“Ni siquiera me devolvieron en mano mi pasaporte, se lo dejaron al jefe de Cabina.
“De esta situación sólo me queda una amarguísima experiencia. La vivencia de la humillación, la indefensión, la impotencia, la prepotencia, la incoherencia, la desidia, el abuso de poder.
“¿Cómo volver después de esto? ¿Con qué ánimo moral? ¿Con qué certezas?”, se interrogó la docente universitaria.
“En un momento de la conversación telefónica, el cónsul adjunto me dijo: “Mire, aquí pasan cientos de turistas y cada tanto toman a algunos al azar, esta vez le tocó a Ud.’. Ante esta frase: ¿qué me quedaba? La amarga realidad. Me tocó a mí. En otra oportunidad, ¿a quién le “va a tocar’? ¿Quién me/nos asegura, como ciudadanos argentinos, entonces, que “no me/nos vuelva a tocar’? ¿Alguien puede darme una respuesta?”, disparó Tonón indignada.






























