Entre los miles de documentos sobre Epstein que el Departamento de Justicia de Estados Unidos publicó el pasado viernes, una foto en particular ha llamado la atención de la prensa británica por el lugar donde fue tomada.
Andrés Mountbatten-Windsor, cada vez más lejos de pasar la Navidad con la familia real: una de las imágenes que se publicaron el viernes fue tomada en la residencia donde el rey Carlos III pasa las fiestas de fin de año.

Entre los miles de documentos sobre Epstein que el Departamento de Justicia de Estados Unidos publicó el pasado viernes, una foto en particular ha llamado la atención de la prensa británica por el lugar donde fue tomada.
En blanco y negro, la imagen muestra a Andrés Mountbatten-Windsor recostado sobre el regazo de varias mujeres sin identificar y acompañado de Ghislaine Maxwell (la cómplice del pederasta) en una habitación que el diario The Times y otros medios británicos han identificado como el salón de estar de Sandringham.
Se trata de la famosa residencia del condado de Norfolk donde, dentro de solo unos días, Carlos III y sus familiares volverán a reunirse para celebrar la Navidad.
Así lo demuestran la chimenea que aparece detrás del expríncipe y sus invitadas y las antiguedades con las que, al igual que en otras fotografías de ese sala, aparecen sobre la repisa: un reloj, dos jarrones y una pareja de candelabros con forma humana frente a los que los Windsor llevan décadas juntándose para pasar estas fiestas en familia.
Aunque se desconoce la fecha de la foto, el Mail on Sunday ha asegurado este domingo que fue tomada durante la fiesta que dio Andrés Mountbatten-Windsor en diciembre del año 2000 para celebrar el 39º cumpleaños de Maxwell.
De ser así, probaría que el hermano del monarca también mintió sobre este asunto durante la desastrosa entrevista que concedió sobre el caso Epstein a la BBC, ya que si bien reconoció haber recibido a Maxwell en Sandringham, negó haber dado una fiesta como la que parece estar disfrutando en la imagen recién publicada.
“Fue solo un fin de semana de caza, algo muy, muy sencillo”, aseguró Andrés en la entrevista.
Una versión opuesta a la que dio de la fiesta el veterano corresponsal real Robert Johnson, autor de un libro sobre los Windsor en el que (según cita hoy el Mail on Sunday) afirma que tras de la celebración el personal de la residencia se quedó atónico al descubrir “poppers, condones y lubricantes” en los baños.
En otras de las fotos publicadas, también se ve cazar a Andrés con Epstein y Maxwell en Balmoral o asistir con ellos las carreras de Ascot de 2000, dos lugares también muy importantes para la familia real en las que fue su anfitrión.
Sin embargo, la imagen de la fiesta en Sandringham es especialmente delicada para la familia real británica, que desde tiempos de la reina Isabel II tiene por una de sus tradiciones familiares reunirse allí a pasar la Navidad; de hecho, en ese salón en particular es donde parece ser que se suelen reunir los Windsor para ver el discurso navideño del monarca.
“Es uno de sus santuarios privados y les horrorizará que Andrew lo tratara como un lugar más para divertirse y presumir ante sus amigos”, afirmaba anoche el historiador Andrew Lownie, autor de Entitled, un libro sobre la caída de Andrés y su exmujer, Sarah Ferguson.
Esta última, por cierto, también aparece en algunas de las fotos publicadas junto a dos mujeres sin identificar.
Después de que el pasado mes de septiembre se supiera que en 2011 le envió un email a Epstein llamándole su “amigo fiel y supremo” pese a estar ya condenado, también ella ha perdido el favor de su excuñado el rey, quien al igual que a su hermano Andrés ha decidido retirarle la invitación a pasar con él la Navidad que sí le había extendido estos últimos años.
Con esta nueva foto, ahora la presencia del expríncipe Andrés en Sandringham resultaría aún más incómoda.




