Por Ivana Fux
``¿Le llama la atención que quien intentó asaltar a un cadete de comidas en Guadalupe Oeste haya estado libre pese a su frondoso prontuario?'', consultó un periodista al jefe de la Unidad Regional I. ``No, ya no. Si tenemos homicidas afuera, esto ya no me sorprende'', respondió el comisario Juan Ruiz.
Así, el funcionario policial resumió su malestar y reforzó el llamado de atención a los integrantes del Poder Judicial que ya había hecho público en horas de la mañana. ``Si oportunamente la Justicia hubiera tomado el toro por las astas, esta cantidad de homicidios que hoy tenemos no habría ocurrido'', había dicho temprano, en declaraciones a LT9.
La seguidilla de crímenes cometidos por ex presidiarios o ``delincuentes famosos'' desató la pregunta de rigor al jefe de la URI: ¿Por qué están libres? Y Ruiz se defendió. ``Nosotros estamos trabajando sobre los efectos -sostuvo-.
La cantidad de detenidos es muy importante. La URI y la policía en todos sus aspectos están trabajando. La Unidad responde, pero que quede claro que los detenidos quedan a disposición de la Justicia. Nosotros no disponemos sobre la libertad''.
El ex jefe de la URI habló con la prensa tras el acto de incorporación de 50 nuevos suboficiales para Santa Fe. Allí aludió también al responsable del tiroteo el fin de semana en la Recoleta, el ``Toco'' Zavala. ``Estuvo preso a disposición de la Justicia, pero la policía no tiene la facultad de otorgar la libertad. Las actuaciones y el preso son remitidos a la Justicia, y a partir de ahí ya no es competencia nuestra'', insistió.
Ruiz dijo que ya es ``una constante, algo común'' que muchos de los que delinquen tengan antecedentes penales. ``Ahora, por qué salen, yo no lo podría explicar; tendría que hacerlo el Poder judicial según a quien le haya tocado'', advirtió.
Las penas
Ruiz aclaró que su planteo no tiene que ver con reclamar penas más severas, simplemente, con aplicar las que ya están vigentes según la ley.
``Más que penas severas, hay que hacer cumplir la ley. Si se comete un homicidio y el Código Penal marca 25 años, yo no pido más severidad; pido que se aplique la pena que impone el Código'', respondió a El Litoral. ``Porque después viene otro problema -acotó-: al tiempito que están en la cárcel, ya se les da sábado y domingo para que vayan a la casa. Es algo para resolver pero que no es de instancia policial'', enfatizó.
Desde el poder político, el secretario de Seguridad, Carlos Iparraguirre, evitó hacer una crítica generalizada a los jueces, pero sembró una advertencia.
``No se puede hablar en general si no se ve causa por causa cuáles fueron las circunstancias que hicieron que una persona esté en la calle. Pero sí tenemos que ser inflexibles frente a quien es detenido, por ejemplo, portando un arma ilegal. Allí obviamente se puede sospechar con facilidad que esa persona tiene intención de delinquir y en eso, el Código Penal es muy estricto. Entonces, simplemente queremos complementar y accionar los diferentes niveles del Estado'', dijo el ex funcionario a El Litoral.
Iparraguirre dijo que ya empezaron a conversar con jueces de instrucción para discutir si hay que mejorar procedimientos policiales o modos de recolección de pruebas. ``Pero cuando uno ve que hay delincuentes con frondosos prontuarios que vuelven a caer y que tienen mucho que ver con los hechos que están ocurriendo, evidentemente concluimos en que el Estado tiene que mejorar su accionar desde todos los frentes'', opinó.
Nuevos agentes
Los responsables de darle la bienvenida a los 50 nuevos suboficiales que se incorporaron a la URI fueron el jefe provincial de la institución, Daniel Cáceres, y el secretario de Seguridad, Carlos Iparraguirre.
El funcionario le advirtió a los ingresantes que ``jamás se podrán cruzar de vereda''; reconoció la situación violenta con la que se deberán enfrentar en la ciudad, pero les remarcó que ``jamás podrán tener connivencia con el delito''.
Los cincuenta ``hombres de azul'' cumplirán funciones de disuación y prevención en esta ciudad, y según precisó Cáceres, fueron formados ``intelectualmente'' en el Instituto de Seguridad Pública durante ``aproximadamente'' tres meses.
``Ésa es una formación teórica; ahora lo que hacemos es la práctica en la calle, donde están con supervisores y tutores. Es como los médicos que hacen su residencia en hospitales; ya nadie discute que son médicos, pero necesitan el conocimiento empírico'', explicó.

































