Guillermo Dozo
Juan Carlos N., un joven padre, terminó con su matrimonio hace algunos años. Desde entonces perdió el contacto con su hija que ahora ya tiene seis años a partir de falsas denuncias que restringían el acercamiento (hasta una sobre un presunto abuso, que terminó archivada). Lo único que quiere es poder recuperar el contacto con la nena.

Guillermo Dozo
gdozo@ellitoral.com
Juan Carlos se acercó hace años a la redacción de El Litoral para poder contar su historia. Dolido y angustiado por la cantidad de cosas que derrumbaron su vida normal desde que no pudo ver más a su hija, hizo todo lo posible para lograr entablar una relación normal dentro de los límites de que una separación impone. Pero esto fue mucho más allá.
Hoy, Juan Carlos apenas “sabe” que su hija va al colegio y logró saber a cuál. Mientras brinda una dura lucha en los tribunales para librarse de restricciones de acercamiento y hasta de una denuncia de abuso, no decae en su ánimo para -en algún momento- recuperar la relación con su hija.
Luego de varias diálogos, Juan Carlos se acercó hasta la redacción de El Litoral junto a su abogada Analía Vega Magnago para exponer su situación y para interesar a quienes tienen que resolver el caso, a que lo hagan.
Tras la separación entre Juan Carlos y Romina luego de algunos meses de una aceptable “armonía” sobrevino la disputa por la tenencia de la menor. Así comenzaron las denuncias por supuestas amenazas y las restricciones de las que Juan Carlos acumula casi un centenar. La situación era cada vez más compleja y, según relata Juan Carlos, la violencia era padecida por él cada vez que la familia podía descargarse contra él o contra su medio de trabajo, su automóvil que usaba como remisero.
La Dra. Vega Magnago relata que “a esta señora Romina L. si le faltaba otro argumento para un impedimento de contacto era realizar una denuncia de abuso sexual. En una audiencia para acordar el régimen de visita, la abogada de la señora R.L. saca un informe hecho por una psicóloga F., que trabaja en el Poder Judicial, que la asistía anteriormente a la niña cuando ellos estaban en pareja. Cuando exhibe ese informe yo me enojo muchísimo y le digo que con ese tipo de delitos no tiene que jugar a cuándo lo tiene que presentar sino que cuando un hecho es cierto, es real y está avalado con una profesional, debe automáticamente presentarlo”.
Recuerda que “el juez trata de poner un poco de calma en la situación. Mi enojo estaba fundado en que no estoy defendiendo a una persona que cometió un delito. En ese momento se retiran con el informe y al ver que no iban a poder suspender el régimen de visita solamente de palabra, lo presentan dentro del expediente y el juez ordena la investigación penal de este delito que lo acreditaban mediante la presentación de un informe psicológico. Avanzamos sobre la causa penal, se realiza la cámara Gesell con resultado negativo puesto que no existen pruebas fundantes y esto termina a fines del año pasado con el archivo de la causa penal. Cuando termina la causa penal nos presentamos en el Juzgado para poder revincularnos”.
“Le limpió la cola”
Remarcó que “actualmente no podemos vincularnos porque no están apartando a la psicóloga del tratamiento, que es la misma profesional que denunció un abuso y es la misma que dice que no puede revincularse porque la niña siente temores. Temores inducidos a la niña por la misma psicóloga que le indujo en su momento una situación de contenido sexual, porque ella fue la que introdujo en la causa. En la cámara Gesell la niña fue muy clara y dijo que sólo se trataba de que el papá le había limpiado la cola, en un baño, cuando fue a hacer “popó”. Por eso ahora estamos pidiendo tanto en el MPA como en la Justicia de Familia, el apartamiento de esta profesional psicóloga, a quien, a su vez, denunciamos por falso testimonio. Porque imputó a partir de supuestos y de indicios de familiares que la niña podría haber sufrido un abuso. Ahora, acredita temores de la niña hacia el padre”.
Sostiene la abogada que el juez de Familia, Fabio Della Siega, cuando tuvo todos los elementos para revincular que es el archivo de una actuación penal sobre el supuesto abuso sexual ordenó que le realizaran una terapia de conducción para revincular. No ordenó que siguiera el tratamiento para sacarle temores. Sin embargo, la psicóloga sigue presentando informes en donde lo único que dice es “no queremos contacto con el padre”. ¿Basado en qué hoy? en temores; ¿basado en qué antes? En una denuncia de abuso sexual. La dilación de la situación, con un padre que quiere estar presente y que no son muchos los que encontramos en familia, me parece que se está convirtiendo en una aberración jurídica en todos los sentidos.
Por otra parte, recordó que “en la parte Penal, Juan Carlos hizo una denuncia por la falsa denuncia y de falso testimonio de la psicóloga. Al ver que no recibía ningún impulso se habló con el fiscal regional, se presentaron unas notas y el regional ordenó que las tomara el mismo fiscal que está investigando la cuestión del impedimento de contacto. ¿qué es lo que nos pasa con el fiscal? La otra parte se presenta con su abogada diciendo que sí quieren hacer una vinculación, que sí quieren mantener un contacto, que sí están de acuerdo, pero lo que escriben con la mano, lo borran con el codo. Porque mientras que le dicen que sí a la vinculación ante el fiscal, concurren al mismo tiempo al Juzgado de Familia y presentan un certificado de esa psicóloga -que está ejerciendo una función hacia la niña porque la está induciendo a decir que tiene temores- para decir “no le den el contacto”. Es un juego muy peligroso que, en el medio, lo único que hay, es un daño a la menor”.
Falso testimonio
La abogada Vega Magnago remarcó que la psicóloga está denunciada por falso testimonio “porque cuando el fiscal Roberto Apuyán la cita para que dé las investigaciones concretas, cuáles fueron las técnicas utilizadas para llegar a un posible abuso sexual cometido a una menor por tres personas. Cuando llegó a esa situación frente al fiscal dijo que, en realidad, era la abuela que le había dicho que la nena tenía pesadillas y que la madre me dijo que la nena no dormía bien y, a partir de esos dichos, dedujo un delito de contenido sexual. Y además imputó como responsables al abuelo, al papá y a una novia de Juan Carlos”.
“Castigo para el padre presente”
“Éste es un castigo para el padre presente. Éste es un ejemplo para aquellos padres que quieren estar al lado de sus hijos. Hay un mensaje: van a tener que luchar y mucho. Porque si bien entiendo que estamos peleando por los derechos de las mujeres, también tenemos que ser iguales. Y ser iguales es permitirle al padre que pueda ejercer la función que tiene que ejercer, de no impedir el contacto. En este caso, hay que valorar que todos los días se acerca al Juzgado de Familia, o al MPA para acercar un escrito para poder revincularse con su hija. Y da mucha impotencia tener que decirle: “Mirá Juan Carlos, vamos a pasar otro cumpleaños más; otra Navidad más; otro Año Nuevo más” y “no poder ni el más mínimo contacto con su hija”.




