Crioterapia: qué es y cuáles son sus beneficios para la salud
La nutricionista Aladana Hilgert analizó el uso del frío extremo como práctica complementaria, detalló sus efectos en el organismo y explicó en qué casos resulta conveniente incorporarlo.
La práctica se integra como complemento de hábitos saludables.
La crioterapia gana cada vez más espacio como una práctica complementaria dentro de los estilos de vida saludables. Aunque durante años se la asoció casi exclusivamente al deporte de alto rendimiento y a la recuperación muscular, hoy suma adeptos por sus posibles beneficios físicos, mentales y emocionales.
La licenciada en Nutrición Aladana Hilgert (MP 1660), especializada en nutrición funcional y antiinflamatoria, explica de qué se trata esta técnica, cómo actúa en el organismo y en qué casos no está recomendada.
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La crioterapia consiste en la exposición voluntaria del cuerpo al frío extremo durante un corto período de tiempo. Puede realizarse mediante inmersiones en agua helada o en contacto con hielo, siempre bajo condiciones controladas. “La solemos practicar a unos 3 grados aproximadamente como promedio”, explicó Hilgert.
La especialista aclara que el objetivo no es solo físico, sino integral. “Lo que buscamos es obtener muchos beneficios de esta inmersión, tanto físicos, mentales y emocionales, y hacerlo en un contexto seguro y acompañado. Eso también es lo importante”, remarcó.
En su experiencia personal, el frío apareció como una herramienta adicional para sostener hábitos saludables: “Buscaba algo más que pudiera aportar a la salud, más allá de la alimentación y la nutrición, y encontré el frío como herramienta para desafiarme y sumar beneficios”.
Beneficios
Si bien la crioterapia es conocida por su uso en la recuperación deportiva, sus efectos van mucho más allá. Según Hilgert, el frío puede convertirse en un aliado del sistema inmunológico y del metabolismo. “Ayuda mucho a una recuperación más rápida y apoya nuestro sistema inmunológico porque va a mejorar nuestras defensas y generar más producción de glóbulos rojos”, detalló.
La inmersión en agua helada se realiza bajo supervisión y en tiempos controlados.
Uno de los puntos más destacados es la activación de la grasa parda, un tipo de tejido diferente de la grasa blanca. “Es una grasa que tiene muchísimas más mitocondrias y es la que genera calor. Cuando me expongo al hielo, genero que esa grasa parda vuelva a activarse”, señaló. Ese proceso permite que el cuerpo queme ácidos grasos para producir calor.
En ese sentido, la nutricionista aclaró que la crioterapia no es una herramienta directa para bajar de peso, pero sí un complemento. “Puede ayudar a mejorar la composición corporal porque estimula la autofagia, la apoptosis y la sensibilidad a la insulina. Todo eso ayuda indirectamente a un descenso de peso”, indicó, siempre en el marco de hábitos saludables sostenidos.
Descanso y el sistema nervioso
Otro de los efectos positivos que menciona Hilgert está vinculado al sueño y la regulación del estrés. “Con la repetición, puede estimular la producción de melatonina, que es nuestra señalizadora del descanso y del sueño. Generalmente, si hago más periódicas mis inmersiones en hielo o duchas frías, voy a tener un mejor descanso”, afirmó.
El frío extremo activa procesos fisiológicos vinculados al bienestar general.
Desde el punto de vista neurológico, el frío funciona como una vía de acceso al sistema nervioso parasimpático, asociado a la calma y la relajación. “Nos preparamos con respiraciones para poder vivir el momento del hielo. Si logramos controlar la respiración, accedemos al sistema nervioso parasimpático, que nos va a generar un estado de mayor bienestar, seguridad y relajación”, sostuvo.
Quiénes si y quiénes no
No está recomendado en mujeres embarazadas
Evitar en personas con problemas cardíacos o de presión arterial
No aconsejado en casos de epilepsia o trastornos de regulación térmica
El tiempo ideal es de dos a tres minutos por inmersión
Siempre debe realizarse de forma acompañada y consciente
Hilgert subrayó que “la inmersión en hielo es un estresor más que sumamos al cuerpo. Usado a favor, trae beneficios, pero si excedemos el tiempo puede transformarse en algo negativo”. Por eso, más minutos no significan mejores resultados.
Para quienes sienten temor al frío, la especialista propone un cambio de mirada. “Es dar un pasito más en el autoconocimiento y en el desafío personal. A nivel mental entrenamos la fortaleza, la resiliencia y la voluntad, que también se pueden entrenar”, concluye. La crioterapia, bien aplicada, se presenta así como una experiencia integral que va más allá del cuerpo y alcanza también la mente.