Radicada en París pero con una trayectoria profundamente anclada en la experiencia latinoamericana, la artista argentina Ileana Gala desarrolla una obra que nace desde los márgenes, desde aquello que no encuentra lugar en el relato dominante. Su práctica que cruza la escultura, la instalación, la pintura y la intervención urbana concibe el arte como una necesidad vital y una herramienta de transformación social. “Entiendo el arte como una respuesta a la realidad, como una responsabilidad social e individual, como un espacio de reflexión y sentido. Una necesidad absoluta, una manera de vivir y existir”, afirma.
Retrato y fragmento de “Encuadres” (2025). Foto: Gentileza de la artistaFormada en Artes Visuales, Diseño Multimedia y Gestión Cultural y Comunicación, Gala construyó un perfil interdisciplinario que le permitió explorar múltiples lenguajes. Sin embargo, su verdadero aprendizaje comenzó mucho antes, en el ámbito íntimo del hogar. “Mi verdadera educación comenzó en el hogar”, recuerda, en un entorno atravesado por el arte, la música y la palabra. Criada por una madre psicóloga que fomentó la libertad de expresión, un padre músico y una hermana escritora, su infancia estuvo marcada por estímulos constantes y por la convicción de que crear implica también disciplina y amor.
“Cabeza de mesa”, 2025. Técnica mixta: vidrio y lápiz fundido, plástico, óleos, acrílico y materiales transformados; 60 x 50 cm. A la derecha, fragmento del relieve. Foto: Gentileza de la artistaResiliencia, ausencia y transformación
La experiencia de la pérdida y la ausencia ocupa un lugar central en su relato personal y artístico. “Y si bien todo ese escenario fue devastado y la ausencia tomó su lugar, he aprendido que la resiliencia es una herramienta poderosa que transforma nuestro camino, convirtiendo desafíos en oportunidades”, escribe. Esa idea atraviesa su producción y se manifiesta en una obra que busca resignificar lo herido, lo descartado y lo silenciado.
Desde sus primeros pasos profesionales, Ileana Gala trabajó en la investigación y conservación del patrimonio nacional argentino, participando durante una década en la creación e instalación de esculturas y monumentos públicos para el espacio urbano. Esa experiencia le permitió vincular el arte con la memoria colectiva y con el territorio, una relación que continúa siendo fundamental en su práctica actual.
“Madre que estás en los cielos”, 2025. Técnica mixta: arena, lápiz fundido, flores secas, materiales orgánicos, plástico, óleos, acrílico y materiales transformados; 60 x 75 cm. Foto: Gentileza de la artistaEl arte como puente social
Su recorrido incluye también el trabajo escenográfico en el Teatro Nacional San Martín y la participación en el Colectivo Carpani, donde produjo murales y piezas de comunicación visual en gran formato para espacios públicos y comunitarios. En todos estos ámbitos, su interés estuvo puesto en concebir el arte como un puente: “Mi pasión va más allá del atelier; durante años he emprendido residencias, proyectos sociales y colaborativos, buscando convertir el arte en un puente hacia la comunicación y la integridad social”.
“Entrelazos”, 2025. Técnica mixta: plexiglás, lápiz fundido, plástico, silicona, óleos, acrílico y materiales transformados; 120 x 90 cm. Al lado, un detalle del volumen. Foto: Gentileza de la artistaDar luz a lo que no encuentra lugar
La visión artística de Gala se define por una elección clara y persistente: trabajar con aquello que ha sido descartado. “Mi obra nace de lo desechado, de lo que no encuentra lugar. Busco dar luz y color a lo que ha sido marginado, a lo que habita las sombras”, explica. Materiales reciclados, volúmenes resignificados y estructuras intervenidas conforman un universo visual donde lo excluido recupera presencia y sentido. Esta elección no es solo estética, sino ética y política, y refleja prácticas sustentables que definen su enfoque artístico.
Hablar de su obra, para Gala, es hablar de lo invisible. “Cada pieza nace de la necesidad de ofrecer un refugio a realidades asfixiadas o vueltas invisibles en la vida cotidiana”, señala. En ese gesto se inscribe su interés por las marginalidades sociales: la mujer como construcción dentro de un sistema desigual, las poblaciones migrantes, las personas privadas de su libertad y otras realidades que rara vez encuentran representación.
Su abordaje de la técnica mixta combina el color del óleo y el acrílico con materiales diversos como plexiglás, lápiz fundido, plástico, pasta de volumen, espejos, flores secas, vidrio fundido, arena, y diversos materiales transformados.
“Huellas”, 2025. Técnica mixta, arena, lápiz fundido, plástico, óleos, acrílico y materiales transformados; 165 x 135 cm. Foto: Gentileza de la artistaMarcos que contienen y limitan
En este entramado simbólico aparece la figura del “hombre arlequín”, emblema de una precariedad contemporánea moldeada por los medios y el consumo. Al mismo tiempo, la artista interroga los marcos que organizan la vida cotidiana familia, trabajo, vínculos, hábitos, entendidos como estructuras que contienen pero también limitan, condicionando la percepción del mundo y las acciones individuales.
El cuerpo ocupa un lugar central en su investigación, no necesariamente desde la representación directa, sino como presencia sensible y emocional. “La dimensión emocional se vuelve un puente entre lo que se materializa y lo que permanece ausente, y de ese tránsito nace un cuestionamiento visual”, escribe. Su búsqueda, en definitiva, es abrir un espacio para aquello que no lo tiene y generar una reflexión sobre lo que vemos y sobre todo sobre lo que dejamos de ver.
“Silencios”, 2025. Técnica mixta: flores secas, lápiz fundido, plástico, óleos, acrílico y materiales transformados; 60 x 45 cm. A la derecha, detalle de los materiales incorporados. Foto: Gentileza de la artistaUna trayectoria en expansión
Desde 2020, Ileana Gala desarrolla su trabajo entre Argentina y Europa, con base en París, participando en proyectos culturales independientes, exposiciones y acciones colectivas en el espacio urbano. Su trayectoria internacional incluye residencias artísticas en Australia, España, Canadá y Francia, y exposiciones en ciudades como Buenos Aires, Sídney, Niza, Río de Janeiro, La Habana y París.
En cada obra, Gala reafirma una convicción profunda: “En el lienzo de la vida, somos artistas de nuestra propia existencia”. Una frase que condensa el espíritu de una práctica donde el arte no es ornamento, sino pregunta, refugio y posibilidad de transformación.