Juliano Salierno
jsalierno@ellitoral.com
La fiscalía y la querella solicitaron perpetua para Cristian Vera, a quien consideraron autor del homicidio de Griselda Correa. La defensa sostuvo su inocencia.

Juliano Salierno
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El próximo viernes 18 de marzo, a las 9 de la mañana, el juez penal Cristian Fiz dará a conocer la sentencia en el marco del juicio oral y público que enfrenta “el Gusano” Cristian Antonio Vera. La convocatoria a las partes se hizo luego de que finalizaran los alegatos de clausura, en que la fiscalía y la querella solicitaron prisión perpetua, más declaración de reincidencia para el imputado; y los defensores plantearon su inocencia, por lo que pidieron la absolución.
La jornada, que finalizó con una extraña versión del propio imputado, se inició con el pedido formal de la fiscal Estela López Bustos, la cual recapituló lo ocurrido durante las tres jornadas previas de debate. “Se está juzgando el femicidio de Griselda Correa a manos de quien fuera su pareja Cristian Antonio Vera”, inició.
En el racconto repasó lo ocurrido la noche del 20 de agosto de 2013, en la casa de calle Diez de Andino al 6700 del barrio Entrada Norte, cuando la joven Correa, madre de una beba de 9 meses, fue acribillada a tiros por quien hasta hace poco era su pareja, Cristian Vera.
Violencia de género
Para López Bustos, está probado que la agresión se dio en un contexto de violencia de género, ya que Correa había abandonado la vivienda donde convivía con Vera el 15 de agosto, para irse a la casa de una cuñada en Santo Tomé, donde denunció la golpiza ante la subcomisaría 15ª.
“No vaciló en dispararle por la espalda mientras ella estaba indefensa”, destacó la representate del Ministerio Público Fiscal, para justificar el agravante de “alevosía”.
Para la Dra. López Bustos, Vera es autor por el delito de “homicidio agravado por el vínculo y relación de parentesco, por el uso de arma de fuego y por alevosía”, lo que encuadra en la “violencia de género” y por ende en “femicidio”, detalló.
Por su parte, el querellante Federico Lombardi hizo un pormenorizado análisis de la prueba documental recopilada en el expediente y destacó “el femicidio como parte final de un camino largo en el cual las mujeres son acosadas, manipuladas y discriminadas, sin haber hecho nada más que haber nacido en un cuerpo de mujer”.
Falso testimonio
Su par Zulema Rivera en cambio, intentó desacreditar la estrategia defensiva, basada en que la tarde noche del crimen Vera estuvo en la inauguración de una tienda, en un terreno usurpado en avenida Blas Parera y Regimiento 12 de Infantería.
En cuanto a los testigos, la querella pidió que se investigue por falso testimonio a los supuestos amigos de Vera -Diego Torres y Sergio Zapata- quienes aseguraron haber estado con él mientras se producía el homicidio; lo mismo solicitó para los declarantes Juan Ignacio Figueroa -le prestó el DNI a Vera para profugarse-, Damián Vergara y Ana Hernández, quienes dijeron que el testigo Miguel Santa Cruz había recibido dinero para incriminar a Vera.
Por último, reclamó falso testimonio para Fabiana Vera, hermana del preso; y se investigue el posible encubrimiento tanto de Yesica como de Jonatan Oviedo, pareja y cuñado del imputado.
Manipulación y rechazo
La defensa a cargo de los abogados Juan José Patiño y Rodolfo de Aguirre no se movió de su argumentación principal, que fue siempre proclamar la inocencia de su pupilo. “Vamos a rechazar la calificación legal como la pena solicitada para el imputado” por considerarla “excesiva” y “demostraremos la inocencia de nuestro representado”, dijeron.
Para desacreditar la versión de la parte acusadora la defensa puso en evidencia las contradicciones entre Susana Montes, madre de la víctima, y sus hijos Franco y Sandro Landriel. “Mientras ella dijo haber visto a Vera en un VW Bora negro, el hermano de Correa señaló que era un Chevrolet Corsa Classic”, expresó.
También apuntó contra Santa Cruz, que a fin de cuentas “no vio quién efectuó el disparo”; “no vio ningún auto”; “no conoce a Vera”; pero “escuchó los disparos” y salió de su casa para ayudar a la víctima.
También trajo a cuento sus dichos, cuando en uno de los careos señaló que “me llevaron a la casa de Susana Montes y me lavaron la cabeza”. En tal sentido, acusó a Montes y sus hijos de haber “manipulado el testimonio de Santa Cruz”. Acusó a la madre de Griselda de ser quien inició a su hija en el ejercicio de la prostitución y pidió “analizar lo que significó para Susana Montes que Correa no trabajara más para ella”.
Por último, pidió que se investigue por presuntos delitos -falso testimonio- a Montes y sus dos hijos Franco y Sandro Landriel. “Montes, Franco y Sandro Landriel y Santa Cruz han mentido e incriminado injustamente a Vera”, cerró la defensa.
Últimas palabras
Cristian Antonio Vera sorprendió a propios y extraños cuando una vez finalizados los alegatos se sentó frente al presidente del tribunal y le ofreció una desopilante versión en la que se decía víctima de persecución y un simulacro de ejecución a manos de personal policial que pretendía incriminarlo con el crimen de su ex pareja.
“Yo no tengo absolutamente nada que ver”. “Yo no le di muerte a Griselda”, repitió. Vera dijo que cuando terminó la fiesta de inauguración a la que asistió el 20 de agosto de 2013, se encontró alrededor de las 12.35 con Natalí Cantero “y me dice que le habían pegado a Griselda”.
“Agarramos por Blas Parera para el norte y cuando llegamos a Teniente Loza llega un Corsa gris y se bajan dos hombres que se identifican como policías. Me esposan y golpean”, dijo.
Vera relató que lo subieron al auto y lo llevan por Teniente Loza “pensé que a la séptima (comisaría), pero pasaron de largo. Cuando llegan a la Circunvalación me dicen “vos te vas a tener que hacer cargo del homicidio”. “Me venían pegando”, agregó.
Entonces “me apoyan la pistola en la nuca del lado izquierdo y como me iban a tirar me corro y escucho el disparo que me deja sordo. Me hice el muerto y salí corriendo para el lado del río; entonces me empezaron a tirar, tenía perdigones en la cabeza la espalda y las piernas”. “En un momento quedé tirado”, se victimizó.
“Me habían sacado las esposas y me pusieron precintos”, igualmente “crucé la ruta y agarré para el lado del mercado de Abasto” donde “me las encuentro a Natalí y Yésica Oviedo” -su novia-. Ella me decía “andate que te van a matar”. “Me corta el precinto me llevan a Santo Tomé, donde me dan plata para irme en colectivo y me dan el documento de Figueroa”. “Yo no me podía presentar porque la misma policía me quería matar”, destacó.




