Por Dr. Hugo D. Valderrama
Médico neurólogo - Máster en Neurociencias (Mat. 5010)

Por Dr. Hugo D. Valderrama
Médico neurólogo - Máster en Neurociencias (Mat. 5010)
"El pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie y el realista ajusta las velas" (William G. Ward). Si aplicamos conocimientos adquiridos desde las neurociencias, "el pesimismo nos alerta del viento, el optimismo nos impulsa durante el cambio y el esfuerzo de interpretar y enfrentar la realidad, ajusta las velas".
No sabemos qué pasará con el Covid-19, tampoco con la economía ni la educación. Pero sí sabemos un poco más acerca de los mecanismos que predisponen a los aciertos y errores frente a la incertidumbre.
Las siguientes son algunas de muchas distorsiones que pueden padecer nuestras redes neuronales al momento de interpretar, planificar, ejecutar y evaluar. El sólo hecho de tener en cuenta estas posibles fallas ayuda a prevenirlas, prestando atención a cómo razonamos y asumiendo que a todos nos puede pasar:
"De esto se bastante": desconocer lo que no se sabe. Por falta del conocimiento mínimamente necesario para percatarse de la propia incompetencia, y se sobreestima la propia habilidad.
"Todo lo que encontré me dio la razón": interpretar información de tal manera que siempre encaje con nuestros preconceptos y no nos contradiga (sesgo de confirmación).
"¿Pero cuánto va a ganar él?": es la tendencia enfocarse en las pérdidas en lugar de la posibilidad de adquirir ganancias.
"Todos piensan como yo": implica creer que nuestras opiniones, creencias, valores y hábitos están más extendidos entre el resto de la población de lo que realmente lo están (sesgo falso consenso).
"Seguro de que entonces es así": asumimos que algo es más probable a partir de una premisa que, en realidad, no predice nada (sesgo de representación).
"Si comparás, te conviene": esto representa juzgar una situación comparando con bases erróneas (sesgo de anclaje). Un ejemplo es asumir que el precio de un producto es conveniente por estar ofertado con un supuesto descuento, sin tener en cuenta la relación con otros productos similares.
Un acrónimo muy utilizado en el mundo empresarial para recordar características que debe tener un objetivo es "smart" (inteligente en inglés). Véase letra por letra esta palabra:
-S (specific), específico: lo más concreto posible.
-M, medible: establecer criterios para verificar si estamos cumpliendo con nuestro objetivo, o nos estamos desviando de él.
-A, alcanzable: pensar si tenemos las habilidades y/o conocimientos necesarios para al menos iniciar. Si llegar involucra a varias personas, se trata de evaluar el armado del equipo necesario.
-R, realistas: estar al alcance de nuestras posibilidades actuales a medida de que avancemos podremos plantear objetivos más elevados, paso a paso.
-T, tiempo: establecer un plazo dentro del cual intentar cumplir el objetivo.
Conocer las partes de una bicicleta, saber cómo se utilizan y cuidarlas no garantiza el éxito al momento de usarla, pero sí garantiza más oportunidades. Lo mismo sucede con nuestro cerebro.
Claro que además de la práctica necesaria y las caídas inevitables, siempre estarán las infinitas particularidades de los caminos que partimos, los que podemos elegir y los que debemos enfrentar. Hay eventos que inevitablemente modifican esos caminos, y la habilidad para adaptarse al cambio de forma individual y como especie es un logro.
Una especie tiene más probabilidades de sobrevivir si coopera y trabaja en equipo. Nuestras neuronas premian con un baño de dopamina, que genera sonrisa, cosquilleo y orgullo al alcanzar nuestros objetivos; pero también, cuando otros los alcanzan gracias a nuestra ayuda.
Dr. Hugo D. Valderrama
Médico neurólogo - Máster en Neurociencias (Mat. 5010)
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