El secretario de Control, Cornelio Collins, destacó el “alto cumplimiento de las normas de emergencia nocturna, por parte de los establecimientos que convocan un gran público en espectáculos, debido a las estrategias de aplicación de tales disposiciones y de la comprensión de la problemática por parte de los administrados”.
Las estrategias municipales apuntaron a erradicar el alcohol de la calle, con el simultáneo acortamiento de las horas previas al ingreso de los locales -hasta las dos de la madrugada-. “Por eso, el elevado número de clausura de negocios que, en la madrugada, facilitaban alcohol al paso (150 clausuras en los 18 meses) y, por eso también, la limitación horaria para ingresar a los locales”, detalló el funcionario.
Con el cese de la venta de bebidas alcohólicas una hora antes del cierre, se pretendió lograr un “clima de tranquilidad en la finalización de los boliches para ir procurando el paulatino y pacífico retiro”, agregó.
Finalmente, Collins consideró fundamental el control del ingreso y permanencia del público para no admitir las edades no permitidas (menores de 17 años). “Esto implica plantarse en las puertas, vigilar las barras, etc. Cuando esto sucede, se va encontrando adhesión por parte de los empresarios y experimentando la buena voluntad en el público, que se acomoda a la nuevas modalidades”.

































