sentido, destacó que existen en el país expertos en iluminaciones especiales, capaces de llevar a cabo dichas intervenciones y recomendó no descartar ``el sistema de concursos públicos, que permiten confrontar ideas y seleccionar las más adecuadas''.





























