Luego de girar con “El día fuera del tiempo”, la banda rosarina propone un formato íntimo, con canciones menos usuales en su repertorio habitual. El show será en Tribus Club de Arte, y estarán acompañados por sus paisanos de Fluido. El Litoral conversó con el cantante Pablo Pino sobre este formato y sobre el presente de este grupo histórico.
Cielo Razzo regresa a Tribus Club de Arte (República de Siria 3572) el sábado 15 de noviembre a las 21, con su show “Canciones de cerca”. En él, presentan un repertorio especial de canciones menos transitadas, fuera del repertorio “tribunero”, y con un clima de intimidad, sin resignar la identidad rockera. Como banda invitada estará la también rosarina Fluido. Las entradas están a la venta en boletería de la sala y a través de Ticketway.
En diálogo con El Litoral, el cantante Pablo Pino habló de este formato y del cambio de ciclo para el grupo.
Nuevo formato
-¿Cómo nació la idea de “Canciones de cerca”, este concepto más íntimo?
-Lo que siempre pasa es esa cuestión de lista: qué es lo que hacemos; hemos hablado muchas veces y creo haberte dicho que hacemos muchos shows muy tribuneros. Y me parece que este va por el otro lado, todo lo contrario: este show es más buscando un poco el lado B, lado C, se podría decir.
Todavía nos tenemos que sentar a ver exactamente, porque tenemos un puñado ahí de cosas que nos tenemos que poner a discutir. Pero la idea es tratar de hacer canciones que tocamos prácticamente nunca o poco; que tengan un plano más íntimo también, que sean más tranqui. No quiere decir que sea un show de lentos: es un show de canciones midtempo nada más; va a haber rock roll y ese tipo de musicalidad.
Pero buscamos tener otro formato, y este formato y ese tipo de canciones nos llevan a una atmósfera que es distinta a lo que estuvimos haciendo ahora: presentando “El día fuera del tiempo”, tocando las canciones que todos están esperando, que ya sabemos que las esperan. Acá va por el lado de canciones que a lo mejor cuando las toquemos sorprendan. Que digan: “Ah, mira qué carajo: tocaron esa”.
-Una banda con tantos años, con tantos discos, tiene un montón de canciones que quedan guardadas en los cajones; que hay público que las escuchó y público que las redescubre ahora.
-Sí, creo que va a pasar eso. Hay muchas canciones que la gente capaz que ni las escuchó en vivo, pero las escuchó en algún disco. Y después, quizás (todo es quizás), haya canciones inéditas, que la hemos tocado muy poco. Eso también es un poco la idea: primero renovar el espectáculo; tener un espectáculo B, que es este. Porque también es un formato: la formación es la misma, pero va a tener otra movida adentro.
Tampoco quiero spoilear todo, pero va un poco por jugar un poco con los tesoritos escondidos que tenemos; que sabemos que va a haber gente que lo va a apreciar mucho.
-¿Cómo es la charla interna para decir, “Che, esta tendría que estar; no, acordate de aquella”.
-La charla va a pasar por ahí. Este espectáculo lo hicimos acá en Rosario nada más; y ahora vamos a tocar en Santa Fe y en La Trastienda (Caba), que son espacios que dan para este tipo de show.
-Ahora estamos discutiendo cuál tema nos parece apropiado para el asunto. Si vos me preguntás a mí, tengo canciones que estaría buenísimo hacer; si hablás con el Nano (Fernando Aime) te va a plantear que hay otras canciones. Pero las discusiones están dadas sobre las canciones que son lados B; de ahí a que las podamos tocar todas, no creo que pase. Pero tenemos montones de canciones lados B, canciones inéditas y canciones que las hemos tocado en algún momento y después no las tocamos nunca más. La discusión pasa por ahí: a ver quién mete su candidato, y si va después al ballotage (risas).
Rosarinos
-En esta fecha los va a acompañar Fluido. ¿Qué significa compartir el escenario con ellos y cómo se vive esta camaradería entre bandas rosarinas con trayectoria?
-Con los Fluido siempre la mejor: tenemos una buena relación hace mucho, y justo se dio la posibilidad; los pibes también tienen con Santa Fe un acercamiento grande. Entonces los llamamos su momento: “Bueno, está dado para que se sumen”.
Y acá en Rosario la camaradería que tenemos con las bandas es de hace mucho, sigue fluyendo eso, porque seguimos encontrándonos y teniendo nuestro acercamiento. Contento de poder tocar con los pibes, la verdad.
-Hace poco cerraron la gira de “El día fuera del tiempo” en el en el Bioceres Arena. ¿Cómo fue esa experiencia y qué significó darle ese broche en Rosario, en casa?
-El Bioceres es un lugar muy amplio: fue otra experiencia alucinante que tuvimos la suerte de tener nuevamente. Nosotros lo contamos como que era un cierre de gira; en realidad, era más bien un cierre mental, lo tomé de esa manera: “Cerramos el año acá, con este lugar, jugando un poco con el color del disco”. Jugando con esa cuestión emotiva de lo que fue todo el año.
Más allá de la coyuntura social y política que estamos viviendo, para nosotros fue un buen año: laburamos mucho, salimos de vuelta a tocar por lugares donde no habíamos tocado. Entonces, emocionalmente fue un poco cerrar la situación esta del disco y ya posicionarnos en lo próximo, empezar a trabajar lo próximo.
Todo eso es una especie de chip que nos tenemos que poner para empezar a laburar, a cranear lo que va a venir. Una buena manera para cranear eso es empezar a despedir lo que tenemos ahora presente. A despedir de alguna manera, porque es relativo: no es que no lo vamos a tocar más el disco, que no vamos a tocar más desde ahora hasta que saquemos el disco. Era una cuestión más bien un poco de condicionarnos como laburantes de la música y decir: “Bueno, hasta acá llegamos, de ahora en adelante vamos a empezar a laburar con lo próximo”.
Buscar el disco
-Después de una gira tan intensa, de este show tan fuerte. ¿En qué momento creativo está Cielo Razzo hoy?
-Se podría decir reorganizando las tropas para empezar a laburar. Por mi parte estoy muy entusiasmado; sé que los pibes también, pero todos tenemos maneras distintas de llevar adelante el entusiasmo. Lo que se habla en la sala es tratar de generar nuevos espacios, o recomponer espacios donde nosotros normalmente laburábamos, que es nuestra sala. Recomponer espacios literalmente: armar una sala para tener máquinas ahí, para empezar a trabajar, para poder invitar a colaboradores que se sumen a esto. Me parece que es importante abrir un poco el espectro de colaboración.
Siempre compusimos a la vieja usanza: yo compongo mi casa, el Pájaro (Diego Almirón) compone en su casa, los pibes componen en su casa; llevamos las canciones y ahí arranca todo el juego. Lo que se está previendo o pergeñando es tratar de ser un poco más consciente sobre eso; decir: “Tenemos que ir en búsqueda de ese álbum, de ese disco y vamos a hacerlo de esta manera”. Comprando una máquina nueva, remodelando una habitación para que sea el lugar donde editemos, donde escribamos, donde podamos pasar más tiempo para laburar.
Algo más conscientes de lo que ha sido en otras instancias, en que hemos ido armando el disco un poco más libres. En esta ocasión estamos hablando que estaría bueno tener una conciencia de trabajo: ir a buscar el disco, no que el disco aparezca. Esa es la diferencia: ir a buscarlo, ir a empezar a meter melodías, empezar a sentarnos nuevamente entre nosotros para ver de qué vamos a hablar, qué queremos decir, qué queremos contar en este próximo disco.
Para eso necesitamos una especie de estructura mental de decir: “Arrancamos: hagamos la habitación esta que necesitamos, cambiemos la alfombra que necesitamos, llamemos a tal o cual persona; echemos... (risas)”. No vamos a echar a nadie; sí empezar a mover y a ponerle conciencia al trabajo ese que se viene, que va a ser el año que viene.