El bautismo de la "Saeta Millonaria"

Di Stéfano es distinguido como un verdadero prócer del fútbol, uno de los mejores cinco jugadores de todos los tiempos, pero mucho antes de su plenitud fue un muchacho de grandes condiciones que brillaba en las divisiones menores de River y que una tarde de hace 75 años debutó en la Primera División.

Hacía 11 días que Di Stéfano había cumplido 19 años y apenas uno antes había afrontado una prueba que de inmediato lo impulsó a la galería de los pichones de cracks.

El domingo 15 de julio de 1945, en el Gasómetro de Avenida La Plata entre Inclán y Las Casas, River cayó 2-1 ante un muy buen Huracán que terminaría el campeonato en el quinto puesto, pero pese a esa caída se coronó dos puntos por delante de Boca y cinco de Independiente.

Nacido el 4 de julio de 1926 en el barrio porteño de Barracas y formado en el Club Social y Deportivo Unión Progresista, Di Stéfano jugó sólo un partido en el campeonato del 45 y a comienzos del 46 fue cedido a préstamo a Huracán, donde debutó el 21 de abril y al poco tiempo hizo dos goles en un 3-1 ante Estudiantes de La Plata. En el equipo de Parque Patricios anotó diez tantos en 25 presentaciones.

En 1947 volvió a River y ya para sustituir al notable Adolfo Pedernera y cumplir una travesía excepcional, que constó de 27 anotaciones en 30 encuentros y extender una cresta de la ola, tanto con la camiseta de la banda roja cuanto la albiceleste de la Selección, hasta entrado el 48.

Con el representativo nacional, en el 47 destacó en el campeón del Sudamericano de Guayaquil, Ecuador, con seis goles en otras tantas presencias.Desde la huelga del 48 hasta el denominado “éxodo del 49”, Di Stéfano se mantuvo en un nivel que osciló entre bueno y muy bueno que incluyó una página ciertamente curiosa hacia finales de julio de ese año cuando obligado a sustituir a Amadeo Carrizo ocupó el arco de River durante 33 minutos y resultó imbatido por Boca.

En River anotó un total de 49 goles en 66 partidos, hasta que un 1949 fue tentado por una exorbitante oferta de Millonarios de Bogotá y su carrera daría un considerable salto de calidad.

Más allá de la modestia de la incipiente liga colombiana, el “Ballet Azul” que compartió con otros notorios futbolistas argentinos, como el arquero Julio Cozzi, el mediocampista Néstor “Pipo” Rossi y los también delanteros Antonio Báez y Adolfo Pedernera, representó para Di Stéfano la definitiva plataforma hacia las altas cumbres del fútbol mundial.

En el contexto de un extraordinario ciclo con cuatro títulos en la Dimayor, Millonarios fue invitado a un torneo celebratorio de los 50 años del Real Madrid y en el cotejo decisivo “La Saeta Rubia” devino el punto más alto de una goleada de 4-2 que los medios periodísticos españoles poco menos que calificaron de humillante.

De hecho, uno de sus rivales de aquel día y luego su compañero en el club “Merengue”, Miguel Muñoz, recordó que Di Stéfano “nos regateó como a banderines en un campo de entrenamiento”.

La historia que escribió en el Real Madrid es de las más notables del deporte propiamente dicho: presidente honorario del poderoso club español, y escalón número 17 entre los principales goleadores de la historia del fútbol profesional, con 373 anotaciones en 521 encuentros y un altísimo promedio de 0.72.

Una tarde de hace 75 años, en el corazón de Boedo, Huracán ganó con dos goles de Juan Carlos Salvini a un River cuyo tanto lo hizo el puntero derecho Alberto Gallo y en el centro del ataque rubricó sus raudas arremetidas el mismísimo “Di”, Alfredo Di Stéfano, miembro insigne de la mesa grande de Diego Maradona, Lionel Messi y sigan las firmas.