Unos 250 mil fieles se congregaron anoche en la zona noroeste de Rosario para participar del Vía Crucis que organiza la parroquia Natividad del Señor, liderada por el padre Ignacio Periés. Después de recorrer durante tres horas las catorce estaciones distribuidas en distintos puntos de barrio y escuchar las oraciones del sacerdote, alrededor de las 23.15 la muchedumbre se detuvo para recibir el mensaje final del padre Ignacio, quien desde un improvisado púlpito impartió su bendición a los presentes. Además, le dio la bienvenida al arzobispo de Rosario monseñor José Luis Mollaghan, quien habló a los fieles y dijo, entre otras cosas ``he seguido la oración del padre Ignacio, me he conmovido de ver tanta fe, pidamos que esa fe se encienda en nuestro corazón argentino para que haya una nueva luz de esperanza no sólo para nosotros sino para nuestra familia, para nuestra ciudad y nuestra querida nación Argentina''. Apenas unos minutos antes de presentar a Mollaghan, que a diferencia de su antecesor, monseñor Eduardo Mirás, decidió participar del Vía Crucis de barrio Rucci, el padre Ignacio pidió por la paz y ``especialmente por nuestro pueblo argentino que está viviendo muchas cosas sociales, materiales, económicas, este pueblo tan rico que a veces no reconocemos''. Y agregó ``cuando todo el mundo lo reconoce, nosotros a veces no valoramos lo que es nuestro. Pedimos por esta querida Argentina, que Dios la bendiga para vivir en paz, con seguridad y en amor, por eso esta oración por nuestra patria''. Los miles y miles de creyentes saludaron las palabras del sacerdote con velas en alto, crucifijos e imágenes de la Vírgen María. El frío no pudo con la fe Otra vez la zona noroeste de la ciudad volvió a ser escenario central de la celebración del Viernes Santo que conmemora la muerte y resurrección de Cristo. Si bien la ceremonia litúrgica estaba citada para las 20.30, desde horas antes comenzaron a llegar peregrinos católicos de distintos lugares de la ciudad y la región. Algunos lo hacían a bordo de distintas líneas del transporte urbano, que se vieron saturadas, y otros arribaron en vehículos particulares. La temperatura descendió notablemente anoche y los devotos se hicieron de un abrigo para concurrir al ritual religioso. Según los organizadores la concurrencia trepó a 250 mil personas, mientras que para la Policía la estimación fue de 220 mil personas. Para el Vía Crucis se diagramó un dispositivo sanitario a cargo del Sies, en conjunto con empresas privadas de emergencias y la unidad móvil de la aseguradora San Cristóbal, con la Facultad de Medicina y con la Cruz Roja, que se distribuyó a lo largo de los tres kilómetros del circuito. Tras las palabras de monseñor Mollaghan, la muchedumbre comenzó a desconcentrarse en orden, como pidió el padre Ignacio, y la zona volvió a recuperar su fisonomía de barrio obrero un Viernes Santo a medianoche. Toda la información en la edición vespertina de El Litoral































