En su Historia Ecclesiatica, el historiador Sócrates describe así la práctica del siglo V: "Algunos se abstienen de cualquier tipo de creatura viviente, mientras que otros, de entre todos los seres vivos solamente comen pescado. Otros comen pescado y aves, pues, según la narración mosaica de la creación, estas últimas también salieron de las aguas. Otros se abstienen de comer fruta con cáscara dura y huevos". En general, la regla del ayuno cuaresmal consistía en hacer una comida al día, al caer la tarde, y en la prohibición de consumir carne y vino. San Gregorio fue quien vino a fijar la norma: "Nos abstenemos de carne y de todo aquello que viene de la carne, como la leche, el queso y los huevos", sostuvo. Tal decisión fue incorporada al Corpus Juris y se la consideró como ley general en la Iglesia. Pero luego fueron aceptadas ciertas excepciones y dispensas para consumir leche, huevos y sus derivados, a condición de dar alguna contribución a una obra de caridad. Estas dispensas fueron conocidas en Alemania como "butterbriefe" (cartas de la mantequilla) y varios templos fueron construidos con las sumas recogidas de esa manera: a una de las torres de la catedral de Rouen se la llamaba por eso la "torre de la mantequilla". La primitiva prohibición de comer huevos y leche en Cuaresma derivó en la costumbre posterior de bendecir o regalar huevos de Pascua. Aunque en la temprana Edad Media, en la Cuaresma, se hacía una sola comida al día al caer la tarde, la historia da cuenta que Carlomagno, alrededor del año 800, la tomaba a las 2 de la tarde, lo cual ya habla de cierto relajamiento. En el siglo IX esto se profundizó cuando el Concilio de Aix la Chapelle autorizó en los monasterios a tomar un trago de agua u otra bebida, al atardecer, a quienes estuviesen fatigados por el trabajo; y más aun cuando Tomás de Aquino sostuvo que un poco de alimento comido después de la bebida, no rompía el ayuno. Puesto que la bebida se tomaba en los monasterios a la hora en que se leían las "collationes" (conferencias) del abad, esta indulgencia le dio el nombre a la "colación". El Vaticano fue luego concediendo sucesivos indultos para permitir la carne como alimento en la comida principal, primero los domingos y después en dos, tres, cuatro y cinco días a la semana, hasta casi abarcar toda la Cuaresma, siempre que no se la sirviera, en la misma comida, con pescado. Y más recientemente, quitó la prohibición de comer carne en Jueves Santo. La concesión de la Santa Sede fue que en la Cuaresma se podía comer carne todos los días, excepto los viernes y el Miércoles de Ceniza, el Sábado Santo y la Vigilia de Navidad. La legislación actual de la Iglesia, según el Código de Derecho Canónico vigente desde 1983, señala la obligación de ayunar el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo y de abstenerse de comer carne todos los viernes de Cuaresma y Semana Santa. Fuente: Télam
































