Guillermo Dozo
gdozo@ellitoral.com
Carlos Felice es precandidato a concejal por 100 % Renovador, un espacio que busca un “voto para salir de esta ciudad marginada. Tenemos que salir del reino de la necesidad al reino de la libertad”, sostiene mientras analiza a fondo la realidad santafesina.

Guillermo Dozo
gdozo@ellitoral.com
Carlos Felice es abogado y dirigente sindical desde hace muchos años. Sus primeros años los vivió en la zona de Guadalupe allá cuando Ángel Casanello era conocida con un número: la 26 sin nombre. Enfrenta la campaña advirtiendo falencias y errores de una dirigencia política a la que le reclama respuestas comunes para poder erradicar los problemas estructurales “con políticas a largo plazo” superando las mezquindades circunstanciales.
- La sorpresa cuando uno analiza su candidatura es que, con un perfil alto, opte por disputar una banca dentro del Concejo Municipal, importante porque está cerca del vecino pero que es reconocido como un primer escalón político.
- Me motiva la Santa Fe que quiero. No quiero una ciudad amurallada desde los bulevares hacia el norte y el oeste. Lo que quiero es una Santa Fe donde mi esposa pueda sacar a jugar a mi hijo más chico a la calle sin tener miedo a que se lo puedan quitar; que la enfermera pueda salir a atender a la nena sin temor a que le roben el celular; que ese infante que queda atrapado en el medio de un tiroteo entre pandillas tenga futuro y pueda ser el médico que el día de mañana nos salve. Porque creo que la política es transformadora si tenés vocación de servicio. Y para eso quiero empezar con cuestiones principistas que pueden parecer muy tontas pero que llevará adelante. Si accedo al cargo voy a renunciar a la dieta y la voy a distribuir entre organizaciones no gubernamentales para demostrarle a la gente que la política es vocación de servicio y que si te metés en esta puja no es para buscar un cargo público. Porque ocurre con muchos que hoy son concejales, mañana diputados, después funcionarios y siguen así. Y el ejemplo de Santa Fe es muy malo porque se repiten los nombre y los cargos...
No puedo creer, a esta altura, en esta Santa Fe, en este 2017 que quienes tienen responsabilidad política vuelvan a hacer diagnósticos sobre la ciudad después de 12 años de gobierno y que nos vuelven a hacer planteos sobre cosas que deberían haber resuelto. Y que la oposición cuyo concejal repite tres períodos, recién hoy descubra los mismos problemas que se le plantean cada dos años en oportunidad de las campañas. Eso le hace mal a la política, se necesita renovación con gente comprometida y que tenga un marcado liderazgo, que es una de las grandes ausencias de hoy en el Concejo Municipal, porque precisamos concejales que puedan pensar en la ciudad sin estar sometido con el dirigente que está por arriba de ellos y les indique qué tienen que hacer.
- Entonces aparece el rol del Concejo...
- El Concejo Municipal es el primer eslabón, el primer contacto con el vecino la caja de resonancia de esa persona que necesita ser escuchada en los problemas esenciales y elementales que hacen a la ciudad. ¿Dónde comienza nuestra patria?, en nuestro barrio, en nuestra ciudad y en nuestro entorno. Entonces lo que quiero es llevar ideas muy fuertes respecto de mis convicciones.
Hay una Santa Fe muy fragmentada, asimétrica, sin planificación en el que funcionarios se manejan como un equipo de fútbol que patea la pelota para arriba sin juego estratégico y, así, se hacen obras que no son conexas. Por ejemplo, ¿puedo criticar el Metrofé?, por supuesto que lo puedo criticar porque no refleja una política de transporte de modo tal que son 200 millones de pesos mal invertidos; el tren urbano es un objeto de colección que costó seis millones de pesos; me encanta el Puente Colgante encendido con sus luces Led pero hay otras cuestiones elementales que hacen a la accesibilidad de la gente a los servicios sociales.
Y en esto pongo particular énfasis: sí a dispensarios de salud abiertos las 24 horas; sí al 107 y el 103 del Cobem bien equipados con ambulancias como para poder resolver los problemas de la gente y para eso llevar a diez unidades equipadas adecuadamente para atender la urgencia médica. Es cada vez más frecuente ver un auto que pasa a toda velocidad con un pañuelo blanco en la mano, que señala una emergencia, y está demostrando la falencia que tiene el Estado. También es cierto que hay barrios en los que llueve un poquito y no se puede ingresar y están ubicados a cinco kilómetros del centro y son barrios que requieren de una fuerte presencia estatal.
¿Y esto por qué ocurre? porque ha habido un gran desplazamiento de obras y de servicios hacia la ciudad de Rosario en una gestión de doce años que nos ha postergado como ciudad y que nos ha dejado una ciudad en una condición en la que estamos peor que antes del 2003, año de la inundación. La verdad es que la ciudad está triste, pobre y me hace acordar al norte argentino en lugar de recordarme a esa metrópolis que fue Santa Fe otrora hoy nos parecemos más al norte argentino mientras que Rosario está cada vez más parecida a Buenos Aires...
- Una pobreza que golpea con particular virulencia a ciertos barrios donde se vive realmente mal.
- Yo utilizo una palabra que me dicen que no use porque no se entiende mucho que es “ignominia”. La ignominia de la pobreza. Hay una línea que se corrió: los excluidos de la pobreza que están más allá de la pobreza. Algunos critican la presencia de asentamientos -a veces muy cercanos como el que está creciendo al costado de El Pozo, en 12 de Octubre en Santa Rosa de Lima- pero esto ocurre porque hay cada vez más gente y, con ello, siguen creciendo estos asentamientos y todo ocurre sin planificación. Muchos, además, se instalan sobre reservorios, sobre basurales o en lugares donde no deberían hacerlo. Yo vengo de la economía social y una de las cosas a las que se puede echar mano para resolver y que se genera empleo en los barrios más marginados son las cooperativas de trabajo que se traducirían en cooperativas de vivienda que, por otra parte, requieren de poco apoyo estatal. Esto permitiría salir de esa situación -repetida en tantos barrios- donde el pobre se enfrenta al pobre a los tiros por las chapas entre casitas de cartón.
Esto ocurre en Santa Fe y no se puede ocultar más porque los tiros, las balas, están en el ingreso a la ciudad cuando se llega desde Rosario por la autopista y se ve y escucha lo que pasa en Villa del Parque después de las seis de la tarde. Tenemos el riesgo de transformanos en Guadalajara. ¿por qué digo esto? Porque en barrio San Lorenzo o en Las Flores a 50 metros de Blas Parera hay casas usurpadas. En muchos Fonavi ocurre lo mismo. Entonces cuando las personas más vulnerables -una señora mayor que enviudó y se le fueron los hijos-, cuando sale de su casa sabe que la están esperando para tomarle la casa. Y no se resuelve este problema. En mi cuenta de twitter una señora me escribe: “No puedo bajar... me están esperando”. ¿Qué ocurre? tiene miedo de perder la casa porque abajo están los que van a usurparle la vivienda. Esa mujer queda sola a merced del violento y cuando hablo de “Guadalajara en diez años” es a cuánto estamos de que esa mujer que todavía cuenta los problemas sea “ejemplificada” en plena calle y aparezca crucificada. Y esto no es ciencia ficción ni especulación tremendista.
- Además aparece el fenómeno de la droga en los barrios que afecta a tantos jóvenes e, incluso, chicos...
- Esos chicos que están limpiando un coche o pidiendo en una esquina deberían estar en el colegio. Porque ese pibe termina odiando a todos, generando un profundo rencor social. Ese chico, entonces, es una víctima del sistema. Debería ser incluido, no excluido. Tenemos que trabajar con fuerza generando espacios donde se pueda contener. En particular desde nuestra lista tenemos la idea de la copa de leche y de los jardines maternales para niños con estas carencias para que la mujer tenga oportunidades de trabajo y, también, hay que generar oficios tradicionales o el cuidado de personas, es decir trabajar en la creación del recurso humano como se ha hecho en otros lugares de América. Es decir la mujer joven se ocupaba en cuidar a ancianos que no tenían recursos, esto es echar mano a un recurso humano, generando empleo que me parece que es el gran desafío.
Hay dos franjas sociales muy vulnerables que son los chicos y los ancianos. Si, por ejemplo, nos encerramos en el debate sobre la baja de la imputabilidad del menor lo que vamos a hacer es que ese chico termina haciendo una carrera criminal y no va a tener futuro alguno o hasta puede perder la vida en pocos años. Uno escucha los testimonios de las mujeres que te comentan que perdieron un hijo en base a una persona que ven todos los días en ese mismo barrio pero que tiene amenazadas a otras personas de su entorno familiar. Entonces es imposible que esto no esté en conocimiento de las autoridades policiales, cómo es posible que la Justicia no actúe; cómo es posible que la ley de protección a testigos se haya reglamentado un año y medio después de haber sido sancionada. Entonces los poderes están corriendo detrás de los problemas y, además, lo hacen muy lentamente. E, insisto, si la política no aborda estos temas con la seriedad que el caso requiere, si los políticos no se encuentran en una agenda común, más allá de cualquier posición ideológica no habrá soluciones. Pero ocurre que las estructuras partidarias -al menos en mi ciudad- se encuentran absolutamente vacías.
- ¿Se puede soñar con otra Santa Fe a partir de este diagnóstico?
- Sí, sino no estaría llevando adelante esta precandidatura. Pero lo que nos pasa deriva de lo que decía: si en lugar de gente idónea pongo a un vendedor de gaseosas sabrá hacer slogans pero no tiene idea de qué se trata la política. La gente común tiene un gran desconocimiento sobre quién es quién en la dirigencia política. Y tampoco veo que el ciudadano de a pie tenga en claro qué es lo que se vota en las Paso del domingo porque como se nacionaliza tanto el mensaje y se olvida de que estamos en una ciudad con grandes problemas a resolver, asistimos a una fuerte campaña en Santa Fe que no entiendo. Como tampoco es comprensible que tanto el gobernador (Lifschitz) como el intendente (Corral) se hayan trenzado en una pelea feroz y haya un obsceno gasto publicitario respecto de lo que son las necesidades de la gente. Esto es la esencia, las razones de por qué no progresamos.
Entonces la pobreza, la inseguridad, la falta de educación una vez que está roto el tejido social requieren la construcción con objetivos trazados a 20 o 30 años de construcción. No se resuelve de manera inmediata. Hay que tener políticas de Estado y por eso la necesidad de encontrarnos.
Si los políticos se pelean entre ellos y no dan el ejemplo sobre cómo debe construirse una sociedad, el mensaje que baja hacia el soberano tiene que ver con la violencia como forma de resolver los problemas y es esa la violencia que se observa entre la gente. Por eso, en Santa Fe tiene que haber una autocrítica muy grande por parte de la dirigencia política sobre el discurso. Por eso, como decía Tato Bores la máquina de hacer boludos funciona y funciona magníficamente. El problema es que la víctima es la gente, las personas de carne y hueso.
Enojo
“Yo estoy muy enojado cuando por definición de superestructura las listas se arman con novios, novias, amigos o asesores que terminan siendo concejales pero que no tienen idea de lo que es la ciudad. Cuando uno ve en las Paso gente idónea, referentes barriales que se expresan y que demuestran conocimiento cabal de los problemas”.
Objetos para la venta
La dirigencia política en los últimos años se ha convertido en titiritero y recurren a emergentes sociales como cantantes de cumbia, jugador de fútbol, o la vedette... emergentes sociales que son conocidos mediáticamente... entonces ocurre esto que impulsa Durán Barba que tanto mal le hace a la política. Así los candidatos dejan de ser personas para transformase en objetos. El dirigente político se convirtió en packaging, en cosas que hay que vender. Para eso se lo etiqueta, se les enseñan tres frases cortas, sintéticas, que supuestamente dicen mucho pero que no significan nada y de acuerdo a las “cualidades”, es decir, si cantás bien, si tenés ojos claritos, si sos famoso, si jugás bien a la pelota o si sos periodista, sos el candidato. Se es candidato porque es conocido. Por eso la política ha mermado en cuanto a la calidad institucional. Me parece fantástico si tenés vos tenés la vocación política pero si estás preparado para hacer política, pero esto no ocurre.