Ignacio Andrés Amarillo
La banda santafesina celebrará sus diez años de existencia al tiempo que presentará su renovada formación. Cristian “Matt Hungo” Deicas cuenta los pormenores de este renacimiento y sus circunstancias.

Ignacio Andrés Amarillo
iamarillo@ellitoral.com
Después de casi un año de parate tras el alejamiento de dos integrantes (Agustín “Flaco” Ferrero y Javier “Mono” Farelli), Astro Bonzo se prepara para celebrar sus diez años con nueva formación: por un lado, el regreso de Adrián “Topo” Perren a la batería, y por otro la incorporación de Diego Arenales en voz.
El reencuentro será este sábado en Tribus Bar & Arte (Pedro Vittori 3523) a partir de las 22, con Sucios Diamantes como número de apertura. Las anticipadas se consiguen en el citado club de música, a $ 100 pesos en promoción con un CD (“Te llena de rock!” o “Electrocutar”).
Repasando este regreso, El Litoral dialogó con Cristian “Matt Hungo” Deicas, guitarrista y referente de esta formación que se completa con HG Groove (Hernán Gorosito) en bajo y coros.
Reformulación
—El festejo de los 10 años coincide con un relanzamiento de la formación. ¿Cómo fue este renacimiento (asumir la partida de dos miembros, incorporar a dos músicos que conocías)?
—Extrañaba estar en una banda de rock desde hace un año cuando se desmembró la banda, y quedamos con HG Groove en una especie de pausa, mientras nos dedicamos a la Hot Band, donde canta Diego Arenales también. Así que fue todo como muy natural. Diego es un cantante excepcional que puede cantar el estilo que quiera, pero sabemos que su raíz está en el rock, ¡así que cada tanto alguna “jam rock” aparecía en los ensayos de la Hot Band!
Todo siguió así en tono de zapadas, pero en mi cabeza estaba la idea de los 10 años y quería celebrarlo aunque sea desde lo personal. Todo cerró cuando llamamos al “Topo” Perren y volver a tocar juntos fue alucinante. ¡Volvió el sonido de Astro Bonzo! Así que en ese mismo momento no quedaba duda de que había renacido la banda y había que celebrarlo con un recital.
—El toque del “Topo” en Astro Bonzo ya es conocido. ¿Cómo se acopla el sonido de Diego Arenales a una banda cuyas canciones fueron marcadas por otro cantante?
—Casi todo el material de Astro Bonzo fue escrito en letra y música por mí y siempre compuse melodías y letras desde mis influencias de rock clásico, sea anglo, yanqui o argentino, así que es una especie de traje con su estilo definido que cualquier buen cantante de rock puede lucir. En el caso de Diego, al conocernos tanto desde niños y haber mamado juntos la misma música, la talla le queda ideal y además su voz refuerza, incluso, el sonido de la banda.
Intervalo
—¿La Hot Band fue un refugio artístico y espiritual en tiempos de incertidumbre sobre el futuro del proyecto?
—No, para nada. La Hot Band es una banda que se formó para acompañar a un cantante de blues y funk, y terminó siendo una banda de muchísimo talento, muy divertida y de mi parte de exploración de esos géneros, tanto en sonido como en toque. Mi refugio artístico y espiritual es Astro, como antes fue La Moto y así... es un solo cauce que sigue fluyendo.
—¿Cómo fue “aguantarle los trapos” a “Refugio” durante ese período?
—“Refugio” es un disco acústico e introvertido, muy personal. Lo hice completo, menos “Cantata de puentes amarillos” claro está, pero me atreví a hacerle arreglos. Salvando las distancias abismales, es mi propio “Artaud”. Lo hice como un regreso a mi niñez, algo que todo artista hace llegado un momento, y con todo el amor hacia mis diez sobrinos a los que disfruto intensamente.
Hice la maqueta (del arte de tapa), fabriqué todas las cositas de adentro, los pinté, hicimos las fotos con otro copado como Gus Arrellaga y finalmente lo editamos de la manera que pudimos con HG, y ahí está colgado en las redes por ahora. Seguramente se le hará justicia más adelante.
—¿Seguiste pensando ideas para canciones bonzas en este tiempo o hubo un parate interno también?
—Con Diego ya tenemos un par, cosa que me alegra mucho volver a hacer canciones con mis compañeros, que hace mucho tiempo no lo hacía. HG tiene un par de ideas, el Topo capta todo inmediatamente... Puede ser el comienzo de una nueva producción, ¿no?
—¿Cómo sigue el trabajo de Astro Bonzo de acá en más?
—Nunca se habló, pero hay mucho entusiasmo. Por ahora sólo queremos disfrutar de este show junto a muchos amigos que se vienen de varios lados a celebrar con nosotros como Ike Parodi y Willy Echarte de Vudú, la Mona Jauchen y el Enano Ramo de Cabezones, Licho y Juan Cruz de La Posta, el Chino Mansutti, el Chapa y el Flaco Salas de Mëdula, el Perio (Santiago Periotti de Mo’ Blues), Tato Pastor de Nitroplan, Amílkar Serra, Jorge Mansilla y Lea Valdez de La Hot Band y hasta Mariano Caudana, amigo y ex compañero de La Moto. Puede haber alguna sorpresa más, pero imaginate la felicidad de rockear con todas estas bestias.
Ciclos
—Cuando comenzó la banda no era tan habitual tener el primer disco antes del debut en vivo, era algo novedoso. ¿Qué cambios notás en la actividad musical en el tiempo que pasó desde entonces? ¿Cómo ves la escena musical santafesina y argentina?
—Muchas cosas. Grabar un disco ya no tiene tanto sentido comercial. El CD está liquidado, por eso regalamos los nuestros a quien compre las entradas anticipadas. ¡Aprovechen!
Cuando se inició Astro Bonzo yo tenía muy en claro que la que iba era tocar mucho en vivo y dejar la vida en el escenario. No tanto el disco. Aunque terminamos editando cuatro discos y un DVD en vivo. El primero fue un demo en realidad, donde recién nos estábamos conociendo. De hecho “Urano” ya estaba casi lista para entrar, pero no llegamos a terminarla. Era urgente la cosa, había que salir rápido y con todo. Ya estábamos en nuestros treintas.
Lo que veo de distinto hoy es que falta pasión, ganas, hambre. El hecho de que nosotros estemos regresando es una alegría, pero también pone en evidencia que no hubo recambio en el rock local durante los últimos diez años.
Quizás el rock haya dejado de ser la forma de expresión para muchos pibes, ante el embate de las multinacionales en los medios y sus productos envasados estupidizantes.
El rock no es confiable para el poder, desde siempre, por lo tanto se lo vacía, se lo banaliza en una publicidad diciendo “rockeala” al saltear unos fideos en una sartén, o directamente lo escucho de los pibes que dicen “la rockié” al acostarse a las dos de la mañana un martes. “Pomelo” hizo lo suyo. Cromañon ni hablar.
Hay muchas razones, creo que si no es por la tradición de que el hermano mayor o el padre le pase la data de rock al pibe, los músicos referentes van perdiendo llegada, o no pueden reinventarse y quedan presos de su pasado, por bueno que sea, y viven de eso.
Nosotros lo hacemos por amor a la música que nos da identidad que es el rock y por la amistad que surgió de eso. Y mirando hacia el futuro, con ganas y con proyectos nuevos. Quién sabe... a lo mejor es un ciclo y vuelva la rebeldía de verdad, constructiva, a meterse en la mente de los músicos de rock más jóvenes que doy fe que hay, no tantos como en otras épocas pero están aún ahí, en algún garaje. Mientras tanto, nosotros celebramos.




