Lo escuché por radio junto a otro amigo tatengue, como la mayoría de los hinchas. Pero cuando el relator mencionó que la gente comenzó a entrar a la cancha nos miramos y dijimos “vamos”. Ahí nomás agarré las llaves del auto y partimos rumbo al “15 de Abril” siguiendo el partido por la radio. Al llegar la sensación fue de incertidumbre. Estacionamos a metros de Cándido Pujato. Había policías y algunos hinchas con las camisetas dando vueltas por la zona. Entonces pensamos que ya no podríamos entrar. Pero cuando enfilamos hacia el portón de Cándido Pujato vimos que los policías miraban para otro lado y la gente entraba. Al ingresar la emoción fue muy fuerte. Había pibes, abuelos, la familia estaba en la cancha. Creo que todos los hinchas que fueron no lo olvidarán jamás. Vimos menos de cinco minutos y el partido terminó. Alcanzamos a aplaudir al equipo y nos cruzamos en un tenso abrazo. No hubo mucho más. Soy socio y fui siempre. Entiendo a los empleados y me solidarizo con ellos: son trabajadores. Por eso no fui temprano. Porque además no me hubiese gustado participar de incidentes. Pero al fin y al cabo podré contarle a mis nietos que aquel domingo de junio de 2009 ante All Boys fui uno de los pocos que vió ganar al Tate 3 a 2. Cuando nos íbamos, antes de subir al auto, le dije a mi amigo: “Por cinco minutos vinimos... ¡ésto es militancia!”. Y un tipo que pasaba junto al coche con su hijo de la mano me miró y dijo: “Siempre estuvimos”.
Socio del Club A. Unión (reservo mi identidad).
































