En los últimos tiempos, nuestra Línea Directa recibió numerosos mensajes de jubilados de la Caja de Previsión de los Profesionales del Arte de Curar a través de los cuales cuestionaban diferentes aspectos de la administración de esa institución, que terminaban perjudicándolos, según argumentaban.
Por este motivo, El Litoral decidió brindar la palabra a ambas partes para que plantearan sus posiciones respecto a estas divergencias. Dialogó con integrantes del directorio y también incluyó la opinión de los jubilados a partir de los argumentos esgrimidos a través del Sindicato de los Profesionales de la Salud (Siprus), que viene defendiendo a éstos, aunque también a los profesionales activos.
Los Dres. Gustavo Silicani, presidente, Marta Bezombe, Luis María Arriola y Juan Carlos Botto, integrantes del directorio de la Caja del Arte de Curar, puntualizaron algunas cuestiones que pretendían explicar, a partir de los dichos de los jubilados.
“La mayoría se quejaba respecto a que los beneficios previsionales no se condicen en sus montos con los niveles de un profesional.
Queremos recordar que la Caja comprende 14 profesiones y los niveles propios de cada una son muy distintos (no es lo mismo lo que gana un médico oculista que un técnico radiólogo) y estamos haciendo todo lo posible para amalgamar esos intereses tan disímiles. Tienen que comprender lo que es un sistema de previsión. Una caja tiene un ingreso (aporte de los activos) y un egreso (jubilaciones y pensiones).
Éstos se están pagando en función de la recaudación total que se produce. Si aumentáramos la cuota tres veces más podríamos aumentar la jubilación a lo que podría ser deseable, pero así vamos a tener un reclamo de la otra parte”, planteó.
En este punto aclararon que “existen categorías aportativas de acuerdo a los años de profesión, contemplando especialmente la situación de los profesionales jóvenes que hacen un aporte menor al de aquellos con más años de actividad. También se ofrece un haber diferencial voluntario, mediante el cual cada profesional puede programar un beneficio superior al mínimo (de 2.000 pesos), en función del aporte que el afiliado puede realizar y que esté acorde a su nivel de ingresos previo a su jubilación”.
Otros planteos
“Una Caja rica con beneficiarios pobres” era otro de los planteos de los jubilados, según los directores, respecto a lo cual aclararon que “la Caja tiene reservas económicas, que no son superlativas, pero sólo se destinarán a momentos de crisis, para solucionar eventuales situaciones. Esto ocurrió en 2002, cuando la Caja no dejó de pagar sus compromisos en tiempo y forma gracias a sus reservas. No podemos destinar las reservas para aumentar las jubilaciones porque se consumirían”.
Respecto al cuestionamiento de que “el funcionamiento de la Caja insume gastos excesivos”, explicaron que “la Caja mueve 14 millones de pesos por mes y el gasto administrativo lo tenemos fijado por la propia ley: el 12% como tope del gasto administrativo, incluyendo sueldos de personal, de los tres órganos de gobierno de la Caja (directorio, consejo de representantes y comisión fiscalizadora), además de los gastos operativos para su funcionamiento. No nos pasamos del 12% y, si lo hiciéramos, la comisión fiscalizadora lo debería advertir”.
Por último, agregó: “También se dice que los gastos del directorio son excesivos en cuanto a sueldos y otras erogaciones. Por eso, vimos en los últimos balances que no nos pasamos de ese 12% y que por este concepto tenemos el 0,4% en promedio sobre el ingreso global anual (sueldos, traslados)”.

































