Hace exactamente dos siglos, el 10 de agosto de 1825, llegó al puerto de Buenos Aires la primera colonia escocesa organizada en territorio argentino.
En 1825 arribó la primera colonia escocesa al país. Su cultura sigue viva en tradiciones, instituciones y comunidades activas. El Litoral dialogó con una santafesina que recuerda la historia de sus antepasados con gran emoción.

Hace exactamente dos siglos, el 10 de agosto de 1825, llegó al puerto de Buenos Aires la primera colonia escocesa organizada en territorio argentino.
Provenientes de Edimburgo, 430 inmigrantes se asentaron en Santa Catalina (hoy parte de Llavallol, Buenos Aires), marcando el inicio de una relación histórica entre Escocia y Argentina que perdura hasta hoy en múltiples aspectos sociales, culturales y educativos.
Impulsados por la difícil situación económica de la posguerra napoleónica y la promesa de tierras fértiles en el sur del mundo, cientos de escoceses aceptaron la propuesta del cónsul argentino en Londres, John Parish Robertson. La travesía los llevó en el barco Symmetry hasta Buenos Aires, y luego en carretas hasta su destino final: Santa Catalina.
La colonia fue un intento organizado de poblamiento y desarrollo agrícola en la incipiente república. Aunque muchos enfrentaron dificultades y parte de la colonia se disolvió, otros escoceses se integraron exitosamente a la vida social y económica del país.
Elsa Myrtha Wilkinson es descendiente de aquellos inmigrantes que llegaron al país en el Symmetry y dialogó con El Litoral sobre esta emocionante hazaña que fue transmitida de generación en generación.
"Mi abuelo, Adolfo Wilkinson, llegó a Buenos Aires y posteriormente a Santa Fe donde se asentó y formó su familia", afirmó Elsa.
A diferencia de otras oleadas inmigratorias masivas, la escocesa fue más reducida pero con fuerte impacto cualitativo. Se destacaron en áreas como la educación (con la fundación de escuelas bilingües y religiosas), la medicina, el comercio y las ciencias agrarias.
Según la historia de vida que Elsa comentó, en la provincia su abuelo en tuvo campos y trabajó en el ferrocarril. Además peleó junto a Bartolomé Mitre en las distintas guerras que lideró el procer.
"En una de las mudanzas que realizó, le robaron el traje de escocés y el sable mitreño. Fue algo muy triste", se lamentó.
En la actualidad existen diversas familias escoceas en Santa Fe pero no han conformado una comunidad, como sí lo han hecho en otras provincias del país.
Existen varias instituciones mantienen vivas las raíces escocesas en Argentina. La Asociación Escocesa de Buenos Aires, fundada en 1885, promueve la cultura celta mediante danzas típicas, música de gaitas, celebraciones del “Burns Night” y eventos deportivos como los Highland Games.
Además, escuelas como el St. Andrew’s Scots School, fundada en 1838, continúan el legado educativo. También existen templos presbiterianos activos, clubes sociales y hasta whisky artesanal producido por descendientes escoceses.
En el marco del bicentenario, se realizan actos conmemorativos, muestras históricas y publicaciones que rescatan el aporte escocés a la identidad nacional. Desde las tierras fértiles de Llavallol hasta las gaitas que suenan en actos cívicos, la presencia escocesa no solo persiste: se resignifica como parte del crisol argentino.
A 200 años de aquella llegada, la comunidad escocesa en Argentina no es solo una referencia al pasado: es una tradición viva que continúa aportando al presente. En un país construido sobre la base de múltiples inmigraciones, el legado escocés es un capítulo tan singular como relevante en la historia nacional.




