La falta de humedad edáfica en los principales cinturones trigueros del país comprometen la evolución de los cultivos y amenaza con disminuir aún más las perspectivas productivas del principal cereal de exportación de la Argentina.
El agua disponible es escasa a nula y los plantíos del norte de Córdoba y Santa Fe, centro-sur de estas provincias, Chaco, Santiago del Estero y La Pampa, sufren las consecuencias de la sequía, que se traduce en menor desarrollo, disminución en el número de macollos y espigas por plantas.
Así se desprende de relevamientos privados difundidos hoy, que indican que también la ocurrencia de algunas heladas tienen su cuota de importancia, ya que han dañado cultivos en Salta y Tucumán en plena definición de los rendimientos.
Se estima que 1,8 millones de hectáreas corren elevado riesgo de acumular mayores pérdidas productivas y de área cosechable, en tanto que las mayores dificultades se presentan para aquellos cultivos que encañan y espigan en condiciones de extrema falta de agua, según datos proporcionados desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
Estas fases definen rendimientos y necesitan humedad en pocos días y la mayoría de los pronósticos no vaticinan lluvias, salvo focos aislados, de pocos milímetros y concentradas sobre las provincias del litoral.
Los modelos climáticos que manejaron los técnicos de la entidad cerealera suponen que a partir de la semana próxima se iniciaría la reposición de las reservas de humedad, aunque tardía para no pocos plantíos ubicados en el centro norte triguero del país.
Las siembras localizadas en el centro este y sudeste de Buenos Aires parecen ser las únicos beneficiados en esta campaña, pues mantienen la humedad en condiciones favorables para el desarrollo de las etapas vegetativas. En el Centro Norte de Santa Fe, en tanto, transitan la etapa de espigazón y el llenado de los granos, en condiciones generales buenas y sólo los plantíos de siembras tardías han desmejorado por efecto de elevadas temperaturas. Además, la fertilización se limitó solo para aquellos cultivos que justificaron muy buen estado.
En el Centro Norte de Córdoba el clima sigue muy seco y el norte regional y los plantíos siguen un continuo desmejoramiento, por lo cual se estima una reducción en los rendimientos del 40 por ciento respecto de los normales.
En el Centro Este de Entre Ríos las heladas ocasionaron daños en cultivos espigados, aunque el estado mayoritario es el de fin de macollaje a espiga embuchada, mientras que la condición del cultivo es buena hacia el nordeste regional y desmejora hacia el sudoeste, donde presenta estrés hídrico importante.
En el Sur de Córdoba, una lluvia en los próximos diez días podría perfilar rindes normales (2,5-3,0 tn/ha), si bien la condición de los plantíos es de regular a mala y por la extensión del período de sequía, los rindes caerían un 30 por ciento, mientras que en Río Cuarto sigue el desmejoramiento y, en caso de no reponerse la humedad edáfica, la pérdida productiva alcanzaría hasta un 50 por ciento, de acuerdo con la misma proyección privada.
En el Núcleo Norte, los cultivos siguen muy complicados y probablemente no haya recuperación de muchos lotes aunque llueva, en tanto que en el Núcleo Sur, la condición de los plantíos empeora paulatinamente y, en el norte de Buenos Aires, la necesidad de agua es también perentoria, en especial en las zonas lindantes con el sur santafecino y hacia el nordeste de la región.
En el Sudeste bonaerense, en tanto, la mayoría de los lotes se encuentra a capacidad de campo y la aplicación de fertilizantes nitrogenados posteriores a la siembra se estarían realizando de forma tardía, con lo cual se podría esperar restricciones en el potencial de rendimiento, ya que no sobra N aplicado a la siembra al haberse ajustado las dosis.
En el Sur de La Pampa y en el Sudoeste de Buenos Aires, se registraron lluvias de importancia en centro sur de pampeano y moderadas, aunque no de menor importancia en el sudoeste bonaerense. En el NOA, las heladas con fuerte intensidad afectaron los cultivos de Tucumán, donde se reportaron pérdidas de hasta el 50 por ciento de los cultivos, según las zonas.
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