José Luis Pagés - jpagés@ellitoral.com
Una personita que mira a los ojos y habla desde la conmovedora ingenuidad de los nueve años tiene para contar -entre suspiros y balbuceos- cómo fue que anoche un nene de su vecindario apuñaló a otro por la espalda.
Es una típica estampa villera la que se ofrece en Los Hornos aún cuando el día invernal es fresco y un sol, tibio, arranca destellos dorados de charcos malolientes y latas que asoman en la tierra apisonada.
En la villa, la silueta de la simpática personita se recorta contra los frentes derruidos de las casas cuyos habitantes, parcos de palabras y con miradas esquivas, dieron a entender que por nada del mundo responderían preguntas indiscretas.
Ante nuestra consulta, un vocero policial había respondido en hora temprana que, efectivamente, a las 19 de ayer, un chico que ahora está en manos de la Justicia apuñaló a otro causándole una herida que no es grave, sino apenas superficial. Nadie se muere por eso.
Preguntamos porque anoche supimos que una ambulancia del 107 había ingresado con el herido al hospital de Niños Dr. Orlando Alassia, y también, que los médicos que asistieron al pibe agredido ofrecieron un diagnóstico alentador. Apenas un rasguño, dijeron.
Luego, la versión de la personita que se retuerce los dedos y cruza las piernas sin dejar de sonreír no contradice a la de los funcionarios, pero recuerda que “el Jhonatan (11) sacó un cuchillo y lo enterró en la espalda de Axel, que tiene nueve años, igual que yo”, dice, acentuando la infeliz coincidencia.
Después, la personita hace un largo silencio y mientras se muerde los labios parece buscar con gran esfuerzo las palabras necesarias para dar a entender lo que siente, para decir que, más allá de la puñalada y sus consecuencias, el ataque que anoche presenció junto a otros chicos del barrio tiene su explicación.
“El Jhonatan -recuerda a su manera- estaba tan nervioso que corrió, entró a la casa, y volvió a salir con un cuchillo”. Esto habría ocurrido cuando Axel, fuera de combate, se retiraba cabizbajo y aturdido por las trompadas que un hombre mayor -a modo de correctivo- le había asestado en la cabeza.
El hombre que le pegó a Axel tiene 30 años “y vive en la casa de Jhonatan”, observa la personita, la misma que enseguida, sin titubeos, agrega: “Y le pegó porque, bueno..., porque el Axel fuma fasos, anda a los tiros por ahí y dicen que le tiroteó la casa”.
Ahora la personita fija sus ojos en el rostro agrietado de un viejo vecino que asiente ante sus dichos con no más de dos tres movimientos de la cabeza cubierta por las canas. Ya se sabe: “Antes las cosas no eran así”.
Es triste, pero la versión del chico arteramente apuñalado por otro fue confirmada por los funcionarios y ratificada por los dichos de la personita entrevistada esta mañana.
Peor aún es saber por boca de una criatura de los entretelones del drama. Entre los pequeños protagonistas están los que “fuman fasos” y andan armados de revólver “tirando tiros contra las casas”, cuando para la mayoría llegó la hora del reposo y ya se acaba el día. Un médico ahí, por favor.




























