Guillermo Dozo
gdozo@ellitoral.com
El primero de los casos se produjo ayer lunes. A las 5 de la mañana, todavía de noche, un llamado al teléfono fijo de la familia. Atendió la titular de la línea -la misma que figura en la guía telefónica- y respondió con la angustia que generan los llamados a horas infrecuentes. Desde el otro lado de la línea, preguntaron si la que hablaba era -supongamos- María. La dueña de casa respondió que sí, e inmediatamente, comenzaron a escucharse gritos desgarradores de una mujer que pedía: “¡No le digas nada!”, “¡No les des nada!”. Afectada por lo que escuchaba, alcanzó a balbucear el nombre de un familiar muy próximo a ella y fue cuando empezaron a amenazar que la tenían y que, a cambio, querían dinero en efectivo.
Ya despierto el resto de la familia, el esposo tomó la línea y uno de los hijos utilizó su celular para tomar contacto con este familiar cercano para ver si estaba bien. Mientras el hombre intentaba calmar a los “secuestradores”, éstos reclamaban a viva voz dinero “porque la tenemos acá”, mientras se escuchaban los gritos de mujer.
Finalmente, siguiendo las recomendaciones que hay para estos casos, el esposo colgó la comunicación, a la par que se había logrado la comunicación con el familiar supuestamente “secuestrado”, que estaba durmiendo en su hogar.
Al poco tiempo, volvió a sonar el teléfono: eran los “secuestradores” que aún “retenían” al familiar y que seguían pidiendo plata para liberarlo. Además, un pequeño error en la identificación de la línea dejó en claro, para toda la familia, que estaban en manos de un grupo de inescrupulosos que habían tomado la guía telefónica como campo de acción para hacerse de dinero.
Seguidamente, se hizo la denuncia al 911 y a poco llegó el personal de la policía que tranquilizó a la familia. La denuncia, por este suceso, está radicada en la seccional 3a. de policía.
“Ya voy para allá...”
El segundo caso se produjo esta madrugada, aproximadamente a las 3.25. También en una casa particular sonó el teléfono y cuando el dueño de casa atendió oyó una grabación con una voz de mujer que decía: “Ayudame. Ayudame papá. Vení por favor que me robaron...”. Cuando escuchó el mensaje el atribulado padre atinó a decir el nombre de su hija y “voy para allá”.
Pero la conversación se cortó.
Cuando se estaba cambiando volvió a sonar el teléfono y escuchó otro mensaje con voz de mujer: “No vengas que te van a matar”, y luego la voz de un hombre diciendo que tenían raptada a su hija y que querían dinero. Mientras el hombre comenzaba a “negociar” el rescate, otra de las hijas tomó contacto con su hermana y allí se quedaron tranquilos de que estaba en su casa y no había sido presa de ningún secuestro.
A partir de ese momento, la comunicación se cortó y pese a que el teléfono volvió a sonar repetidas veces no lo volvieron a atender. Sí se hizo la denuncia al servicio del 911, el que se hizo presente y realizó luego una recorrida por el barrio para ver si detectaban algún movimiento sospechoso.
Afortunadamente, en ninguno de los dos casos los malvivientes lograron su cometido, y en ambos coincidieron en señalar que uno de los elementos fundamentales para manejar la situación son los consejos que desde la Policía de la provincia se han dado a conocer para evitar caer víctima de los engaños telefónicos.
¿Qué se debe hacer?
El Ministerio de Seguridad de la provincia recuerda que “en el caso de recibir ese tipo de llamadas telefónicas no hay que brindar ninguna información personal, de un familiar, de actividades que realicen o de los bienes que posean. Además recomienda advertir de esto mismo a los niños en el caso que acostumbren a atender el teléfono, para que no den esa información a desconocidos”.
Y precisa que “más allá de cualquier amenaza que se pueda recibir por teléfono, corte inmediatamente la comunicación. Si es posible, trate antes de anotar el número de teléfono desde el cual lo han llamado. Si no puede hacerlo o si lo llaman desde un número desconocido, corte de todos modos la comunicación telefónica”.
Asimismo, advierte que “luego, trate de ubicar a sus familiares. Si no puede hacerlo, comuníquese con otras personas que puedan a su vez ayudarlo a contactarse. Llame inmediatamente a la policía a través del 911 o los números de la comisaría local”.
































