El autor confeso del asesinato de 77 personas en Noruega en julio último, el islamófobo y ultraderechista Anders Breivik, reivindicó la matanza que cometió hasta límites que superan la razón humana al declarar hoy ante el tribunal que lo volvería a hacer.
Breivik aseguró que su brutal crimen fue el "ataque político más sofisticado y espectacular cometido en Europa desde la II Guerra Mundial", aseguró que su objetivo era "defender a la etnia noruega" y que "volvería a hacerlo otra vez".
La matanza, añadió, "fue un acto de bondad, no de maldad".
La cínica frialdad mostrada en todo momento por el asesino rememoró otros casos tristemente famosos, como el del ex coronel de las SS Adolf Eichmann durante el juicio que lo llevó a la horca en Jerusalén, en mayo de 1962, por ser uno de los responsables de la "solución final" contra judíos y otras minorías, durante aquel conflicto.
Breivik leyó su declaración, previamente escrita por él, durante el espacio de una hora en su primera comparecencia ante el tribunal, consignó la agencia de noticias Europa Press.
El confeso asesino, quien intervendrá ante la sala a lo largo de los próximos cinco días, se declaró ayer "no culpable" con el argumento de que actuó para defender a su país contra "el multiculturalismo".
En esta segunda audiencia, el procesado leyó íntegramente su declaración a pesar de que los jueces le requirieron en varias ocasiones que interrumpiera la lectura.
En tanto, muchos de los heridos en los atentados llevados a cabo tanto en Oslo como en la isla de Utoya, presentes en el juicio junto a numerosos familiares, no pudieron evitar escenas de llanto al revivir el episodio.
Además, manifestaron su desagrado ante la posibilidad dada por el tribunal al acusado de utilizar el juicio para hacer propaganda en favor de la violencia.
En su texto, leído en un tono monocorde y sin emoción, Breivik invocó a los guerreros indios estadounidenses, como "Toro Sentado", para arremeter contra el Islam y el "infierno" multicultural y advirtió que Europa sufrirá "ríos de sangre".
En caso de que se le declarase culpable y dueño de sus actos, Breivik sería condenado a un máximo de 21 años de cárcel, aunque la pena podría prolongarse indefinidamente si se le considerase un peligro permanente.
En caso de que se le diagnosticasen problemas mentales, podría ser ingresado indefinidamente en una institución psiquiátrica con revisiones periódicas.
Sin embargo, Breivik ya anunció que su intención es demostrar que está cuerdo, ya que la declaración de locura sería "peor que la muerte", dijo.
Fuente: Télam
































